jueves, 30 de agosto de 2007

CVR: Cuatro años después

El pasado 28 de agosto, se cumplieron cuatro años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), en el cual se da cuenta de todo un trabajo de investigación sobre los hechos de violencia ocurridos en el Perú entre 1980 y 2000, como producto de la “lucha armada” que iniciaron los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA, y a los cuales se enfrentaron las Fuerzas Armadas, incurriendo ambos en graves violaciones a los derechos humanos.

Este Informe encontró algunas causas de la violencia política, a la vez que efectúa algunas recomendaciones con la finalidad de evitar hechos de naturaleza, que trajeron mucho dolor y destrucción en nuestro país. Más allá de las coincidencias o discrepancias que se pueda tener, hay que reconocer que este es un esfuerzo por comprender la historia reciente de nuestra nación, y los cambios que se debieran hacer para encaminar al país a un camino de justicia y libertad.

Sin embargo, parece que todo esto fue en vano. Gran mayoría de la población no parece interesada en esto. Una prueba es que, pese a su gobierno autoritario, entreguista y comprometido en graves violaciones a los derechos humanos, Alberto Fujimori ha mantenido cierto respaldo en la población. Esta reclama mano dura y autoridad (deseo expresado en el voto a favor de Humala), y que se solucionen conflictos sociales más vinculados al plano económico.

Pero sobre las reparaciones civiles y económicas a las víctimas de la violencia, casi no se expresan: los únicos que se manifiestan son los sectores involucrados en la defensa de los derechos humanos (que son minoría), y quienes fueron afectados por la violencia política de esos años.

Existen varias explicaciones. La primera, es que el discurso de la CVR no tuvo llegada. Pese a los esfuerzos por comunicar lo valioso del Informe Final, muchos no han sintonizado con este, quizás porque no sufrieron en carne propia el flagelo del terrorismo. Y porque consideran que es más un problema de los habitantes de la sierra. Definitivamente, aquí está marcada una gran fractura social.

Otro agregado es la gran contracampaña emprendida por un sector de ultraderecha, por medio de sus voceros políticos, personajes vinculados al Opus Dei y medios de comunicación afines, interesados en defender a los involucrados de las Fuerzas Armadas en crímenes de lesa humanidad, y calificando a quienes enarbolaban las banderas de la CVR como "caviares" o defensores de terroristas.

La tercera explicación es que, quizás, a la CVR le faltó variedad en sus integrantes. Una de las críticas es que la mayoría de los integrantes tiene un pasado vinculado a la izquierda marxista. Ese fue un flanco que aprovecharon los tenaces opositores a la comisión. Por ello, aunque existan ciertos temores o resistencias, la CVR debió ser integrada también por sectores de los partidos políticos gobernantes de esos 20 años (incluido el fujimorismo), y de allí se podría haber llegado, si no a acuerdos, por lo menos a consensos. Hubiera sido un gran paso para constituir un verdadero Acuerdo Nacional. Aunque es natural que el anti-fujimorismo estaba muy presente en aquel momento.

El último factor es el desinterés de los dos gobiernos que lo han visto pasar: el de Alejandro Toledo, y el segundo de Alan García; aunque hay que reconocer que en este se están ejecutando de a pocos las reparaciones, gracias a la posición del Primer Ministro Jorge Del Castillo, pese a una férrea oposición de sectores cercanos al gobierno, los mismos que han orquestado esa contracampaña mencionada anteriormente.

Con todo, el Informe Final de la CVR es una cuestión que debe ser tomada en cuenta. No es la Palabra de Dios, es cierto; pero es una aproximación a lo ocurrido durante dos décadas en el Perú, que nos daría herramientas para construir un futuro diferente y mejor.

Mas sobre el tema en: Virtu e fortuna, de Martin Tanaka, donde se ha abierto un interesante debate.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Las hazañas futboleras de agosto

Cuando Irven Ávila ejecutó el último penal, y colocó el balón por debajo del cuerpo del golero de Tayikistán (¿cuál es el gentilicio?), supo que había llevado a lo más alto al fútbol peruano. La selección peruana de fútbol, categoría Sub-17, lograba de esta manera clasificarse a los cuartos de final del Mundial de Corea, colocándose entre las ocho mejores selecciones del planeta.

Algo impensado aquel lejano 4 de marzo de 2007, cuando Perú se enfrentaba a Brasil, en Riobamba, Ecuador. Por la historia, Perú nunca se clasificó para una Copa del Mundo de menores, y todo parecía indicar que sería humillado por los verde-amarelhos, y que regresarían eliminados como pasó con la sub-20 un mes atrás. Pero la selección Sub-17 dio la sorpresa al vencer 2-1.

Desde allí, se comenzó a edificar la clasificación al Mundial. Porque las bases y columnas ya estaban hechas desde poco antes, cuando se le encargó a Juan José Oré, el popular “Jota Jota”, la conducción técnica de esta selección. Su trabajo no consistió en quedarse a pasar tiempo en Lima, y convocar a los favoritos de los dirigentes de los principales clubes de Lima, como hicieron sus predecesores.

El otrora delantero de la “U” comenzó a recorrer los trabajos de menores de todos los clubes del país. Algunos mejor trabajados que otros, igual seleccionó a los mejores. Silenciosamente, fue armando un elenco que con algo de fútbol (donde el emblema es Reimond Manco) y una fuerte dosis de garra, fue alcanzando objetivos. Ahora tiene la posibilidad de pasar a las semifinales del torneo, si derrota a Ghana el sábado 1 de agosto.

Pero recordemos que en el mes de agosto, hace ya 38 años, se produjo quizás la más grande hazaña del fútbol peruano.

El 31 de agosto de 1969, la selección peruana de fútbol salía al gramado de la temible “Bombonera” a enfrentar a la Argentina. Sólo un punto le bastaba a la blanquirroja para clasificar, por primera vez por la vía de las eliminatorias, a un Mundial de la FIFA. Lograron un heroico empate a dos, con los inolvidables goles de “Cachito” Ramírez; este resultado posibilitó que Perú diga presente en México 1970. A partir de ese momento, se iniciaría una de las mejores etapas de la historia de nuestro balompié, con dos participaciones más en Copas del Mundo (1978 y 1982) y la obtención de una Copa América, en 1975.

Dios quiera que esto también sea el inicio de una nueva etapa para nuestro fútbol, tan golpeado en los últimos años, y con apenas una conquista (histórica, por cierto) como la del Cienciano del Cuzco en 2003, que fue una chispa de café en medio de toda la leche. Que esto no sea una chispita, sino un proceso duradero en el tiempo.

Después del terremoto... algunas conclusiones

Han pasado dos semanas del inesperado terremoto del 15 de agosto. Las aguas se han calmado un poco. Lentamente, la normalidad y la cabeza fría comienzan a dominar otra vez en nuestras mentes. Con calma, podemos sacar algunas conclusiones:

Uno. No estamos preparados para una eventualidad de esta naturaleza. Desde el Estado hasta la Sociedad Civil, nadie tuvo un plan de contingencia para este desastre. Que no estaba definido cuándo se produciría, es cierto. Pero que iba a ocurrir, eso sí. Está demostrada esta premisa, en la desorganización para repartir las donaciones a los damnificados. Del Estado. Del Gobierno central. De los gobiernos locales. Del INDECI. Y de las instituciones no gubernamentales que se peleaban entre ellas para este fin.

Dos. Los desatinos del presidente García. Primero, en su mensaje a la nación después del terremoto, se apresuró a decir que no había sido “una gran catástrofe” y que no se produjo mucha mortandad. Desgraciadamente, el tiempo no le dio la razón; aunque tiene el beneficio de la duda, teniendo en cuenta que pudo haber recibido información equivocada, al mejor estilo de “Vitocho” García Belaúnde.

Otra fue su reprimenda a los rescatistas extranjeros. “Si alguien tiene miedo, que se vaya”, fue la respuesta del primer mandatario ante el pedido de estos para que redoble la seguridad, ante la inevitable presencia de delincuentes que pretendían hacer de las suyas. Un Jefe de Estado no puede responder de esa manera; más bien debe ver cómo facilita el trabajo de quienes vienen a colaborar desde tan lejos.

Para cerrar con este punto, fue su intolerancia. A cada denuncia de falta de ayuda a los damnificados del terremoto, mostraba su enojo ante las cámaras fotográficas y de TV.

Tres. Y sin embargo, fue bueno que el presidente se haya movilizado hacia la zona del desastre. Era fundamental la presencia del Jefe de Estado en lugares como Pisco. Así como la de algunos de sus ministros. De manera desordenada, pero presencia al fin. No sabemos qué hubiera pasado si esto ocurría en la época de Toledo, quien prefería viajar a Punta Sal ante el menor descalabro.

Cuatro. La solidaridad de los peruanos. Cuando parecía que más estábamos divididos, muchos peruanos de distintos rincones se unieron para demostrar solidaridad con las víctimas del terremoto, sea de manera moral o material. Aunque esta última se produjo de manera mayoritaria, incluyendo a gente de escasos recursos, como la de Sarita Colonia, en el Callao, quienes donaron alimentos y víveres, de lo poco que tenían, a los damnificados.

Cinco. El aprovechamiento de algunos. El comportamiento de las empresas de transporte con rumbo a Ica, como Soyuz, que en vez de solidarizarse, subieron sus pasajes ante la demanda del público por trasladarse a este lugar. Aquellos malos funcionarios que se quisieron robar lo donado. Malos ejemplos que nunca deben volver a repetirse.

Estas son cuestiones que los peruanos debemos observar para el futuro (no muy lejano). Y no sólo para los desastres naturales.

domingo, 19 de agosto de 2007

Crónica de una tragedia no anunciada

El miércoles 15 de agosto, cuando el crepúsculo comenzaba a ceder y las primeras luces de la calles se encendían, mi tierra se empezó a sacudir. En el transcurso de dos minutos, esa sacudida se fue intensificando, hasta tornarse violenta y eterna.

Las consecuencias de este terremoto, de 7,9 grados en la escala de Richter, han sido funestas: casi 600 muertos (y sigue aumentando la cifra), miles de damnificados, y ciudades destruidas, como es el caso de Pisco. Este puerto, donde desembarcara San Martín en 1820 con la intención de libertar al Perú del yugo español, ha quedado prácticamente inhabitable, debido a que un 70 % de sus viviendas ahora son sólo escombros.

Los más afectados, como casi siempre suele suceder, han sido los más pobres. Con escasos recursos económicos, hacen “milagros” para tener el pan de cada día, pero a la vez no les alcanza para construirse una edificación segura donde habitar. La mayoría habitaba en casas de quincha y adobe; la mayoría data del siglo XVIII. Estas cedieron fácilmente ante el implacable bamboleo del suelo. De tener muy poco, ahora los pobres no tienen nada.

Otros que quedaron perjudicados, fueron aquellos y aquellas que a base de esfuerzo y sacrificio, y sin que nadie les regalara nada, habían logrado tener una posición mejor. No eran ricos, pero al menos tenían con qué defenderse. Una farmacia, una tiendita de abarrotes, una carpintería, eran unas de las tantas formas de ganarse la vida de esta población. Con la destrucción total que provocó este terremoto, lo perdieron todo.

Pero otros ni siquiera han podido ver lo que quedó del lugar donde habitaban. En apenas dos minutos, se les apagó la luz, y quedaron sin aliento luego de recibir el impacto de los golpes de los muros que caían sobre ellos. Otros sufrieron más: pese a ser rescatados de entre las ruinas con vida, pronto morirían también. La gente que sobrevivió a la catástrofe ahora los llora, pensando que quizás muchos de ellos no esperaban despedirse tan rápido. Y de esa manera.

Además, quienes quedaron vivos experimentan otra pesadilla. Sin viviendas, están durmiendo en las calles a la intemperie, expuestos al intenso frío, sin luz, agua, e imposibilitados de comunicaciones, con hambre; y esperando una ayuda que está produciéndose, pero que llega de manera lenta. Esto ha generado desesperación en algunos, aventurándose a caer en la tentación de la delincuencia o el vandalismo por un pedazo de pan, apenas ven llegar alguna movilidad con víveres o ropa.

Ante estas dramáticas circunstancias, ocasionadas por el que muchos consideran el peor terremoto de los últimos 40 años, varios sectores se han puesto la mano en el pecho. Medios de comunicación, organizaciones sociales, el mismo Gobierno central, entre otros, se han movilizado para poder hacer efectiva la ayuda a nuestra gente. Y también se encuentra entre estos actores preocupados por las víctimas de esta tragedia, la Iglesia Evangélica, que por medio de sus congregaciones e instituciones, ya se organizó para ayudar a nuestros compatriotas.

Sin embargo, los peruanos debemos aprender (una vez más) que si conocemos que el lugar donde vivimos está propenso a los sismos, hace falta la prevención. De nada vale tanto crecimiento económico, si no hay una verdadera organización y un plan de contingencia para estas desgracias. Y esto no sólo incumbe al Estado.

viernes, 10 de agosto de 2007

¿Pacto Social o Impacto de Quincena?

El presidente Alan García ha anunciado la conformación de una plataforma denominada Pacto Social. Esta noticia la dio a conocer durante su último mensaje presidencial del 28 de Julio, cuando se ha cumplido un año de su segundo régimen. Según García, el PS busca que se logren acuerdos en materia del aumento del salario mínimo.

En este PS, se tendrán que sentar en una mesa a dialogar los representantes del gobierno central, del empresariado y de los sindicatos de trabajadores, para ponerse de acuerdo para aumentar el salario mínimo. Salvando las distancias, en el programa mínimo del APRA del año 1931, Haya de la Torre proponía un Congreso Económico Nacional, en el cual participen los mismos actores que en el PS versión 2007; pero para acordar las condiciones en que el capital debía desenvolverse en el país, más como socio que como patrón, en palabras del buen Evo Morales (quien se sacó cero en diplomacia, evidentemente). Como es lógico, esta propuesta iba mucho más allá de un simple aumento de sueldo.

Sin embargo, este PS parece repetir funciones de otro organismo como es el Acuerdo Nacional, en el que no solo están los participantes indicados, sino los representantes de los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil, los cuales vienen dialogando a fin de darle al país políticas de Estado permanentes, en los aspectos económico, social y político. Pese a que sólo es un espacio de diálogo, es un paso para tratar temas de fondo que logren resolver los grandes problemas del país.

Por ello, el PS es solamente una mera repetición. Porque ya existe el AN como plataforma democrática y de consenso en varios temas globales, que pueden aportar en solucionar demandas justas como el aumento del salario mínimo. Parece que el anuncio del presidente García es para calmar las aguas movidas en el mes de julio por las convulsiones sociales; las cuales se han producido en el país debido a las grandes injusticias y postergaciones que viven muchos pueblos del interior de nuestra sufrida patria. Es un verdadero escándalo que el sueldo mínimo sea sólo de 500 soles (casi 160 dólares) entre los más bajos de América Latina, cuando su crecimiento económico es uno de los mayores de la región. Y Alan lo ha hecho entender así.

Puede que García tenga buenas intenciones, es cierto. Pero parece que gusta mucho de hacer anuncios para la quincena, para que la gente se quede entusiasmada con ello, y no observe los problemas de fondo que vive el país. Como lo hizo con la pena de muerte. La gente ya se olvidó. ¿No lo recuerdan?

Aquí planteamos que es justo que se aumente el salario mínimo, hay las condiciones para hacerlo. El trabajador merece vivir en condiciones dignas y con tranquilidad económica. Y que no solo lo hagan los empresarios, quienes se llevan casi toda la tajada de la torta, y además de pagar sueldos de miseria, no les dan ningún beneficio social a sus trabajadores. El Estado también puede (y debe hacerlo) aumentando los salarios a los policías y maestros, maltratados sistemáticamente desde hace décadas.

sábado, 4 de agosto de 2007

De vuelta al barrio


Lindísima gente:

Luego de algunos días de incertidumbre, donde todo parecía indicar que esta tribuna desaparecería, hemos vuelto. Todo esto debido a que al parecer habían detectado que se trataba de un blog spam. Sin embargo, aquí estamos de vuelta, para seguir publicando y escribiendo comentarios.

Saludos cordiales, y disculpen la ausencia de más de dos semanas.

Víctor Liza Jaramillo