viernes, 11 de enero de 2008

Voley peruano: seguimos bajando

Los diarios limeños han resaltado que las chicas del voley le pusieron coraje y pundonor en el último partido ante Venezuela, en el cual perdimos (como locales, para variar, como en el fútbol), y ahora debemos buscar un cupo a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 enfrentando a selecciones de otros continentes. La garra y el pundonor es lo que se resalta, no importa si perdemos.

Pero no basta con el esfuerzo. Hay que jugar bien para ser los mejores. No se puede ser conformistas, teniendo un pasado glorioso.

Esto es negativo, porque poco a poco, esto se convertirá en una costumbre. Mejor dicho, ay es una mala costumbre, porque el Perú, fue, durante más de tres décadas, amo y señor del voley femenino en América del Sur. Incluso nos codeamos con las mejores del mundo, siendo subcampeones del mundo en Lima, en 1982, y logrando la medalla de plata en Seúl 1988.

Todo eso es parte del pasado, porque ahora el Perú, sin querer queriendo, como diría el Chavo del Ocho, está por debajo de Brasil, Argentina, y ahora Venezuela, que nos ganó en casa y nos ha dejado casi fuera de los Juegos Olímpicos, a los que parece no asistiremos por segunda vez consecutiva. De dominar el contexto sudamericano, estamos casi en la mitad de la tabla del voley femenino en la región.

La responsabilidad recae en la dirigencia, que se ha quedado dormida en sus laureles, sin hacer una planificación seria, que era la que se hacía antes, cuando la selección peruana salía de gira por varios países, y estaba realmente apta para la alta competencia. Incluso había renovación constante de voleibolistas, lo que permitía que el equipo peruano siempre produzca nuevas figuras.

Sin embargo, entre los últimos diez y veinte años se viene jugando casi con las mismas jugadoras, y se han renovado los equipos cuando las más veteranas han dicho basta. Y el nivel que demuestran no es el mismo que el de sus rivales, que renuevan sus equipos y se han adaptado a las exigencias del voley mundial. Nuestras voleibolistas no tienen la misma velocidad ni los reflejos de los rivales, incluidos aquellos a los que aún somos superiores, como Bolivia, Uruguay y Paraguay; a los que vencimos sin problemas, pero que evidenciaron en nuestra selección femenina de voley ciertas limitaciones que nuestra prensa deportiva no quiso ver, y que resaltó que “ellas no juerguean”.

No basta no juerguear. Hay que demostrar que somos mejores en la cancha también.
Ni con Aparicio, ni con Figueiredo, ni con nadie, se podrá cambiar esta situación. Olvidémonos de Man Bok Park (agradezcámosle mas bien por todo su aporte), y más reclamemos que se realice una renovación total del deporte de la net alta, que alguna vez puso al Perú en todo lo alto.

Y algo más: si la escuela asiática (Akira Kato, japonés; y el popular “Mambo”, coreano) es la que mejores resultados nos ha dado, ¿por qué no recurrir a ella de nuevo?

lunes, 7 de enero de 2008

Santiago Roncagliolo, una realidad de la literatura peruana

Cuando todo parecía indicar que la narrativa peruana se envolvía entre las sombras, debido a que los actuales escritores no alcanzan la talla de los autores de antaño, y también por hechos como el desprestigio de Alfredo Bryce Echenique, debido a los descubrimientos de que incurrió en plagio a otros autores; la eterna espera de Mario Vargas Llosa por el Premio Nobel; y la muerte del mejor cuentista peruano de la historia, Julio Ramón Ribeyro; ha aparecido en este siglo una grata y sorprendente revelación en las letras nacionales.

Se trata de Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), quien saltó a la popularidad al ganar del Premio Alfaguara 2006, uno de los más importantes de la literatura en lengua española, por su novela “Abril Rojo”, que narra sucesos referidos a la violencia política que vivió el Perú entre 1980 y 2000.

Además, el mérito está en que Roncagliolo se convirtió en el ganador más joven de la historia del Premio Alfaguara, que generalmente es obtenido por escritores veteranos, que bordean las bases seis y siete. Y teniendo en cuenta que es una de sus primeras novelas, pues anteriormente escribió algunos cuentos.

Precisamente, uno de sus primeros trabajos, Pudor, que trata de aquellos deseos y miedos ocultos que tienen las personas, sean hombres, mujeres, niños, niñas; y hasta los animales, se adjudicó el título de “Nuevo Talento” por la Cadena Europea de Librerías, ENAC, en el 2003.

Además de ello, Roncagliolo ha publicado un reciente trabajo periodístico, La Cuarta Espada, al estilo de una novela policial como A sangre fría, del escritor norteamericano Truman Capote, en el que relata la historia del líder terrorista Abimael Guzmán y su agrupación Sendero Luminoso. Esta novela-reportaje ha desatado polémica, pues para algunos Roncagliolo no trata a Abimael Guzmán, así como a otros de sus “camaradas” con la dureza que se debiera. Sin embargo, lo que Roncagliolo trata de hacer es presentar otras facetas desconocidas de la vida de Guzmán, y cómo fue convirtiéndose en lo que llegó a ser; sin hacer en manera alguna apología hacia los actos violentos de Sendero Luminoso.

Como relata en su libro, la idea de Roncagliolo es saber “¿cómo se convirtió Guzmán en un objeto de culto capaz de inspirar entre los suyos misiones kamikazes?”,tal como lo señala la contratapa. Vale decir, cómo hizo un solo hombre para lograr una organización que puso en jaque a todo un país.

En esta publicación también relata algunos testimonios de personajes que vivieron de cerca de estos hechos, como son la actual congresista Nancy Obregón y el coronel en retiro Benedicto Jiménez. El autor se encargó de recoger varios testimonios de personajes que, como Obregón y Jiménez, estuvieron cerca de Guzmán, fueran sus adeptos o no.

La Cuarta Espada viene siendo promocionada en España y varios países de América Latina, hecho que está haciendo crecer la fama del joven escritor en el exterior.

Con todo esto, Roncagliolo se asoma como el mejor exponente de las letras peruanas en Iberoamérica, al lado del ya largamente reconocido Mario Vargas Llosa, lo cual es un indicador de que la producción literaria peruana continúa vigente. Esperemos que aparezcan más figuras en la literatura peruana.