lunes, 7 de febrero de 2011

Toledo: la nueva piñata

Las campañas electorales en nuestro país parecen haberse convertido en fiestas infantiles. Además de haber los payasos de siempre, que quieren llegar al Congreso, tenemos algunas exponentes que podrían hacer de animadoras infantiles. Al final de la fiesta, no debe faltar la piñata, que es golpeada por todos los niños para encontrar los dulces que hay dentro de ella.

En nuestra política también encontramos "piñatas", pero no para sacarles el dulce, sino para sacarles la michi, con el objetivo de bajarlo y evitar que llegue al poder. Así ha ocurrido desde siempre en el Perú, pero ha sido más evidente esta práctica en los últimos cinco años.

El primero en asumir el papel fue Ollanta Humala. A fines del 2005 aparecía en las encuestas con apenas cinco por ciento, pero en seguida comenzó a crecer hasta apoderarse del primer lugar. Inmediatamente le cayó el huaico de acusaciones. Violador de derechos humanos en Madre Mía, títere de Chávez, colaborador de Montesinos, admirador de Velasco, futuro dictador, agitador y violento, etc. Pese al cargamontón mediático sufrido, Ollanta terminó en primer lugar con 30,7 por ciento de los votos. Al no alcanzar la mitad mas uno, tuvo que irse a la segunda vuelta con Alan García. El barro siguió llegando, y con el talento reconocido de García para la política, terminó perdiendo la elección, aunque con 47 por ciento.

Para las elecciones municipales de octubre 2010, en Lima parecía ser todo una confrontación entre Lourdes Flores y Álex Kouri. Parecían ser fuerzas parejas, y los diarios se limitaban a dar cuenta de los pullazos que se mandaban. Además del mismo tema de la pelea por la elección, es evidente que ambos se odian. En un momento determinado, Lourdes le sacó ventaja a Kouri; a éste le jugó en contra su pasado fujimontesinista. Todo parecía indicar que "Lulú" se sentaría en el sillón de Nicolás de Ribera, el Viejo. Pero faltando dos meses, el ex alcalde del Callao fue tachado.

Con Kouri fuera de carrera, el voto anti que se había recostado en Lourdes, como una forma de evitar que el cuestionado personaje llegue a la alcaldía de Lima, se fue en otra dirección. Y apareció en escena Susana Villarán, esa tía que a todos les caía bien, pero nunca votaban por ella. De pronto comenzó a crecer en las encuestas. Aunque a bastante distancia de Flores por ese entonces, los medios la comenzaron a tildar de roja, comunista, izquierda caviar, pro - SUTEP que traerá el caos a la educación, otra vez los ambulantes como en los '80, etc. Lástima que la misma Lourdes se prestó para la cuestión.

Felizmente para Susana, ella misma supo manejar bien la situación. Además que contó con el apoyo de Jaime Bayly, quien en vez de unirse al coro unánime, prefirió utilizar a Lourdes como piñata. El resultado: Susana derrotó a Lourdes por apenas 40 mil votos. A pesar del cargamontón. Y Lourdes quedó peor que Susana, porque acumuló su tercera derrota, acaso de la forma más increíble, cuando tenía todo a su favor.

Han pasado unos meses y estamos en otra contienda electoral, esta vez por la presidencia de la República. A fines del año pasado, Castañeda y Keiko parecían fijos en la segunda vuelta, mientras que Toledo y Humala (la piñata de la ocasión anterior) aparecían con menos opción. Pero apenas el ex presidente lanzó su candidatura en noviembre, comenzó a subir en las encuestas, a tal punto que ahora aparece con diez puntos de ventaja sobre el segundo lugar.

Ante ello, al Cholo de Cabana le han llovido piedras, palos, huaicos y todo lo que se relacione con barro. Le reiteraron lo de campañas pasadas, como por ejemplo que es alcohólico y drogadicto, que no reconoció a su hija; que es un liberal que apoya la legalización de drogas y asesino por apoyar el aborto (aunque aquí francamente metió la pata por decir un día una cosa y al dia siguiente que no la dijo). Tanto le está cayendo que hasta de Ollanta se han olvidado.

Pero eso parece no hacerle daño, pues ha ampliado su ventaja en los sondeos, y existe la sensación en la población que se la puede llevar de encuentro, debido a la fragilidad y errores de sus adversarios. Igual, Toledo es la piñata de turno. Si quiere ganar, que aguante hasta el final.