Fue realmente patético observar la última manifestación del Partido Aprista en la Plaza de Acho. Miles de militantes de la Estrella congregados sólo para seguir siendo engañados por quienes han tomado el liderazgo del principal movimiento político del país.
Es lamentable que el Partido Aprista, acaso el único que nos queda, se haya reducido a ser una maquinaria organizada para servir intereses de una cúpula que, goza ahora de los privilegios del poder. Es triste que la militancia sólo repita en coro y aplauda todo lo que sus líderes, con el presidente Alan García a la cabeza, digan sobre la actual coyuntura. Y que encima creer en sus mentiras.
Porque es una tremenda mentira que el actual gobierno esté "defendiendo al pueblo" o "luchando contra los grupos de poder económico". Casi todas las medidas que ha tomado el actual gobierno se han dado para favorecer precisamente a esos mismos grupos de poder. Un claro ejemplo es el afán desmedido por atraer la inversión en minería, sin tomar en cuenta las cosmovisiones y los intereses de las comunidades que habitan en zonas donde se ha encontrado minas o petróleo. Casos de estos hay muchos, y han generado varios conflictos sociales detectados por la Defensoría del Pueblo.
Y también es falso que se esté defendiendo a los trabajadores. Pese a las numerosas inspecciones del Ministerio de Trabajo a las empresas privadas e incluso a las mismas instituciones estatales, lo cierto es que los empleadores no garantizan los de sus empleados. No existe estabilidad laboral, y en la mayoría de los centros de trabajo, los trabajadores no son colocados en planilla.
Estos mismos "líderes", entre los que está el mismo García, son quienes han contado con la venia del mandatario para que ocupen tales posiciones. Sin ninguna representatividad de por medio. Y contando cuentos a su militancia.
Esta situación es consecuencia de que el APRA prefirió el poder en el corto plazo, antes que la reestructuración. Teniendo elementos básicos como la organización y una doctrina sólida, permanente en el tiempo, abdicó de estos por el miedo a desaparecer electoralmente, y apostó por apoyar a García con todo para volver al poder inmediatamente. Lo más consciente era hacer una evaluación de lo ocurrido en el primer régimen de García, y apuntar a definirse política e ideológicamente. Y no rendirse a todo lo que el número diga o haga (o interprete de acuerdo a sus intereses. De haber definido esas posiciones, sería un partido sólido y un modelo de institucionalización, de los pocos que tendríamos en el país.
Hace 87 años, un 23 de mayo de 1923, miles de obreros y estudiantes se manifestaron contra la Consagración del Perú al Sagrado Corazón de Jesús, en pro de la libertad, la equidad, y la justicia social. Ese movimiento generó al APRA. Lástima que ahora esté tan lejos de esos ideales y responda a intereses mezquinos de unos pocos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario