miércoles, 3 de febrero de 2010

Essalud al banquillo

Los últimos escándalos ocurridos en los hospitales de Essalud, como el Sabogal del Callao, dan cuenta de la precariedad, la poca preparación (y la nula vocación) del personal que labora en esta institución encargada de la seguridad social.

La amputación de la pierna equivocada a un paciente que está en el ocaso de su vida, los mismos hechos con una mujer que fue a atenderse otra dolencia que no tenía nada que ver con seccionamientos, y otras perlas más, son resultados macabros que merecen ser sancionados no sólo con el despido de los responsables, sino que también debe penalizarse con cárcel por varios años.

Pero la cosa no debe quedar solamente a nivel personal. Es vox pópuli que Essalud, y el sistema de seguridad social en el Perú, ofrecen una pésima atención a los pacientes que están obligados a atenderse en sus centros de salud. Desde los médicos, enfermeros y hasta el personal administrativo, se hace notar que esta institución pasa por una crisis severa.

Sin ir muy lejos, en otros países de América Latina, la atención de la seguridad social es mucho mejor que la de las clínicas privadas. Los pacientes son bien atendidos y obtienen resultados satisfactorios de sus tratamientos. Pero aquí es todo lo contrario.

Por lo tanto, se necesita no sólo sancionar a nivel personal e institucional, sino investigar realmente qué está pasando en Essalud. Por qué no funcionan los servicios. Por qué es tan pésima la atención. Por qué no se atiende bien a los pacientes. Por qué se cometen estas barbaridades y errores como las amputaciones de extremidades sanas.

Una de las cosas es reorganizar la institución. Supervisar al personal, y dejar afuera a la gente que no es competitiva. El sistema de seguridad social que inauguró Fujimori ha colapsado.

Esto es sólo parte de la reforma del Estado de la que tanto se habla. Porque hay que hacer muchas otras reformas pendientes, como en el tema de la educación, por ejemplo. Pero falta voluntad política. Prima el carnet y el tarjetazo. Y no sólo el aprista.

Y habría que investigar también, si es que dentro del sistema de seguridad social existe alguna mafia que trafique con órganos humanos.

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