lunes, 24 de mayo de 2010

El APRA en su laberinto

Fue realmente patético observar la última manifestación del Partido Aprista en la Plaza de Acho. Miles de militantes de la Estrella congregados sólo para seguir siendo engañados por quienes han tomado el liderazgo del principal movimiento político del país.

Es lamentable que el Partido Aprista, acaso el único que nos queda, se haya reducido a ser una maquinaria organizada para servir intereses de una cúpula que, goza ahora de los privilegios del poder. Es triste que la militancia sólo repita en coro y aplauda todo lo que sus líderes, con el presidente Alan García a la cabeza, digan sobre la actual coyuntura. Y que encima creer en sus mentiras.

Porque es una tremenda mentira que el actual gobierno esté "defendiendo al pueblo" o "luchando contra los grupos de poder económico". Casi todas las medidas que ha tomado el actual gobierno se han dado para favorecer precisamente a esos mismos grupos de poder. Un claro ejemplo es el afán desmedido por atraer la inversión en minería, sin tomar en cuenta las cosmovisiones y los intereses de las comunidades que habitan en zonas donde se ha encontrado minas o petróleo. Casos de estos hay muchos, y han generado varios conflictos sociales detectados por la Defensoría del Pueblo.

Y también es falso que se esté defendiendo a los trabajadores. Pese a las numerosas inspecciones del Ministerio de Trabajo a las empresas privadas e incluso a las mismas instituciones estatales, lo cierto es que los empleadores no garantizan los de sus empleados. No existe estabilidad laboral, y en la mayoría de los centros de trabajo, los trabajadores no son colocados en planilla.

Estos mismos "líderes", entre los que está el mismo García, son quienes han contado con la venia del mandatario para que ocupen tales posiciones. Sin ninguna representatividad de por medio. Y contando cuentos a su militancia.

Esta situación es consecuencia de que el APRA prefirió el poder en el corto plazo, antes que la reestructuración. Teniendo elementos básicos como la organización y una doctrina sólida, permanente en el tiempo, abdicó de estos por el miedo a desaparecer electoralmente, y apostó por apoyar a García con todo para volver al poder inmediatamente. Lo más consciente era hacer una evaluación de lo ocurrido en el primer régimen de García, y apuntar a definirse política e ideológicamente. Y no rendirse a todo lo que el número diga o haga (o interprete de acuerdo a sus intereses. De haber definido esas posiciones, sería un partido sólido y un modelo de institucionalización, de los pocos que tendríamos en el país.

Hace 87 años, un 23 de mayo de 1923, miles de obreros y estudiantes se manifestaron contra la Consagración del Perú al Sagrado Corazón de Jesús, en pro de la libertad, la equidad, y la justicia social. Ese movimiento generó al APRA. Lástima que ahora esté tan lejos de esos ideales y responda a intereses mezquinos de unos pocos.

sábado, 22 de mayo de 2010

Los cambios radicales del Francotirador

La mayoría de los medios y parte de la opinión pública han criticado con dureza la forma en que Álex Kouri y José Barba pactaron, con la finalidad de que el primero pueda ser candidato a la alcaldía de Lima por la agrupación del segundo, Cambio Radical. Es válida la crítica, tanto porque el otrora mandamás del Callao maneja su postulación con improvisación, y el ex parlamentario sigue manejándose como picaflor, "de flor en flor".

Y Jaime Bayly ha hecho bien en señalar (y demostrar) en su programa, la volubilidad política de Pepe Barba. Primero aprista; luego estuvo con Toledo; apoyó a Lourdes Flores para luego ningunearla; y finalmente fue nombrado embajador en Panamá bajo el segundo régimen de Alan García. Ahora está aliado con Kouri, quien a su vez tiene cercanías con el fujimorismo. Finalmente, el conductor de TV anunció que se apartaba del ¿partido? de Barba y postularía a la presidencia por su propia cuenta.

Pero Jaimito no debería ver la paja en el ojo ajeno, sin haber visto el tronco en su mismo ojo. El ahora autoproclamado candidato presidencial también ha tenido sus cambios de camiseta inesperados. Recordemos que en las elecciones de 1990 apoyó decididamente a Mario Vargas Llosa; y que en 2001, junto a Álvaro (hijo del escritor), lanzaron una campaña del voto en blanco, manifestando su rechazo a los candidatos presidenciales de ese entonces, Alejandro Toledo y Alan García. Luego se enemistó con Álvaro Vargas Llosa, y hace unos meses criticó al novelista por encabezar el proyecto de construcción del Museo de la Memoria.

Respecto de su posición al fujimorismo, primero dijo que fue un régimen corrupto y autoritario. Cuando anunció que postularía a la presidencia de la República, manifestó que pese a todos los abusos que cometió en su gobierno, Fujimori le hizo mas bien que mal al país, y que por eso lo indultaría de llegar a ser Jefe de Estado. Sin embargo, después anunció que sometería el caso a un referéndum. Que tales cambios de posiciones.

Y la última perla es la alianza con Cambio Radical. Anunció con bombos y platillos que sería candidato de este ¿partido?, y tenía un "feeling" único con Pepe Barba. Empero, el anuncio de éste de que le daría cobertura a la postulación de Kouri al municipio limeño hizo cambiar de opinión al Francotirador. Y terminó diciendo que "se bajaba de esa combi".

Esta muy bien que Bayly haya mostrado los constantes cambios de camiseta de Barba. Pero, ¿por qué se subió a esa combi, si ya sabía que era así? ¿O acaso es tan ingenuo Jaimito? Antes de criticar, él mismo debe observar cómo ha mudado de opiniones en toda su trayectoria, de una forma tan radical como la de su (breve) ex aliado. Y los medios y la opinión pública también deberían tener en cuenta esto.

viernes, 14 de mayo de 2010

Los equipos peruanos en la Copa Libertadores

Alianza Lima y Universitario de Deportes quedaron eliminados en los octavos de final de la Copa Libertadores. Y el Juan Aurich se quedó en la fase de grupos, aunque sacó de carrera previamente al Tecos mexicano. Estos resultados, sin duda alguna, son mejor de lo que se esperaba, debido a los antecedentes recientes de nuestro fútbol: el último lugar de nuestra selección en las últimas eliminatorias, y las campañas discretas de los clubes en los torneos internacionales, donde se acostumbra a quedarse en primera fase.

No obstante, quedó la sensación de que, pese a los pocos pergaminos, Alianza y Universitario (e incluso el Aurich) podían avanzar más en la Copa. No por tener grandes jugadores, con mucho nombre; sino que los rivales de la Copa no fueron los cucos que parecían ser.

Y esto se debe a la falta de oficio para definir los partidos claves. Falta de oficio es falta de calidad, falta de clase para resolver las oportunidades que tuvieron los tres elencos peruanos.

Todos y todas pensábamos que el Aurich caería eliminado fácilmente por el Estudiantes Tecos de México. Hasta el mismo entrenador del cuadro de Guadalajara afirmó que ganarían a los chiclayanos en los dos partidos. Pero el "Ciclón del Norte" sorprendió no sólo a su propia hinchada y a la afición peruana, sino a toda América Latina, con el juego que desplegó para sacar del camino a un cuadro mexicano que no fue lo que se esperaba.

Ya en la fase de grupos, el Aurich hizo lo que se esperaba: derrotó de local tanto a Alianza como al Bolívar de La Paz. Pero en el encuentro decisivo contra Estudiantes de La Plata, pesó más la camiseta de los campeones de América, que lograron vencer en el mismo Chiclayo.

Alianza Lima comenzó espectacularmente: ganó en La Paz al Bolívar por un categórico tres a uno; y luego aplastó al Estudiantes en Matute por cuatro a uno, en un partido que asombró no sólo a nuestro continente, sino que dio la vuelta al mundo.

Tras una primera rueda perfecta (nueve puntos en tres partidos), el cuadro íntimo mostró serias deficiencias en su defensa, en el partido ante Aurich en Chiclayo, donde perdieron cuatro a dos. Al Bolívar le ganaron con las justas uno a cero en Matute, asegurando la clasificación a octavos. Y las derrotas ante Estudiantes como visitante, en el último partido de la fase de grupos; y ante la Universidad de Chile, en el partido de ida de octavos disputado en Lima, fueron por gruesas fallas en la zona defensiva.

Es cierto que en el último partido de octavos, disputado en Santiago, un grueso error arbitral influyó en el resultado. Pero también hay que decir que la clasificación se perdió en Lima, y en la capital chilena se tuvieron todas las condiciones para ganar el partido, ante una "U" de Chile desconocida. Precisamente por esas fallas defensivas que quedaron bien cubiertas por el escándalo del final del partido.

Por el lado de la "U", comenzaron como Alianza, pero con un estilo más discreto. Derrotaron al Blooming de visitante y al Lanús argentino en Lima. Pronto se haría presente el problema latente en tienda crema: el poco poder ofensivo de los merengues. Esto se manfiestó en los partidos de local ante el Libertad paraguayo y el Blooming, contra el que se erraron ocasiones de lo más increíbles. Por suerte, la "U" contaba con un buen esquema defensivo, que le valió para sacar un empate ante Lanús en Buenos Aires, y conseguir una clasificación angustiosa.

El rival en octavos era São Paulo de Brasil, un equipo con muchas copas en sus vitrinas. Aquí se empató a cero, y el equipo brasilero jugó mejor. Sin emabrgo, en el partido de vuelta, el cuadro crema sacó a relucir su tradicional "garra" y su buen orden defensivo. São Paulo estuvo desconocido y no pudo quebrar el cero en la valla de Llontop, que ese día estuvo gigante. El cuadro crema no fue menos que el equipo paulista, y hasta pudo hacer daño; pero nuevamente el ataque piloteado por Piero Alva no estuvo atinado.

El empate global obligó a los penales, y la "U" perdió, con dignidad, es cierto, pero también le faltó oficio a sus pateadores desde los doce pasos. La "U" se fue con todo lo alto, aunque sus delanteros terminaron en deuda con su afición.

Alianza Lima, Universitario y Juan Aurich se esforzaron e hicieron una Copa Libertadores positiva, dejando mucho mejor la imagen del fútbol peruano. Quedó la sensación de que no era muy difícl llegar a cuartos de final, e incluso a instancias superiores; lo cual no se dio por no tener la categoría para lograrlo. Están bien las ganas y el no sentirse menos, pero no es suficiente. Si corrigen esos pendientes, puede que en la Copa del 2011 lleguen más lejos.

lunes, 3 de mayo de 2010

La crisis del APRA viene de antes

Mauricio Mulder afirmó, en una entrevista concedida hace un par de semanas al diario La República, que el Partido Aprista atraviesa una seria crisis.

Evidentemente, Mulder dijo esto en referencia a las recientes denuncias por corrupción en las que se han visto envueltos sus secretarios generales, Jorge Del Castillo y Omar Quezada. Estos hechos han provocado un remezón en el partido que fundara Víctor Raúl Haya de la Torre.

Remezón que es evidencia de una crisis que no es reciente, como quiere dar a entender Mulder. Esta situación viene de años, y se ha acentuado durante el período en que él estuvo como secretario general. Una situación como ésta no se da en unos pocos días. Viene de tiempo atrás. Para entender esto, es necesario hacer un recuento histórico.

El APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana) fue fundado en 1924 en México como un movimiento continental que buscaba la afirmación de las soberanías de las naciones latinoamericanas, en respuesta a los imperialismos. Todo aquel que se adhiriera a la nueva doctrina, era denominado "aprista". Pese a que tenía dimensión latinoamericana, mostrando su influencia con la fundación de partidos como el PRI mexicano y Acción Democrática en Venezuela, y en políticos como Perón en Argentina y Getúlio Vargas en Brasil. Pese a esto, su espacio se redujo a nuestro país, con la fundación del Partido Aprista en 1930; aunque sin desvincularse con sus llamados "partidos hermanos".

De posiciones reformistas en sus primeros treinta años, y obligado por las constantes persecuciones, el APRA tuvo que pactar con sus otrora archienemigos: primero con Prado (la "convivencia" de 1956) y con su perseguidor Odría (la Coalición de 1963). Allí perdió apoyo popular, el cual comenzó a volcarse hacia una izquierda que comenzaba a gestarse en esos años, y tendría su apogeo en los años '80. Y perdió la oportunidad de ser gobierno, cuando en 1968 un golpe de Estado de militares revolucionarios sacó a Belaúnde del poder, y se quedó en Palacio 12 años. No obstante, el APRA recuperó fuerzas cuando logró la mayor votación en las elecciones para la Constituyente de 1978, con Haya de la Torre como su presidente. Sin embargo, sufrió un duro golpe con su muerte al año siguiente. Entonces llegó el debate acerca de quién sería el sucesor.

Más allá de que Armando Villanueva fuera elegido el candidato presidencial en 1980, y perdiera dignamente ante Fernando Belaúnde, casi todos los líderes de la generación del popular "zapatón" andaban por los 60 y 70 años de edad. Y se asomaba una generación de entre los 30 y 40 años, cuya cara más visible era un muchacho llamado Alan García.

Alan García saltó a la palestra política en la Constituyente de 1978. Y su ascenso fue rápido. Fue cabeza de lista de Diputados en la campaña del '80. Y en 1982, derrotó al ilustre abogado Carlos Enrique Melgar en la elección por la secretaría general del APRA. Con sólo 33 años, se erigió como la esperanza renovadora, no sólo del Partido Aprista, sino de la política peruana, que estaba cansada de sesentones y setentones que tenían años en las curules.

Y en 1985 se hizo de la presidencia. Los dos primeros años de García fueron de bonanza económica en el país, y gozó de inmensa popularidad. Pero hechos como la matanza del Frontón en junio de 1986, la galopante hiperinflación, además de actos de corrupción, fueron medrando su imagen. Y la de su partido. Aún así, Luis Alva Castro sacó 22 por ciento de los votos, lo cual era más de lo que se esperaba.

Como consecuencia de lo anterior, en la década de 1990 ser aprista era ser un apestado. Un corrupto. Un leproso. No sólo por lo ocurrido en el primer período presidencial de García. Hay que recordar que la campaña de los medios controlados por Fujimori le echó más sal a la olla. La mayoría se tuvo que esconder. Muy pocos salieron a enfrentar a la dictadura.

Volvió la democracia, e inesperadamente el APRA retornó al primer plano del escenario político, sin haberse recuperado plenamente de lo vivido en los '90. Pasó a ser el principal partido de la oposición al régimen de Alejandro Toledo. Aún así, siempre fueron vistos con recelo por gran parte de la población. Pero el miedo a Humala pudo más y los devolvió al poder el 2006, otra vez con García a la cabeza.

La victoria de García no significaba que el APRA estuviera bien. Sólo maquillaba algo que no se veía por dentro. Desde la vuelta de la democracia en el 2000, y hasta el 2006, su padrón no se llenó de gente que necesariamente creyera en los ideales de Víctor Raúl. Tal como ocurrió en los '80. Gente interesada e inescrupulosa, con ganas de vivir del Estado. Y ahora vemos las consecuencias.

El APRA no estaba obligada a salir a la palestra tan rápidamente luego de la caída de Fujimori. Ni debió concentrarse en ayudar a García a volver al poder. Más bien, tendría que haber definido bien hacia dónde apuntaba como movimiento político, antes que servir de maquinaria electoral del presidente. Hacer un análisis y un mea culpa de lo ocurrido entre 1985 y 1990. Luego de eso, podría haberse reafirmado como un partido fuerte, vinculado a los sectores sociales y ayudando a consolidar la institucionalidad del país. El "alanismo", sin duda alguna, pudo más que la reorganización. Y eso es lo que le ha hecho daño.

Entonces, la crisis del APRA no es reciente, señor Mulder. Viene de años. Y parece que se acentuó cuando usted era secretario general.