jueves, 26 de abril de 2007

No se preocupe, señor Humala


El alicaído líder del alicaído Partido Nacionalista, Ollanta Humala, ha anunciado que parlamentarios de su bancada viajarán a los Estados Unidos, para “impedir” que se suscriba el Tratado de Libre Comercio con el país del norte, y solicitar que se prorrogue el ATPDEA. Esto luego del retorno del presidente Alan García del mismo lugar, para promover lo contrario: que se logre el TLC.

Alan García viajó a los Estados Unidos por cumplir, presionado por esa derecha (con la cual ha pactado claramente) para que haga lobby sobre este asunto, pues los intereses de la derecha son más económicos que políticos: tienen muchos vínculos con empresas norteamericanas que, naturalmente, se beneficiarán con el TLC. Ha ido de mala gana, pues más quiere hacer juego político que confirmar un importante acuerdo comercial, puesto que con esta actitud, le hace guiños a la derecha para tener un buen soporte gubernamentales en la interna nuestra.

Sin embargo, el periplo realizado por Alan en los “yunaites” no va servir de nada. Porque en este momento, los políticos norteamericanos (entre ellos varios parlamentarios) están preparándose con todo para la próxima campaña electoral del 2008, en la que se elegirá un nuevo presidente y nuevos integrantes de la Cámara de Representantes (algo parecido a los diputados). Ese es el tema fundamental para la política yanqui. El TLC con Perú quedará a un lado, por más lobby que realice el gobierno peruano.

Y de otro lado, las exigencias de los parlamentarios demócratas (hoy mayoría en el Capitolio, gran dolor de cabeza para el invasor Bush) de mejorar las condiciones laborales en la parte peruana, no se están tomando en cuenta aquí. Y no se tomarán: el gobierno no está asumiendo una defensa plena de los derechos de los trabajadores. En ese sentido, los demócratas no apoyarán la ratificación del TLC.

Por último, los demócratas le harán la vida imposible a Bush en su último año de gobierno. Y no sólo con el tema de Irak, en el cual exigen la retirada de las tropas yanquis del Medio Oriente. El TLC es todo un impulso de Bush para mantener el dominio (aunque sea económico) de América Latina. Y los demócratas no lo permitirán, no tanto porque nos quieran mucho, sino para que se diga que el proyecto de Bush fracasó.

Estas razones hacen suponer que no se firmará el TLC. El viaje de la bancada nacionalista es inútil. Además, si no pueden elaborar bien sus propuestas en el Congreso peruano, menos podrán convencer a sus colegas yanquis.

Por eso, no es necesario que viajen sus congresistas, señor Humala. El TLC no se firmará. Más bien, es mejor que se dedique a rearmar su partido, que parece desaparecido del mapa político.

martes, 24 de abril de 2007

Meche guarda pan para mayo (¿o julio?)


Mercedes Cabanillas ha vuelto a marcar su posición. Sus últimas declaraciones, respaldando última la decisión del Congreso, Poder del Estado que preside, de interpelar al presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, por el caso del irregular nombramiento de Alberto Pandolfi, ex premier fujimorista; y pidiendo al presidente Alan García que tenga “tranquilidad” en su viaje a los Estados Unidos, demuestran esta actitud.

Definitivamente, estas manifestaciones de Cabanillas no caen en saco roto. Tienen una intencionalidad clara: lograr una buena ubicación dentro del espectro político.

En primer lugar, le deja un claro mensaje al titular del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, al manifestar que la interpelación es un derecho del Congreso, y que el APRA ejerció ese derecho, cuando fue oposición en otros gobiernos.

Primero, confirma que continúa la pugna por la hegemonía y el liderazgo en el Partido Aprista. Si bien es cierto Del Castillo salió bien parado de su presentación ante el Parlamento por el caso Pandolfi, no ha quedado de la misma forma en la interna aprista. Incluso días atrás, Cabanillas afirmó que le causó “una sorpresa desagradable” este hecho. Y no se incluyó ella sola, sino que agregó que dentro del APRA se tuvo la misma sensación (Lo cual es cierto, pues muchos quedaron solitarios peleando contra el régimen de Fujimori, mentor de Pandolfi). Con esto, la titular del Poder Legislativo pone en claro su posición y su deslinde con el fujimorismo, lo cual no ha sido manifestado de la misma forma por el Ejecutivo.

Además, le mandó un mensaje al mismísimo presidente Alan García, a quien le dijo por medio de la prensa que “viaje tranquilo” a los Estados Unidos para ver lo del Tratado de Libre Comercio con el país del norte. García había dicho que no era posible que se interpele nuevamente a Del Castillo justo cuando viajaba a la tierra del Tío Sam para ver el asunto del acuerdo comercial. Cabanillas también criticó el reciente pedido de facultades del Ejecutivo para legislar contra la delincuencia y el terrorismo. Son pruebas claras de su independencia dentro del partido que fundara Haya de la Torre.

Luego, al respaldar la decisión del Congreso, intenta ganar réditos políticos ante sus colegas parlamentarios de oposición. Pese a que ha afirmado en varias ocasiones que no postulará a la reelección para seguir presidiendo el Legislativo, lo cierto que esta actitud, junto con otras defensas del fuero parlamentario, como la aprobación de la eliminación de la renta básica de telefonía, por ejemplo, hace que tenga hasta el momento pocas críticas de parte de los congresistas de otras tiendas políticas. En su desempeño en este puesto, Cabanillas no ha generado muchos anticuerpos (salvo el incidente con Martín Pérez), y de no darse inconvenientes, puede que en julio sea ratificada en el cargo.

Por último, la imagen del Congreso, deteriorada en la época de Alejandro Toledo, se ha visto mejorada, lo cual es un mérito (en cierta forma) de Cabanillas. Ante los escándalos ocurridos, como la parranda en Brasil y lo más reciente, de la contratación irregular por la congresista Elsa Canchaya a una de sus empleadas del hogar, el Congreso presidido por Cabanillas ha procedido a investigar y sancionar.

Al parecer, a Cabanillas le ha sentado bien estar en la presidencia del Congreso. Desde allí, puede desempeñar un papel independiente, no estando tan atada de manos como Del Castillo en el premierato. De paso, está ganando puntos en la disputa por el liderazgo del partido, en miras a definir quien será el candidato (o candidata) de la estrella en el 2011.

miércoles, 18 de abril de 2007

Los dirigentes del fútbol… igual que los políticos


No sólo los políticos se dedican a mentir, estafar, transar, y acordar pactos infames y vergonzosos. Siempre creímos que esta especie era la única que se involucraba en este tipo de actos. Sin embargo, los dirigentes del fútbol peruano nos acaban de demostrar que los políticos no están solos en sus cochinadas.

El 17 de Abril de 2007 debe ser recordado como el día de la vergüenza del fútbol nacional. No por una escandalosa goleada que haya recibido la selección o uno de nuestros clubes, o las clásicas derrotas de local. Fue el día en que se demostró que a aquellos que dirigen los clubes o la Federación Peruana de Fútbol se zurran en las reglas de juego y en la opinión de la afición.

Primer acto. Los que estén de acuerdo con la Resolución 006 de la FPF, que determina amnistiar al Sport Áncash y devolverlo a la categoría mayor; y colocar al José Gálvez en Primera División, levanten la mano.

Alianza Atlético y Cienciano votaron a favor. Obvio: sus titulares, Lander Alemán y Juvenal Silva, son aliados del indeseable Manuel Burga, autor intelectual de la resolución. Sport Áncash votó a favor, naturalmente, por medio de su presidente delegado José Mallqui. Total Clean y Municipal también, ante la promesa que les hiciera Burga para que este año no haya baja (¿Acaso Burga puede manejar el fútbol como si fuera su chacra? ¡Respete las bases por favor!) Lo más sorprendente es el apoyo de Universitario. Seis votos a favor.

En contra: Sport Boys, San Martín, Cristal, Bolognesi, y Alianza Lima. Los dos primeros con coherencia, pues siempre se opusieron al delfinoburguismo que maneja el fútbol desde 1992. El “Bolo” y el equipo de la cerveza se le voltearon a la FPF hace tiempo. Alianza Lima, más interesada en conseguir votos para su titular, que pretende ahora dirigir la Federación. Cinco en contra.

Abstención de Melgar de Arequipa. No sabemos por qué.

Se consuma el atropello de las bases y reglas del campeonato de fútbol, versión 2007. O sea, la Comisión de Justicia sanciona una cosa (descenso del Áncash), y la FPF le importa un pito lo que dictamine. Aunque la resolución sea mala.

Segundo acto. Renuncia del despreciable general Velásquez Giacarini como presidente de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP). Los que acepten la renuncia, favor de levantar la mano.

Aquí Cienciano vuelve a apoyar a la cúpula, pues el despreciable general es sobón de Burga y Cía. Sport Áncash también lo respalda, lo mismo que el Total Clean. Universitario vuelve a sorprender con su apoyo. ¿Habrán elegido bien los socios de la institución crema? ¿El remedio Pinasco peor que la enfermedad González? Cuatro votos a favor de Velásquez Giacarini.

En contra: Otra vez Boys, San Martín, Cristal y Bolognesi. Esta vez Melgar y Municipal, de actitud criticable en lo relatado líneas atrás, le dan la espalda al general. Seis en contra. Todo está consumado, general.

Alianza Atlético no vota. Curiosamente, su delegado, Lander Alemán, tuvo que salir de urgencia (¿?). Alianza Lima se abstiene.

Resumen de la obra: La Federación se ensucia otra vez en la voluntad de la ADFP. Y los clubes se agachan ante esa realidad, bueno pues, qué se puede hacer. Lo único bueno es que se va Velásquez Giacarini, un personaje nefasto en la historia del fútbol peruano.

La raíz de todos los males viene por la propia confección de las bases del campeonato. Cuando Gálvez hace el reclamo por la inscripción de jugadores amateurs de parte del Áncash, el año pasado, el campeonato ya había acabado. Ese tipo de reclamos normalmente se deben atender en pleno campeonato, no después de las definiciones. Se debió resolver antes, y el Boys – Gálvez que definió el descenso nunca se habría jugado.

La misma resolución de la Comisión de Justicia de la ADFP, que decidía volver a Gálvez a Primera en pleno campeonato y descender al Áncash, también fue un tremendo disparate. Terminado el campeonato (¡y con otro comenzado encima!), no se deben admitir reclamos anteriores, ya son cosa juzgada. Pero aquí se hace al revés. ¿Y quienes hicieron estas reglas? Los dirigentes del fútbol: los de la Federación, y los de los clubes también. Los mismos que transan y arreglan entre ellos, con tal de mantenerse en el poder.

lunes, 16 de abril de 2007

Meche y Ollanta pasaron piola

El escándalo de la irregular designación del ex premier fujimorista Alberto Pandolfi, como jefe del Preven, de parte del actual titular del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, causó tantas tormentas en la superficie política, que hizo que dos hechos importantes pasaran completamente desapercibidos, tanto para la prensa como para la opinión pública nacional.

Como primer hecho, tenemos la queja de la presidenta del Congreso, Mercedes Cabanillas, quien denunció una campaña en su contra en la que la acusaban de lesbianismo. Un hecho que apareció chiquito en páginas escondidas de algunos diarios de circulación nacional, la propia Meche lo agrandó como si fuera importante.

En primer lugar, quien menos anticuerpos tiene ante la población, que incluso la respalda con un abrumador 60 %, según una encuesta publicada la primera semana de abril, e incluso entre sus propios colegas parlamentarios, que la respeta, sale a declarar cosas de esta naturaleza. Y en el caso de que así hubiera sido, la campaña sería porque está administrando mal el puesto que el pueblo le dio.

Sin embargo, no. Mercedes Cabanillas ha demostrado hasta el momento su buen manejo político para conducir el Congreso, institución que hasta hace un año estaba completamente desprestigiada. Se ha encargado de mejorar su imagen, tratando de concertar con las otras tiendas políticas.

De otro lado, doña Meche, más correa por favor. Al viejo líder aprista Víctor Raúl Haya De la Torre, sus enemigos políticos siempre lo acusaron de homosexual durante toda su trayectoria. Sin embargo, Haya nunca se molestó en responder a estas afirmaciones, y se dedicó siempre a poner temas políticos sobre el tapete. Usted debería aprender de su maestro, que siempre restó importancia a los chismes. Aunque claro, eran épocas en las que la chismografía no estaba tan institucionalizada como ahora.

Por su parte, no podía quedarse atrás el que fácilmente sería, en estos momentos, Presidente del Perú, si no fuera por su familia y la contracampaña que le hicieron, además de la influencia del mandatario venezolano Hugo Chávez de que nunca pudo deslindar. Ollanta Humala volvió a la palestra, pero de una forma que acentúa aún más su desdibujamiento de la política. Promovió una marcha a la frontera con Chile, con el objetivo de hacer sentir al país vecino la incomodidad por el tema de los límites marítimos, que Torre Tagle espera solucionarlos en la Corte Internacional de La Haya.

Esta movilización pudo haber provocado escaramuzas con el vecino país del sur. Felizmente, el Gobierno peruano destacó a un grupo especial de la Policía Nacional que impidió el cruce desafiante de estos chauvinistas de la frontera con Chile. No pasó de mayores, y terminó como lo que era, una payasada. Ni siquiera el mismo Ollanta estuvo en la movilización que convocó, debido a que tenía impedimento de salir de Lima por el juicio que afronta por el tema de Madre Mía.

En el Perú, pasar piola significa estar desapercibido, no ser visto por la gente. Eso sucedió con Ollanta y Meche. Menos mal por ellos, y agradezcan a Jorge Del Castillo su metida de pata. En condiciones normales, hubieran hecho el ridículo.

sábado, 14 de abril de 2007

Garrido Lecca debe renunciar


La reciente denuncia de los pagos del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, a diarios vinculados con el fuji-montesinisimo para promocionar las “buenas obras” que realiza este sector del Estado a favor de la población en estos tabloides, pone nuevamente en el “Ojo de la Tormenta” al régimen aprista en su segunda versión.

Y es que luego de los escándalos de las irregularidades en las adquisiciones de patrulleros y ambulancias, y impasse superado (hasta el momento) por el titular del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, sobre el tema de la designación en un puesto público del ex premier fujimorista Alberto Pandolfi, parecía que se acaban las tormentas para el gobierno. Sin embargo, otra vez el Poder Ejecutivo vuelve a la palestra (de manera negativa) por las pésimas decisiones tomadas desde los ministerios.

En primer lugar, este hecho es muy parecido a aquellas prácticas del gobierno de Alberto Fujimori, cuando se compraban las portadas de los diarios denominados “chicha” (felizmente en decadencia en estos tiempos), para hacer creer a la población que todo marchaba bien. Da que pensar, puesto que un régimen de un partido democrático como el APRA no debería caer en estas contradicciones, y al parecer están tomando un poco del “estilacho” fujimorista, como lo comentara en algunas de sus columnas Augusto Álvarez Rodrich.

Otra cuestión más es que no es la primera vez que se cometen errores tremendos en el sector Vivienda. Recordemos el famoso nombramiento del controvertido Carlos Arana como director del programa “Agua para todos”. Se demostró que Arana está muy vinculado al personaje más siniestro del primer régimen aprista, Agustín Mantilla, además de otras perlitas que nunca aclaró. Recordemos el famoso vídeo donde se dirige a algunos compañeros, defendiendo a capa y espada a Mantilla.

Todo esto es suficiente escándalo. El ministro Hernán Garrido Lecca le debe una explicación al país por este tema de los pagos a los diarios, que es una cereza más en la torta. No pedimos que se le censure, sino que por dignidad debe renunciar a su puesto. Como creador de dibujos animados en el cine y jefe de campaña electoral está muy bien. Pero como ministro no la hizo.

El presidente Alan García ya debe tomar cartas en el asunto. Si no renuncia Garrido Lecca, no lo debe respaldar. Es hora de cambios urgentes en el gabinete ministerial, y no debe esperar hasta el 28 de julio, porque ya que se comienza a sentir una sensación de ingobernabilidad, pues varios de los ministros (como Garrido Lecca) no están a la altura de este puesto, y de lo que exige el país a sus políticos: eficiencia y honestidad.

viernes, 13 de abril de 2007

Salió airoso


La presentación del presidente del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, ante el Pleno del Congreso, para explicar los porqués del nombramiento del inhabilitado ex premier fujimorista Alberto Pandolfi como jefe del Preven, fue una verdadera “pichanga” para el titular de la PCM. Haciendo gala de su experiencia en política, y contando con los autogoles que se metió la propia oposición, logró sacar adelante uno de los escollos más duros de su trayectoria.

Pero Del Castillo ya había ganado el partido antes de jugarlo. Apenas se supo del caso Pandolfi, en vez de esconderse de la prensa, dio la cara. En sus declaraciones, sostuvo siempre que fue “un error político”, y agregó que lo reconocía. Además, aseguró que inmediatamente se enteró del nombramiento, procedió a anularlo. Y se anticipó a la interpelación del Congreso, anunciando que visitaría el primer poder del Estado para hablar del asunto. Primeras piezas movidas en el tablero.

Su bancada también se movió. El “defensista” del APRA, Mauricio Mulder aseguró que si Del Castillo llegaba a ser censurado por la oposición, el presidente Alan García podía disolver el Parlamento, amparado en el artículo 134 de la Constitución. Acción temeraria, pero que no se iba a hacer realidad: Mulder solo le metía miedo a la oposición para que cuiden sus puestos en el Legislativo.

La oposición se demoró en promover la interpelación, puesto que Del Castillo ya había anunciado que se presentaría en el Congreso. Tuvo como voceros a las personas menos indicadas. Víctor Andrés García Belaúnde no es una buena carta como abanderado de este sector político. Otros salieron con los crespos hechos, pues el escudero aprista de los ’90 acotó que las congresistas Rosa Venegas y Marisol Espinoza, también nacionalistas, aparecían junto a Pandolfi, cuando este inspeccionaba en Piura el impacto del fenómeno del Niño, en fotografías difundidas en varios medios.

Desde su escaño como congresista (y no ese el púlpito donde se ubican los interpelados) Del Castillo recordó que durante los diez años del fujimorismo, lo combatió con energía, y que muchos de los que ahora critican a este sector político, en esa época no estaban. Argumento suficiente para poner en contradicción a la oposición. Por último, los desafió a promover la moción de censura, lo cual al final no hicieron.

El premier ha salido airoso de esta difícil prueba, gracias a su “cancha” en la política”. Fácilmente pudo haber sido censurado: El APRA no tiene mayoría en el Congreso; el fujimorismo pudo haberse “volteado” ante las críticas del popular “Jorgito” hacia la corrupción del régimen de Alberto Fujimori; en Unidad Nacional algunos podrían haberse alineado con la oposición radical. Esto sin contar con los votos seguros de Alianza Parlamentaria y el nacionalismo.

Pero el Gobierno no puede cantar victoria. No debe meterse en más líos, porque la noche se le puede venir: si bien es cierto la oposición en el Congreso no funciona, ya hay algunos conflictos sociales que debe resolver de inmediato. Y revisar sus “alianzas”. El asunto de Pandolfi le ha traído muchos dolores de cabeza.

Por su parte, la oposición debe buscar ponerse de acuerdo, puesto que pese a su coincidencia de ser contrarios al APRA, sus diferencias están en los niveles de radicalidad de las diferentes bancadas que la conforman. Una oposición más constituida ya hubiera puesto en jaque al actual gobierno. Y buscar mejores voceros le haría muy bien.

jueves, 12 de abril de 2007

¿Y dónde está Unidad Nacional?



Ha pasado casi un año de la derrota electoral de la alianza Unidad Nacional en su segundo intento por alcanzar la presidencia de la República, de la mano de Lourdes Flores Nano, quien pretendía convertirse en la primera presidenta mujer del Perú. Tras haber figurado en un supuesto primer lugar en las encuestas de intención de voto durante la campaña pasada (“las encuestadoras mienten, y saben que mienten”), quedó nuevamente en tercer lugar, desplazada nuevamente de la segunda vuelta por ese astuto animal político llamado Alan García (no es insulto, es una expresión aristotélica).

Desde esa caída, muy sentida en los sectores más conservadores, Unidad Nacional ya no aparece en la palestra política. Es cierto que tiene 17 representantes en el Congreso, pero su acción política es muy limitada. Y muy dividida, sobre todo. No se nota que se pongan de acuerdo en un solo tema, como la disciplinada Célula Parlamentaria Aprista, o sin ir muy lejos, la bancada del Partido Nacionalista.

Pero dividida no en el sentido de que haya roces o disputas internas. Más bien que nunca votan en bloque. Esta falta de coherencia explica que no sean vistos por la población con una posición clara sobre ciertos temas.

Lo demostraron durante el gobierno de Alejandro Toledo. Nunca se supo realmente si era oposición. Exceptuando a Hildebrando Tapia, congresista por Junín que se caracterizara por sus constantes críticas a Toledo, el resto de la bancada nunca cuestionó al régimen de la chalana; incluso apoyaron varias medidas, de tipo económico en su gran mayoría.

Con estos antecedentes llegaron a la contienda electoral. En cierta manera, pesaron a la hora de la definición, puesto que Unidad Nacional no fue percibida como una fuerte oposición al impopular Alejandro Toledo. Además de ello, su discurso neoliberal y su falta de compromiso con los cambios sociales en el país influyeron en la derrota final de Lourdes. Sin olvidar los errores de la eterna candidata.

Alianza Parlamentaria se define como un bloque de oposición al gobierno: Acción Popular es contrario al APRA por naturaleza, y Perú Posible quiere vengarse de la oposición que le hizo Alan García cuando la chalana estuvo en el poder. Ni qué hablar de los nacionalistas, aunque UPP también se muestra ambiguo por momentos. El fujimorismo parece oficialista. Pero Unidad Nacional, nada que ver.

Lourdes Alcorta apoya la pena de muerte. Raúl Castro se muestra contrario (¡y ambos son del PPC!). Guido Lombardi toma la iniciativa para promover que se cumplan algunas recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación; no toda su bancada lo apoya. Promueven oposición al régimen aprista (solo de boca), pero a la hora de expresar su confianza a Jorge Del Castillo, lo apoyan.

Ahora último, no se ponen de acuerdo para promover una interpelación al mismo Del Castillo por el nombramiento irregular de Alberto Pandolfi como jefe del Preven. Finalmente, han preferido no apoyar la interpelación y sólo escuchar al primer ministro.

Si aún existe Unidad Nacional, es por que el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, le sigue brindando su apoyo, con su agrupación Solidaridad Nacional. De lo contrario, no podría sobrevivir.

¿A qué juega Unidad Nacional? ¿Cuál es el papel que juega en la política peruana? ¿Es oposición, es pro oficialista? ¿Qué es? Si no define su rol, que no lloren en el 2011 si es que por tercera vez no logran alcanzar el poder.

miércoles, 11 de abril de 2007

La mentira como costumbre

Ya no es patrimonio solamente de los políticos. Se ha demostrado que la mentira también puede darse en otro tipo de actividades. Muchas personas que no se dedican a la política también actúan así; ha quedado demostrado en el último mes en nuestro país.

Nuestro gran escritor Alfredo Bryce Echenique incurrió en plagio en sus artículos de opinión, y mintió negando lo evidente. Encima le echó la culpa a su secretaria, como si la pobre señorita fuera causante de que este hombre tenga debilidad por el alcohol. Es evidente que Bryce es adicto a este líquido que poco a poco, va destruyendo las neuronas. Por esta razón, suponemos que cuando trabajaba en su computadora estaba en ese estado en el cual uno delira (nunca he pasado por esto, felizmente). Por eso los benditos plagios.

El año pasado ya había sido denunciado por Herbert Morote, quien dijo que Bryce había copiado un ensayo suyo sobre temas de educación. Inmediatamente, Bryce le salió al frente diciendo que no necesitaba copiar a nadie para ser famoso, y apeló a sus más de cuatro décadas como novelista. Este año, el embajador peruano Oswaldo de Rivero, autor de “El mito del desarrollo”, aseguró que el talentoso escritor peruano había copiado un artículo suyo y que lo había publicado íntegro en el diario El Comercio. Bryce reaccionó con el mentado echapelotas a su secretaria, y al final, terminó renunciando a escribir más columna en el decano de la prensa peruana.

Bryce es un extraordinario novelista y cuentista. Eso nadie lo discute. Pero como articulista no la hizo. Es mejor que siga escribiendo sus libros, pero que lo haga en buen estado. Y de paso, a ver si se somete a un tratamiento contra el alcohol, porque lo está perjudicando más de la cuenta.

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Otro caso de mentiras es el de Julio César Uribe, por segunda vez entrenador de la selección peruana de fútbol. Prometió mano dura para quienes cometan indisciplina en el equipo de todos. Prometió también que sólo declararía a la prensa en conferencias, y que no concedería entrevistas en exclusiva para ningún medio.

No cumplió con ninguna de sus promesas. Después de la derrota de la selección ante Japón por dos a cero en Tokio, se dieron versiones periodísticas de que Uribe y algunos de los jugadores estuvieron en una discoteca antes y después del partido. El entrenador negó todo, e incluso el presidente de la Comisión Sudáfrica 2010, Juvenal Silva (si es congresista, debería dedicarse solo a eso), anunció que si se comprobaban estas versiones, Uribe sería destituido.

Salió a la luz la verdad: varios peruanos que viven en el Japón aseguraron haber visto a Uribe en esta discoteca. Finalmente, “fútbol decente” admitió el hecho, pero que solo estuvo bebiendo una Inca Kola y que permaneció por 45 minutos en este lugar de diversión. Después salió a dar entrevistas en algunos diarios y en la misma televisión, incluso derramando lágrimas.

Uribe mintió dos veces: Dijo que no daría más entrevistas en exclusivo, y las dio. Negó haber estado en una discoteca, y estuvo allí. ¿Así quiere promover la ética y la decencia en el fútbol? ¿Con qué autoridad podrá ahora dirigir a sus seleccionados?

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La mentira se va convirtiendo en un hábito de los personajes públicos de varios ámbitos de nuestra sociedad. Los políticos ya no están solos. En la cultura y el deporte también está presente, lamentablemente.

martes, 10 de abril de 2007

¿Otro cinco de abril?


Luego de dos meses “negros” de escándalos en el gabinete ministerial, y el “papelón” que ha hecho Jorge Del Castillo con el nombramiento y posterior destitución de un personaje inhabilitado como es Alberto Pandolfi, se viene la primera acción seria y articulada de la oposición, luego de ocho meses y medio de no dar pie en bola: la interpelación y posible censura al gabinete. Como sabemos, si Del Castillo llega a ser censurado, todos los ministros que lo acompañan también saldrán de sus puestos.

Sin embargo, este escenario parece creado y calculado, y evidentemente que el autor intelectual de estos hechos podría ser nada más y nada menos que el mismo presidente Alan García.

Siendo conocido que uno de sus mayores defectos es su egocentrismo, y el querer estar siempre dentro de la escena es una característica muy suya, ha sabido proyectarse y ganarse un cierto respaldo de la población, gracias a manifiestos y medidas de corte mediático, tales como su propuesta de la pena de muerte para los violadores de menores de edad y terroristas, y la reducción de los sueldos de las autoridades (primero él y los congresistas, y luego los alcaldes).

Pero Alan sabe que esto no es suficiente. Tiene la necesidad de ser solamente él quien sea el protagonista. Por eso, dejó al Partido Aprista a su suerte en las elecciones regionales y municipales de noviembre pasado, para demostrarle a los compañeros que sin su presencia, el APRA no es nada.

Ahora lo ha hecho con Jorge Del Castillo. Olvidó que fue su heroico defensor durante diez años, y sopesó más el hecho de irlo opacando, al observarse una aceptable labor al frente de la PCM. Por ello, le ha sembrado estas bombas, y ha evitado tocar estos temas, haciendo parecer que el Jefe de Gabinete es el único responsable. ¿O acaso no sabía García del asunto de los patrulleros y las ambulancias adquiridas irregularmente, o del nombramiento de Pandolfi? ¿Por qué nombró a un político experimentado como Luis Alva Castro en Interior?

Esta situación la ha fabricado Alan García, en complicidad con otros actores (incluido Luis Giampietri). Está dentro de las posibilidades el hecho que Del Castillo resulte censurado. Este hecho puede generar una crisis política, pero al señor Presidente no le afectará. Nombrará otro gabinete luego, al que después pondrá contra las cuerdas, como lo está haciendo con el actual. Se producirá una situación parecida a la que vemos, y este gabinete otra vez será censurado, puesto que el APRA no tiene mayoría, y es posible que en aquellos momentos ya no cuente con el apoyo del fujimorismo y algunos sectores de Unidad Nacional.

Según la Constitución, cuando son censurados dos gabinetes de manera consecutiva, el Presidente está facultado para disolver el Congreso. Lo puede hacer. Y con gusto: La última encuesta le da a la actual titular del Legislativo, Mercedes Cabanillas, una aprobación del 66 %, superior a la de García, de 61 %. Es que en el APRA debe mandar García. Si no, no es nada.

Al parecer, esto es lo que busca el Presidente. Estemos atentos a cualquier intento de esta naturaleza.

PD: Señor Alan García: Las movidas políticas están bien para la época electoral, y en algunas situaciones dentro del gobierno, pero deje de buscar protagonismo de esas formas, poniéndole trabas a sus propios compañeros. Dedíquese a trabajar por el país, y por eliminar los inmensos bolsones de pobreza que existen: para eso fue elegido. Deje trabajar también a los que están trabajando bien. Basta ya.

lunes, 9 de abril de 2007

La gente tiene hambre


La última encuesta de CPI, la cual otorga al presidente Alan García un respaldo del 61,4 % de los entrevistados, indica que los últimos escándalos políticos ocurridos en torno al gabinete ministerial no han podido hacer mella en su aprobación.

Las irregulares compras de patrulleros para la Policía Nacional, que originaron la salida de Pilar Mazetti del Ministerio del Interior; otras adquisiciones de ambulancias para el sector Salud, donde el ministro Vallejos “salvó la cabeza”; la suspensión de la erradicación de cultivos de hoja de coca, emprendida por el titular de Agricultura, Juan José Salazar; hasta la reciente “metida de pata” realizada por el Presidente del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, al consentir la designación del ex premier fujimorista Alberto Pandolfi al frente del Preven, son hechos que fácilmente podrían haber hecho caer al mandatario en las encuestas, a estas alturas. Con los antecedentes que tiene Alan, eso podría ser algo normal.

Sin embargo, no ha sucedido así. García ha subido ligeramente desde la encuesta de fines de febrero, e incluso su margen de desaprobación (casi 30 %) se mantiene. Esto obedece a varios factores.

El primero, que es más razonable, es que la población no espera mucho de García; al contrario de lo que ocurrió con Alejandro Toledo, de quien el pueblo esperaba encabezara “el cambio”, y habían esperanzas enormes. En la primera falla, inmediatamente comenzó a volverse impopular, a tal punto que su aprobación anduvo mucho tiempo en una sola cifra.

En el caso de Alan, no. Cuando este pasó a la segunda vuelta con Ollanta Humala, en abril del año pasado, una buena parte de la población que rechazó siempre los radicalismos, se volcó a votar por el APRA de manera “resignada”, puesto que consideraban a Alan “el mal menor”. Digo resignada, porque como sabían que García iba a lograr la victoria, y que volvería a ser presidente, concluyeron que en caso de no hacer una buena gestión, eso ya estaba cantado. Por eso quizás, como no se le pide más al presidente, aún mantiene un nivel relativamente alto de aprobación.

Pero hay otro factor. García no ha descendido en su aprobación porque quizás a la gente no le interesan estos escándalos. Pese a la gran difusión y protagonismo de estas noticias en las primeras planas de los diarios, estos temas no han resultado de interés público.

Esto significa que la gente de a pie está más ocupada en otras cosas igual de importantes, que quizá no tocan los diarios (porque a sus dueños no les conviene) como es el avance de la economía en el país, la cual beneficia a unos pocos (entre los que están los dueños de los diarios), mientras que muchos no reciben ni una gota del famoso “chorreo” económico.

Es cierto que la corrupción debe ser combatida, y la población debería estar preocupada por eso también; pero la justicia social es lo que también espera la gente. Y con más necesidad. Entiéndanlo gobierno y medios de comunicación.

viernes, 6 de abril de 2007

El vía crucis de Del Castillo (¿el primero en caer?)


El nombramiento de Alberto Pandolfi, ex hombre fuerte del segundo régimen de Alberto Fujimori, como director del Programa de Reducción de Vulnerabilidades frente al Evento Recurrente de El Niño, dependencia de la Presidencia del Consejo de Ministros, le ha ocasionado más de un dolor de cabeza a su titular, Jorge Del Castillo. Le han caído bombas de todos los sectores, desde los opositores al régimen aprista, y hasta de su propio partido.

En el caso de los opositores, el“palo” le cayó por el lado de los medios de comunicación de clásica tendencia contraria al APRA, y también de los antifujimoristas. Recalcan que esto refuerza cada vez más la idea de que el gobierno está aliado con los sectores afines a Fujimori. En su defensa, Del Castillo ha tenido que salir al frente para anular dicho nombramiento, y reconocer que esto constituye “un error político”, convirtiéndose una vez más en bombero.

Sin embargo, dentro del gobierno también lo han “maleteado”. Primero apareció el congresista del APRA, Mauricio Mulder, quien salió a declarar que le parecía mal que un hombre como Pandolfi, que fuera titular de la PCM entre 1996 y 1999 en pleno régimen fujimorista, fuera nombrado en un cargo público. Mulder aprovechó el momento para resucitar un poco ante la opinión pública, para recuperar el crédito como uno de los líderes del Partido, ante su antagonista Del Castillo.

Del Castillo se defendió, revelando que Pandolfi fue nombrado para supervisar las acciones preventivas contra el fenómeno del Niño, a sugerencia del primer vicepresidente de la República, Luis Giampietri. El invitado del APRA (más de Alan García), aún metió más leña al fuego, cuando dijo que Pandolfi había tenido oficina y secretaria dentro de la PCM, hecho que Del Castillo tuvo que salir a desmentir inmediatamente.

Finalmente, para consolidar el vía crucis, apareció la presidenta del Congreso, Mercedes Cabanillas, a criticar este mismo hecho, al recordar (como lo hicieron todos los medios de comunicación) que Pandolfi estaba suspendido por diez años, desde 2003, para ejercer cargos en el Estado, en decisión tomada por el Congreso. Además, agregó que Del Castillo no podía desconocer los acuerdos del Poder Legislativo, y que por ello tenía que responder ante esta instancia del Estado.

Por último, apareció el presidente Alan García, dispuesto a bajarle la llanta a Del Castillo, prefiriendo siempre aparecer él como protagonista y opacar la labor de otros actores de su gobierno, y olvidando que el popular “Jorgito” lo blindó y defendió durante diez años. Alan también reconoció que fue un “error grave” lo ocurrido con Pandolfi, pero añadió que Del Castillo “se defiende solo”, dejándolo sin respaldo.

Todos aprovecharon para “crucificar” al premier, justo en semana santa. Parece que se hubieran puesto de acuerdo todos los rivales políticos del titular de la PCM para llevarlo al calvario. Giampietri y Mulder no le perdonan que haya dicho sí a las propuestas realizadas por aquellos que denominan “caviares”. Cabanillas aprovecha la tribuna que tiene como titular del Congreso para dejar en claro que quiere algo más que un liderazgo reconocido dentro del APRA. Y claro, naturalmente, Alan siempre quiere tener el protagonismo, y por eso busca opacar a quien fuera su acérrimo defensor en los ’90. Todos estos hechos, añadidos a lo ocurrido en los meses anteriores, están ocasionando el desgaste de Del Castillo al frente del gabinete ministerial.

Encima, la última encuesta de la Universidad de Lima lo pone por debajo de García, a quien aprueba el 61 % de los entrevistados, y Cabanillas, respaldada por el 66 %; Del Castillo apenas logra 44 % de aprobación a su labor. ¿Uno menos en la carrera hacia la candidatura presidencial aprista de 2011? Porque es un hecho que todos están peleando por esto. El tiempo dirá si el premier se recompone.

jueves, 5 de abril de 2007

Que nunca más se repita

El 5 de abril de 1992 sucedió un hecho inédito en la historia del Perú, al menos hasta ese momento: Un presidente pateaba el propio tablero en el cual había sido elegido, y en el que aún estaba jugando. Alberto Fujimori disolvió el Congreso de la República que lo debía acompañar hasta 1995, tal como había sido el acuerdo democrático de las elecciones generales de 1990. Es como si a la hora de la cena, uno patee la mesa en la que come con la familia porque no le gusta lo que prepararon.

Decimos inédito porque, durante toda la historia republicana, se habían dado muchos golpes de Estado: gobernantes que despojaban a otros de sus puestos, por medio de la violencia, y mandándolos a la cárcel o al exilio. Allí están los más recordados, como el de Odría a Bustamante en 1948, y el de Velasco a Belaúnde en 1968. Fueron deposiciones a antecesores que venían manejándose por cauces democráticos, pese a que las situaciones del país, en cada caso, no eran las mejores.

Sin embargo, Fujimori rompió el orden constitucional sin verse perjudicado. Inmediatamente consiguió el criticable respaldo de la OEA, así como el apoyo ciego de la población, cansada de la clase política que ya estaba desgastada desde la década anterior. Pasó de ser un presidente elegido democráticamente, a convertirse en autócrata. No quiso someterse a las reglas de juego establecidas en un acuerdo promovido por el pueblo en las elecciones para la Asamblea Constituyente de 1978, que produjo la Constitución de 1979. Quiso hacer las suyas propias para permanecer en el poder.

El resto es historia conocida: el Congreso Constituyente ¿Democrático?, electo en noviembre de 1992 y que promulgó la Carta de 1993. La reelección de Fujimori en 1995. El intento de aprobar una “interpretación” a la Constitución para ser reelecto nuevamente en el 2000. El fraude de aquel año, etc. Y otras cosas más por las que la justicia lo pide.

La pregunta es, ¿por qué ocurrió?

Fujimori aprovechó que los “políticos tradicionales”, como él denominaba a los que pertenecían a los partidos, ya tenían cierto descrédito ante la población. Por ello, con toda seguridad, asestó el golpe, pues sabía que su medida tendría respaldo mayoritario, como efectivamente lo tuvo.

Los partidos fallaron al país en el período previo. Acción Popular en el poder, en alianza con el Partido Popular Cristiano la primera mitad de la década de los ’80, dejaron al país en una grave crisis económica y social, luego de que fueran gobierno. La situación se agudizó al dejar el APRA el poder en 1990. La izquierda, pese a estar en la oposición durante toda esa década, no supo capitalizar los errores de sus rivales políticos, y su ambigüedad con la violencia terrorista también los arrastró al descrédito.

Todo esto construyó al monstruo Fujimori, quien se apoderó del Estado, destruyó la democracia, sepultó la idea de pertenecer a un partido y una ideología, y gobernó para los grandes grupos de poder económico. Fujimori fue un dictador, eso nadie lo duda; pero no nació ni se creó solo.

Es necesario aprender la lección. La Semana Santa es propicia para que los políticos de ahora reflexionen sobre su compromiso. Ahora que vivimos nuevos tiempos democráticos, inaugurados en 2000 con el gobierno de transición del recordado Valentín Paniagua, no sólo es responsabilidad del gobierno que estos continúen; es obvio que tienen que cumplir un buen papel. Las agrupaciones políticas (no podemos hablar de partidos, por ahora) que participan en el juego democrático como oposición también tienen una tarea. De lo contrario, surgirán nuevos Fujimori en el escenario político. Que no se repita nunca más un 5 de abril de 1992.

martes, 3 de abril de 2007

La desaparición de Olivera

Alan García vive tranquilo su segunda gestión. Si bien es cierto en los últimos meses su gobierno ha vivido algunos remezones, como los escándalos por las compras sobrevaloradas de movilidades para el Estado, y las desavenencias entre algunos ministros, todas estas cosas no lo inmutan para nada.

Esto se debe a que, si bien es cierto la oposición ha buscado hacer mella con estos hechos, esta es muy débil, y los manotazos que pueda darle al régimen no hacen mayor daño. Pese a que hay un buen sector de la población que rechaza a García Pérez (un 30 por ciento según las últimas encuestas), no hay síntomas de que este sector tenga favoritismo hacia alguien que pueda canalizar sus demandas y sus rechazos al APRA.

Si bien es cierto no tenía un respaldo mayoritario en el electorado, alguien que representaba una parte del clásico sector anti-aprista era Fernando Olivera. No fue el líder principal de la oposición en el primer gobierno de García, pero sí era reconocido como uno de sus principales representantes. Las acciones que tomaba contra el aprismo, no sólo en la primera gestión de Alan, sino en los años posteriores, era bien vista por ese sector duro, que siempre tuvo reticencias con los apristas.

Sus intervenciones buscando investigar cualquier irregularidad de parte del APRA, así como su lenguaje agresivo contra este partido, caló en una buena parte de esa población. Tanto así que luego de ser diputado entre 1985 y 1990, fundó el Frente Independiente Moralizador (FIM) fue reelegido durante varios años más. Presidió una comisión investigadora contra Alan García en aquel Congreso disuelto por el sátrapa Fujimori entre 1990-1992. Luego participó en el Congreso Constituyente Democrático (¿?) entre 1993-1995, haciendo una oposición moderada al fujimorismo, que radicalizó cuando fue electo congresista para el período 1995-2000.

Su labor como opositor le dio buenos réditos políticos. En el 2000, fue reelecto nuevamente para cinco años más, pero él mismo se encargó de obligar a Fujimori a acortar su período, cuando presentó, junto a los integrantes del FIM, el famoso vídeo Alberto Kouri – Montesinos, que propició la caída de la dictadura. Fujimori acortó su gestión a un año, junto con la del Congreso, para convocar a elecciones.

Allí comenzó el principio del fin de Olivera. Se presentó como candidato presidencial por el FIM, y parecía tener buena opción a inicios de 2001. La presencia de Alan García nuevamente en la escena política parecía acrecentar su caudal, puesto que siempre vivió de perseguirlo, pero su candidatura se diluyó, para quedar en cuarto lugar con más de nueve por ciento. Principio del fin porque, además de golpear a García, como era natural, también se la agarró con Alejandro Toledo, a quien incluso acusó de drogadicto; pero luego el FIM hizo alianza con su partido, Perú Posible, luego de que este lograra la victoria electoral. Ahí comenzó la caída.

Toledo tuvo una gestión tan desacertada, que esto arrastró a Olivera con todo. Pero el otrora opositor en regímenes anteriores también cometió errores. Fue primero ministro de Justicia y luego embajador en España, hechos que hicieron caer su imagen ante la opinión pública. Las agresiones de parte suya contra la prensa, haciendo callar a un periodista y tirándole un portazo a otra, mellaron más su imagen. Olivera comenzó a volverse antipático. La gota que derramó el vaso fue su persistencia en querer ser canciller, durando sólo tres horas, luego de que el entonces premier Carlos Ferrero renunciara para desautorizar esa designación de parte del también impopular Toledo.

La última aparición pública de Olivera fue en las elecciones generales del 2006. Primero quiso ser candidato presidencial, pero al ver que tenía poquísimas opciones, decidió ser cabeza de lista por el FIM al Congreso. Recibió la estocada final, al captar sólo el un por ciento de los votos, muriendo él y arrastrando a su partido, que no logró ningún escaño en el Congreso, desapareciendo (¿para siempre?) de la escena política. No tuvo la buena suerte de su ex socio Perú Posible, que logró apenas dos curules (algo es algo).

Desde allí, hasta ahora, no se ha vuelto escuchar nada de Olivera. Algunos dicen que está en España disfrutando del dinero que pudo juntar en estos años (recuerden que un congresista gana buen sueldo). Otros dicen que lo han visto por ahí, llorando su muerte política (o ¿suicidio?, pasó de opositor a “escudero”), en un bar de Lima. Quién sabe. Pero el más feliz de todo esto es García, quien ya no tiene en su zapato aquella piedra que lo molestaba. (Aunque puede surgir otra).

lunes, 2 de abril de 2007

Del Castillo marca distancia

Las inminentes y preocupantes coincidencias del partido de gobierno, el APRA, con la bancada fujimoristas, hacen parecer que definitivamente, existe una alianza entre estos. La última defensa de ambos grupos parlamentarios, con la venia de Unidad Nacional, al vicepresidente y congresista Luis Giampietri, para que no acuda a una citación judicial como testigo por el caso de La Cantuta, así lo demuestra.

En ese escenario, aparece el Presidente del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, “ninguneado” recientemente por el mandatario Alan García con el nombramiento de Luis Alva Castro como ministro del Interior, para “bajarle la llanta”. Del Castillo, esperando su oportunidad, olfateó que la población comienza a percibir que el gobierno está casado con el fujimorismo, para hacer algunas precisiones que buscan diferenciarlo de las actitudes “fujimoristas” del régimen de García.

Hace meses ya lo había demostrado con el nombramiento de la ex integrante de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), Sofía Macher, como presidenta del grupo de trabajo que verá el tema del Plan Integral de Reparaciones (PIR) a los afectados por la violencia terrorista de los ’80 y ’90. Los fujimoristas, unidos a Mauricio Mulder y Giampietri, consideraron que se nombraba a una “caviar” y criticaron la medida. Sin embargo, Del Castillo defendió su decisión, puesto que el PIR está en su competencia como titular de la PCM, y salió airoso de la polémica.

Luego de los acontecimientos de febrero, en los cuales se dice que Del Castillo habría presentado su renuncia, tomó un perfil bajo. Espero pacientemente la ocasión de desmarcarse de las coincidencias del aprismo con el fujimorismo, al que combatió tenazmente durante una década.

Cuando se publicó que en el juicio por extradición que se le sigue en Chile a Fujimori, éste había dicho que no sabía nada de los crímenes de lesa humanidad, y que la responsabilidad era solamente de las Fuerzas Armadas, Del Castillo asestó el primer golpe. “Fujimori es un desleal”, manifestó el premier, y le recomendó al ex presidente que asuma sus responsabilidades en las violaciones a los derechos humanos, y que no le eche la culpa a otros de lo que fue una política de Estado. Agregó que Fujimori “no tocó ni con el pétalo de una rosa” al siniestro Vladimiro Montesinos.

Luego del decreto presidencial de reducción de sueldos a los alcaldes provinciales y distritales, Alan García anunció que también se podría hacer esto con los presidentes regionales. Inmediatamente Del Castillo mostró su discrepancia, y negó que el gobierno tome otra medida de esa naturaleza.

Por último, Del Castillo se adelantó a García acerca del tema del 5 de abril, día en que se recuerda la disolución del Congreso de parte de Alberto Fujimori, al considerarlo como uno de los hechos más dramáticos que sufrió el país, y que esto no debe ocurrir “nunca más”. Además, recordó que vivió en carne propia el autogolpe de Fujimori, y que incluso intentaron matar a García, nuevamente presidente del Perú. Recién al día siguiente, García hizo declaraciones sobre el “autogolpe”.

Con estos hechos y frases, Del Castillo marca su propio perfil. Intenta distanciarse de la cercanía de sus compañeros del Congreso con el fujimorismo, y del mismo Alan García, quien pese a todo lo que le tocó pasar durante el régimen de Fujimori, demuestra ambigüedad ante este personaje. Con esto, recupera un poco del protagonismo político que Alan aún le quiere quitar.