lunes, 18 de mayo de 2009

Otra vez la selva

Cuando las aguas parecían haberse calmado hace varios meses (más precisamente desde agosto del año pasado) respecto a las relaciones del gobierno central con las comunidades indígenas amazónicas, el conflicto entre ambos renació.

El gobierno ha insistido con la aplicación de ciertos decretos, los cuales se dieron cuando el Congreso le dio 18 meses de facultades extraordinarias, en los que nuevamente pretende hacer privatizaciones de los recursos naturales existentes en el departamento de Loreto.

Esto puso nuevamente en pie de guerra a las comunidades, que han anunciado por medio de uno de sus principales dirigentes, Alberto Pizango, que se levantarán en insurgencia civil, pese al diálogo que ofreció el primer ministro Yehude Simon. Al final, han dado marcha atrás, al observar que sus medidas serían vistas como radicales.

Este conflicto ha sido originado por el gobierno, en su afán por privatizar los recursos naturales. Aunque el presidente Alan García haya negado que no tiene ningún compromiso con transnacionales, lo cierto es que quienes se beneficiarían con estas decisiones políticas sería el sector privado. Como siempre ha ocurrido.

Por eso es que el asunto es observado con desconfianza por los indígenas amazónicos. Porque en la historia de nuestro país, las privatizaciones y las concesiones siempre han sido favorables a las empresas privadas. El Estado sólo ha recibido migajas, y los pobladores, mucho menos que eso. Además de la represión del Estado por presiones de los empresarios.

Lo mejor es que el gobierno dé marcha atrás. No vale la pena comprarse otro pleito. El Perú ya no es el de las épocas de Odría y Prado, cuando ocurrían estas cosas y la sociedad civil no decía nada. Ahora hay una sociedad empoderada que va castigar este tipo de medidas, sea con protestas o con el voto popular el 2011.

En vez de eso, debería preocuparse por mitigar los efectos de la crisis económica internacional, los cuales de a pocos se están sintiendo con el alza de precios de algunos productos de primera necesidad, que han pasado desapercibidos por lo mediática que ha sido la gripe porcina.

Y sería bueno que el Congreso se ponga otra vez los pantalones, como en agosto, cuando derogó los decretos que en esa oportunidad causaron la ira de la Amazonía peruana.

lunes, 11 de mayo de 2009

Nadine, Ollanta y sus malas juntas

En el artículo anterior mencionábamos que el asunto de los pagos que recibía Nadine Heredia, esposa del líder nacionalista Ollanta Humala, era un tema completamente privado y que, quien tendría la autoridad para pedir cuentas sería el empleador de ésta.

Incluso pensamos que el hecho de que el entorno de un candidato presidencial deba mostrarse como “impecable”, nos parece una moralina hipócrita de quienes lo piden.

Empero, sí existe un gran problema con respecto a que es evidente el vínculo del Partido Nacionalista con el presidente venezolano Hugo Chávez, quien no contento con la autocracia que ha implantado en su país, y en algunos otros (con sus matices), parece estar obsesionado con el Perú.

Chávez no promueve la unidad latinoamericana. Más bien lo que hace es imponer un proyecto político a como dé lugar. Quien no está con él, es su enemigo.

Y lo hace por medio de los “petrodólares” con los que financia campañas. No sólo en época electoral: parece estar tomando sus previsiones para el 2011. Es claro que, con el caso Nadine, las relaciones entre Ollanta Humala y el autócrata del Caribe siguen vivas.

Esto nos da a entender que si Humala llegara al poder, se podrían instalar los mismos procesos que se dan en países como Ecuador y Venezuela: un personaje que llega al poder, instala una asamblea constituyente, la cual crea una nueva Carta Magna para “refundar la nación”, y con ese nuevo marco legal, postulan a una reelección, que es permitida indefinidamente. Chávez ya ha dado el ejemplo en ese sentido. Después, a controlar los otros poderes del Estado, los cuales perderían su independencia; destruyéndose las instituciones.

Aquí ya hemos vivido ese proceso: la década de Fujimori. La diferencia es que él entró con un marco legal, y lo interrumpió con el golpe del 5 de abril de 1992 para instalar sus propias reglas de juego. Y luego llegaron las reelecciones y toda la historia que conocemos, con la instalación de un modelo social injusto, hechos de corrupción y violaciones a los derechos humanos.

Si Humala realmente quiere entrar al juego democrático en el país, debería deslindar claramente con Chávez. Pues de lo contrario, daría a entender que pretende seguir el camino de Chávez, quien dice establecer la justicia social (la cual no vemos) en su país, y para eso hipoteca la democracia. Es bueno recordar que tanto el Parlamento Europeo y la Organización de Estados Americanos (tímidamente ésta última) ya han manifestado su preocupación por la situación de los derechos civiles y políticos en Venezuela, ante la que el mandamás caribeño ha respondido con bravatas.

Quien aspira a liderar el país, no sólo debe demostrar decencia en sus actos, sino respeto pleno por las instituciones democráticas del país y el deslinde claro con aquellos que en América Latina no practican esto. Y demostrar que se puede instalar un gobierno de justicia social dentro del marco democrático, con relaciones por igual (sin alianzas ni arrodillamientos) con Estados Unidos y Venezuela. Como la República Oriental del Uruguay, por ejemplo.

jueves, 7 de mayo de 2009

El billete de Nadine y la otorongada

Debo decir que no soy simpatizante del partido político de Ollanta Humala. Porque no creo en las nacionalizaciones. Y mucho menos en otro tipo de intervenciones a lo Velasco. Sí creo que debe haber un cambio de las estructuras sociales de nuestro país, y a lo mejor coincido con el comandante en ese sentido. Pero, en la forma de hacerlo, tenemos discrepancias.

Sin embargo, estas diferencias no quieren decir que deba hacerle cargamontón a Humala por cualquier tontería, como el que está haciendo cierto sector de la prensa con el asunto del dinero que cobraba su esposa, la comunicadora y socióloga Nadine Heredia, como ¿columnista? de un diario venezolano.

Se le reclama a Nadine Heredia el hecho de que haya cobrado sin haber escrito en este diario. Pero quienes tendrían absoluto derecho a reclamarle serían los que financian la publicación. Es como que a mí me paguen para hacer una consultoría, y yo no presente el informe de la misma. Mi empleador tendría legítimas razones para pedirme explicaciones.

Los y las periodistas están equivocados al pedirle cuentas a Nadine Heredia por este asunto. Si el dinero fuera proveniente de nuestro fisco, entonces sí habría que demandar un esclarecimiento, como en el caso de los y las congresistas, quienes en una “otorongada” más, estuvieron cobrando vales por gasolina, que sí tienen que ver con las arcas estatales.

En el caso de la esposa de Humala no es así. Este dinero que recibía la señora Nadine proviene de fondos privados. Vale decir, son fondos de otras personas ajenas al Estado peruano.

Esto también demuestra también mucha hipocresía. ¿O van a salir a decir los señores Mariátegui y Du Bois, que tienen un sueldo austero por ser directores de sus diarios? Y tampoco pueden decir lo mismo algunos congresistas apristas, varios de ellos involucrados en el escándalo de los vales de gasolina.

La mejor forma de demostrar que una propuesta política con la que uno discrepa, está equivocada, es por medio de las ideas, y de las denuncias justificadas. Como esta nueva “otorongada”, en la que también están envueltos algunos parlamentarios del Partido Nacionalista (como Abugattás y Supa), que sí merece una explicación seria a la ciudadanía.

martes, 5 de mayo de 2009

El injusto "maleteo" al ministro Ugarte

Es realmente patético ver como los medios de información la han emprendido contra el ministro de Salud, Óscar Ugarte, acerca de lo que dijo (o no dijo) sobre la presunta llegada de la gripe porcina a nuestro país.

Como se recuerda, Ugarte anunció que una ciudadana argentina, Alejandrina Coche, ue desembarcada en nuestro país de emergencia de un vuelo que venía desde Panamá, por ser un posible primer caso del virus en el Perú. Sin embargo, Santiago Pedraglio (que volvió a Perú 21), señala que el ministro sólo manifestó que “era probable” que esta persona tuviera el virus, y que el Gobierno “actuaría como si así fuera”. Esta declaración fue respaldada por Manuel Peña, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OMS), quien calificó ese caso como “sólo muy probable”.

Sin embargo, los medios prefirieron anunciar que el virus ya había llegado al Perú, generando un pánico en la población, y poniendo palabras que el ministro Ugarte nunca dijo. Pero todo tiene sus razones.

Quienes hemos leído un poco más sobre la historia política peruana de los últimos 30 años, sabemos quien ha sido Óscar Ugarte. Entre 1984 y 1989, fue regidor metropolitano de Lima por Izquierda Unida. En los ’90 se dedicó a trabajar el tema de Salud desde organizaciones de la sociedad civil. Durante casi todo el 2002 se desempeñó como viceministro del mismo sector que ahora encabeza. Y además, es el “número dos” del Partido Humanista, del premier Yehude Simon.

Estos antecedentes para nada lo descalifican, pero quizás a muchos deprime el pasado izquierdista de Ugarte. Entonces, salen a criticarlo ante cualquier pequeñez como esta, aunque hay que mencionar que más bien fue tergiversación de los medios. Allí está la columna de Fritz Du Bois, (que casi ha convertido a Perú 21 en un medio fujimorista, con sus Oliver Stark y Ricardo Vásquez Kunze), y el diario Correo del incorregible Aldo Mariátegui.

Los mismos críticos de Ugarte callaron en todos los idiomas cuando ocurrían los accidentes de carreteras durante la gestión de Verónica Zavala cuando fue ministra de Transportes y Comunicaciones, por ejemplo. En vez de pedir su renuncia o cuestionar su trabajo, sólo pedían a la ciudadanía que se educe en materia vial.

Es evidente que la señorita era una tecnócrata de derecha. Quizás esa filiación ideológica (o pragmática) hace que se sea más benigno con algunos, y con otros más duro.

No conozco al señor Ugarte. Pero desde que llegó al ministerio de Salud, las cosas no están tan caóticas. Comparada con las gestiones de Hernán Garrido Lecca (cercano al "faenón") y Carlos Vallejos, va un poco mejor. Logró poner fin a la huelga médica, que ya llevaba varios meses, y que se había complicado en los últimos meses de gestión de Garrido Lecca.

Además, hay que recordar que apenas llegado al ministerio, Ugarte denunció a los ladrones que se llevaron en varias cajas una valiosa documentación. Está claro que no se sabe qué pasó después con estos sujetos, y también es clarísimo que hay muchos problemas de atención en los hospitales (aunque esto no es responsabilidad total de su gestión).

El asunto está en eliminar la corrupción y mejorar los servicios de los centros de salud. Eso sí se lo debemos exigir al ministro Ugarte, y no hacerle un cargamontón por lo que supuestamente dijo o no dijo.