El presidente Alan García, muy fiel a su costumbre de distraer nuestra atención, ahora ha puesto sus miras sobre el lamentable terremoto ocurrido en Chile la semana pasada. Fue uno de los primeros mandatarios latinoamericanos en enviar sus condolencias a su homóloga Michelle Bachelet, y hace unos días visitó al vecino país del sur enviando ayuda humanitaria y un hospital de campaña.
Tras su retorno de Chile, García anunció un plan de contingencia para catástrofes naturales como las ocurridas en el país del mapocho. También dijo que muchas construcciones en Lima y otras ciudades del interior tienen muchas deficiencias y necesitan ser revisadas. Además, se dio el dinero respectivo para el detector de tsunamis, que hace mucho tiempo venían reclamando expertos en la materia.
Pero todos sabemos que esto es un saludo a la bandera. Como dicen los muchachos del barrio, "es puro floro". Porque ya varias veces ha hecho lo mismo: Saca un tema y lo anuncia, como la famosa Oficina Nacional Anticorrupción o el Pacto Social. Y luego duermen el sueño de los justos, para ser desactivados.
Esta es la costumbre del presidente García cada vez que existen temas incómodos que pueden salir a la luz. Saca cositas así para distraernos de algunos sucesos que también son relevantes. Por ejemplo, si bien es cierto no tiene injerencia directa (aunque quien sabe) en el asunto de la boda de la hija del ex presidente Alberto Fujimori en la DIROES, el hecho es que después que sucedió, el asunto pasó desapercibido aquí por los bombos y platillos con los que García hizo gala de su solidaridad con Chile. Y de paso demuestra que los vínculos entre la cúpula aprista y el fujimorismo están vigentes.
Este mismo hecho sentó un precedente, pues permitir que una boda se realice en una prisión (cárcel dorada, mejor dicho), obligó a que, por ser consecuente, Antauro Humala tuviera que asistir fuertemente resguardado al entierro de su hijo, quien falleció ahogado. Y también podría permitir que otros presos, en razón de la equidad, tengan los mismos beneficios, como Abimael Guzmán, quien hace tiempo pide casarse con Elena Iparraguirre.
Además, hay un tema que no se difunde en los medios (siempre cómplices del oficialismo). Los acuerdos del gobierno con los representantes de los indígenas de Bagua están siendo paulatinamente desconocidos por los primeros (sabe Dios qué arreglos tendrán con esas empresas mineras a las que no les interesa ni los pobladores locales ni el medio ambiente), lo cual está generando una nueva bomba de tiempo. Por eso, nuevamente los indígenas están en pie de lucha debido a la "mecedora" del Ejecutivo.
Y los diarios más importantes guardan silencio. Callan en todos los idiomas. Prefieren referirse al terremoto en Chile (no está mal la solidaridad y la preocupación), antes que temas que van a ser decisivos. Prefieren seguir en coro a Alan García, quien si bien es cierto tuvo el gesto de visitar a Bachelet y mostrarle sus condolencias por las víctimas de tal desastre natural, parece haber olvidado que tres años después del terremoto en Pisco, esta ciudad sigue casi igual y que hay muchos damnificados en el Cusco y otras ciudades de la sierra por las lluvias y los huaicos. Y García prefiere distraernos, porque ese es su vacilón.
Cuidado que se nos pueden venir varios terremotos. Y no necesariamente esos violentos movimientos de tierra para los que el Perú debe estar preparado (no basta con anuncios rimbombantes). Porque la aproximación a la impunidad (¿está cerca el indulto a Fujimori?) y la mecedora a los indígenas pueden dejar muchos más damnificados de lo que cree García.
Tras su retorno de Chile, García anunció un plan de contingencia para catástrofes naturales como las ocurridas en el país del mapocho. También dijo que muchas construcciones en Lima y otras ciudades del interior tienen muchas deficiencias y necesitan ser revisadas. Además, se dio el dinero respectivo para el detector de tsunamis, que hace mucho tiempo venían reclamando expertos en la materia.
Pero todos sabemos que esto es un saludo a la bandera. Como dicen los muchachos del barrio, "es puro floro". Porque ya varias veces ha hecho lo mismo: Saca un tema y lo anuncia, como la famosa Oficina Nacional Anticorrupción o el Pacto Social. Y luego duermen el sueño de los justos, para ser desactivados.
Esta es la costumbre del presidente García cada vez que existen temas incómodos que pueden salir a la luz. Saca cositas así para distraernos de algunos sucesos que también son relevantes. Por ejemplo, si bien es cierto no tiene injerencia directa (aunque quien sabe) en el asunto de la boda de la hija del ex presidente Alberto Fujimori en la DIROES, el hecho es que después que sucedió, el asunto pasó desapercibido aquí por los bombos y platillos con los que García hizo gala de su solidaridad con Chile. Y de paso demuestra que los vínculos entre la cúpula aprista y el fujimorismo están vigentes.
Este mismo hecho sentó un precedente, pues permitir que una boda se realice en una prisión (cárcel dorada, mejor dicho), obligó a que, por ser consecuente, Antauro Humala tuviera que asistir fuertemente resguardado al entierro de su hijo, quien falleció ahogado. Y también podría permitir que otros presos, en razón de la equidad, tengan los mismos beneficios, como Abimael Guzmán, quien hace tiempo pide casarse con Elena Iparraguirre.
Además, hay un tema que no se difunde en los medios (siempre cómplices del oficialismo). Los acuerdos del gobierno con los representantes de los indígenas de Bagua están siendo paulatinamente desconocidos por los primeros (sabe Dios qué arreglos tendrán con esas empresas mineras a las que no les interesa ni los pobladores locales ni el medio ambiente), lo cual está generando una nueva bomba de tiempo. Por eso, nuevamente los indígenas están en pie de lucha debido a la "mecedora" del Ejecutivo.
Y los diarios más importantes guardan silencio. Callan en todos los idiomas. Prefieren referirse al terremoto en Chile (no está mal la solidaridad y la preocupación), antes que temas que van a ser decisivos. Prefieren seguir en coro a Alan García, quien si bien es cierto tuvo el gesto de visitar a Bachelet y mostrarle sus condolencias por las víctimas de tal desastre natural, parece haber olvidado que tres años después del terremoto en Pisco, esta ciudad sigue casi igual y que hay muchos damnificados en el Cusco y otras ciudades de la sierra por las lluvias y los huaicos. Y García prefiere distraernos, porque ese es su vacilón.
Cuidado que se nos pueden venir varios terremotos. Y no necesariamente esos violentos movimientos de tierra para los que el Perú debe estar preparado (no basta con anuncios rimbombantes). Porque la aproximación a la impunidad (¿está cerca el indulto a Fujimori?) y la mecedora a los indígenas pueden dejar muchos más damnificados de lo que cree García.
Foto: European Pressphoto Agency.
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