miércoles, 9 de mayo de 2007

Cuando la prensa se convierte en chongo


La prensa es la más noble de las profesiones, y el más vil de los oficios. Frase recontra “refrito”, palabra que en el argot periodístico significa que es algo que ya se sabe. Que ya se conoce.

Hablemos de la segunda parte de la frase, “la más vil de los oficios”. Se convierte en esto la prensa cuando un periodista se enfrenta a riesgos a cambio de una buena labor, en la búsqueda de la información, y en la publicación veraz de la misma, aún a costa de los peligros del poder económico y político, que muchas veces ha querido acallar a la prensa independiente, como ha ocurrido muchas veces en el Perú, siendo lo último en la época de Alberto Fujimori.

Pero también se vuelve el más vil de los oficios cuando, en una defensa equivocada de la libertad de prensa, se incurren en excesos lamentables, que lindan con el escándalo y lo chabacano, lo cursi, lo que embrutece al pueblo. Esto es lo que ocurre con el programa de televisión de Magaly Medina, quien a diario nos muestra la podredumbre y lo más estupidizante que pueda haber en la farándula, como pleitos sin importancia entre vedettes, futbolistas o artistas que fuman o toman, entre otros. Muchas veces, sus “urracas” se han valido de métodos como el esconderse, que hasta cierto punto es válido, para poder sacar una grabación o una imagen comprometedora.

Pero lo ocurrido con Gisela Valcárcel (quien no es santa de mi devoción) traspasa los límites del respeto y la cordura. No justificamos para nada la actitud de Gisela, es censurable su reacción y casi agresión al fotógrafo que la estaba acosando. Pero tampoco avalamos la falta de respeto en que incurrió, insistiendo en obtener fotografías cuando la aludida ya no quiere.

El periodista debe hacer su máximo esfuerzo en obtener la información. Eso es lo que le da de comer. Sin información, no se vende. Pero si su fuente de información se niega, entra a tallar el derecho al respeto a la libertad de no expresión de la fuente. Porque la libertad de expresión es derecho también a no expresarse.

Todo lo contrario de esto es lo que practica la supuesta “prensa” que hace Magaly. Y cree que tiene toda la razón, con derecho a insultar y menospreciar el trabajo de otros colegas. Se cree la perfecta, la que nadie le puede decir nada. Y transmite esa misma idea a sus dirigidos: por eso se comportan como se comportaron con la nada carismática Gisela. U otros perseguidos por sus cámaras, sean de televisión para su programa o de foto para su revista.

Ella cree que su reinado no tendrá fin, que es todopoderosa en la televisión, pero como dijera el gran Héctor Lavoe, todo tiene su final. Nada dura para siempre.

Ya cayó Laura Bozzo, buena noticia. Sólo falta que caiga la urraca para que se limpie por fin la televisión del país.

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