lunes, 28 de junio de 2010

Perú: el otro mundial que nos estamos perdiendo

Mientras los amantes del fútbol en el Perú nos deleitamos con los goles de Higuaín y Luiz Fabiano, la contundencia de Klose y las apariciones de Arjen Robben, también parece que olvidamos que no sólo la pelota es redonda. El mundo en que vivimos también lo es, y tiene problemas más difíciles que los que deben enfrentar ciertos defensores ante la habilidad y eficacia de los futbolistas anteriormente descritos.

En ese mismo mundo está inmerso el Perú. Aquí suceden cosas que nos deberían preocupar.

Lo primero es que, cuando terminan los primeros tiempos de los partidos del Campeonato del Mundo, el gobierno publicita sus "obras" por medio de spots publicitarios que rezan: "En el mundial contra la pobreza, el Perú avanza", y en los mismos aparece el presidente Alan García colocándole un chullo a la Copa del Mundo (que estuvo de paso hace unos meses por aquí).

Esto es criticable porque en primer lugar, se trata un uso desmesurado de los fondos públicos para publicidad estatal, la misma que García prometió reducir a la mitad en su primer mensaje a la nación, allá por el 2006. No sabemos cuánto se gasta allí; pero es obvio que la televisión cobra sumas cuantiosas por colocar spots. Y más si es una transmisión masiva como la Copa del Mundo.

Además, el presidente no puede con su genio y se muestra con el trofeo más deseado por cualquier futbolista del mundo, en un acto egocéntrico y egolátrico. García no pierde la ocasión de exhibirse y aparecer en cuanta foto o vídeo sea preciso. Una muestra más que primero es él, segundo es él, y tercero, es él.

Sin embargo, en los últimos días ha ocurrido algo que ha pasado desapercibido en los principales medios de comunicación. Se trata de otra acción del Poder Ejecutivo (personificado, claro está, en García), que ha preferido no promulgar la Ley de Consulta a los pueblos indígenas, aprobada hace un mes por el Congreso de la República. García ha argumentado que no podía permitir que las comunidades indígenas "detuvieran el desarrollo económico que beneficiaría a todos los peruanos".

Este gesto revela soberbia y desprecio de parte de Alan García hacia los indígenas. A esto se agrega que al presidente, cuando le conviene, sí se ampara en los tratados internacionales (TLC con EE.UU) que el Perú ha firmado; pero en otras situaciones, no le importa que la nueva norma esté en consonancia con otros que el Estado peruano ha suscrito, como el Convenio 169 de la OIT, que defiende los derechos de los indígenas a ser consultados en caso que se quiera invertir en las tierras.

Parece que al actual gobierno no le importa atropellar los derechos de las comunidades nativas, de los pueblos originarios. Y generar conflictos que deriven en desgracias como la ocurrida en Bagua el año pasado, en la que murieron 34 peruanos.

La selección peruana de fútbol no está presente en la Copa del Mundo hace 28 años. Y terminó última en la eliminatoria para el mundial de Sudáfrica, que hoy observamos por TV. Está bien ver el mundial y disfrutar grandes jugadas de los mejores futbolistas del orbe, pero no debemos olvidar que, en la eliminatoria para derrotar a la exclusión y la pobreza, estamos casi en la misma situación. Y quizás hasta peor.

lunes, 7 de junio de 2010

Lori Berenson y las viejas pitucas

Un grupo de vecinos de Miraflores ha mostrado su indignación debido a que la recientemente liberada (ex) terrorista Lori Berenson decidió fijar su residencia en este distrito. Sostienen que es una amenaza para la tranquilidad de su barrio, y están pidiendo al gobierno que busque otro domicilio. Muchas personas se preguntan si esta misma gente que protesta por este hecho, tendría la misma actitud si es que la señora Berenson hubiera decidido trasladarse a otros lugares más modestos, como Comas, San Juan de Lurigancho o Villa El Salvador.

Está claro que no la hubieran tenido. Ni les importaría. Los antecedentes tienen peso. Durante todo el período de la violencia política en nuestro país, toda nuestra Lima (con Miraflores a la cabeza) fue indiferente a lo que sucedía en el interior, en zonas como Ayacucho o la denominada "ceja de selva". Los aniquilamientos selectivos y el fuego cruzado entre el Ejército y los movimientos subversivos, hechos que se vivieron con mucha intensidad en los Andes, fueron cosas que no se vivieron en la capital, aunque no dejaban de causar terror los apagones y los cochebombas.

Pese a ello, Lima nunca se interesó por la violencia atroz que se vivía en provincias. Hasta que ocurrió lo del atentado en la calle Tarata (fue triste lo que sucedió, recordar las imágenes de ese suceso es horrible), precisamente en Miraflores, para que la capital voltee sus ojos. Este fue un pretexto para agarrarse del lamentable suceso, y erigirse como "bastión" de la lucha contra la subversión. Cuando el verdadero bastión, personalmente, es Ayacucho con sus rondas campesinas.

Por eso es que esta actitud de demandar linchamiento y venganza, cual jauría o turba, es sumamente hipócrita. Debemos recordar que en Miraflores está con detención domiciliaria uno de los protagonistas del "faenón": nada menos que Alberto Quimper, alias "don Bieto". Ya hace casi dos años que este señor está detenido en su casa, y nadie en este barrio dijo algo, ni mostró su indignación de la misma manera por su presencia. Pero la corrupción es acaso tan generalizada en el Perú, que parece no indignarnos.

Esta gente no sólo muestra su cultura de la jauría y la turba, sino también su ignorancia, personificada en su alcalde, Manuel Masías, quien dijo que Berenson tenía que ver con lo que ocurrió en Tarata, cuando este suceso fue responsabilidad de Sendero Luminoso. Y otro detalle: Este atentado ocurrió en 1992. Berenson llegó al Perú en 1994 para colaborar con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). Y algunas vecinas diciendo que "esa mujer no va cambiar, porque la ideología ya está en sus genes". Como si la ideología se transmitiera sexualmente. Con ese criterio, Aldo Mariátegui sería marxista como su célebre abuelo.

Por último, la señora Berenson cumplió su condena de acuerdo a ley. Y está con libertad condicionada (ojo), hay cosas que ella no podrá hacer; de lo contrario volverá a prisión. Pero parece que la gente que se supone, es más civilizada y educada, no comprende eso, y se comporta como bárbara y troglodita.

Todo esto es muestra de que aún existen temores y viejas heridas que aún no cierran, y que la sociedad peruana está muy lejos de la reconciliación, debido a que ciertos sectores no lo desean así.