lunes, 9 de abril de 2007

La gente tiene hambre


La última encuesta de CPI, la cual otorga al presidente Alan García un respaldo del 61,4 % de los entrevistados, indica que los últimos escándalos políticos ocurridos en torno al gabinete ministerial no han podido hacer mella en su aprobación.

Las irregulares compras de patrulleros para la Policía Nacional, que originaron la salida de Pilar Mazetti del Ministerio del Interior; otras adquisiciones de ambulancias para el sector Salud, donde el ministro Vallejos “salvó la cabeza”; la suspensión de la erradicación de cultivos de hoja de coca, emprendida por el titular de Agricultura, Juan José Salazar; hasta la reciente “metida de pata” realizada por el Presidente del Consejo de Ministros, Jorge Del Castillo, al consentir la designación del ex premier fujimorista Alberto Pandolfi al frente del Preven, son hechos que fácilmente podrían haber hecho caer al mandatario en las encuestas, a estas alturas. Con los antecedentes que tiene Alan, eso podría ser algo normal.

Sin embargo, no ha sucedido así. García ha subido ligeramente desde la encuesta de fines de febrero, e incluso su margen de desaprobación (casi 30 %) se mantiene. Esto obedece a varios factores.

El primero, que es más razonable, es que la población no espera mucho de García; al contrario de lo que ocurrió con Alejandro Toledo, de quien el pueblo esperaba encabezara “el cambio”, y habían esperanzas enormes. En la primera falla, inmediatamente comenzó a volverse impopular, a tal punto que su aprobación anduvo mucho tiempo en una sola cifra.

En el caso de Alan, no. Cuando este pasó a la segunda vuelta con Ollanta Humala, en abril del año pasado, una buena parte de la población que rechazó siempre los radicalismos, se volcó a votar por el APRA de manera “resignada”, puesto que consideraban a Alan “el mal menor”. Digo resignada, porque como sabían que García iba a lograr la victoria, y que volvería a ser presidente, concluyeron que en caso de no hacer una buena gestión, eso ya estaba cantado. Por eso quizás, como no se le pide más al presidente, aún mantiene un nivel relativamente alto de aprobación.

Pero hay otro factor. García no ha descendido en su aprobación porque quizás a la gente no le interesan estos escándalos. Pese a la gran difusión y protagonismo de estas noticias en las primeras planas de los diarios, estos temas no han resultado de interés público.

Esto significa que la gente de a pie está más ocupada en otras cosas igual de importantes, que quizá no tocan los diarios (porque a sus dueños no les conviene) como es el avance de la economía en el país, la cual beneficia a unos pocos (entre los que están los dueños de los diarios), mientras que muchos no reciben ni una gota del famoso “chorreo” económico.

Es cierto que la corrupción debe ser combatida, y la población debería estar preocupada por eso también; pero la justicia social es lo que también espera la gente. Y con más necesidad. Entiéndanlo gobierno y medios de comunicación.

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