Es realmente vergonzoso que el gobierno alanista se esmere por demostrar que lo tiene todo al enviar con pompa y laberinto ayuda humanitaria al destruido pueblo de Haití, y que a la vez no tenga respuestas ante la inesperada situación en el Cuzco luego de los desastres naturales ocurridos en esta ciudad.
Y mucho más vergonzoso es que, dos años y medio después del terremoto en Pisco, la ciudad continúe casi igual. Esto demuestra la ineficiencia del gobierno, además de quedar en evidencia indicios de corrupción, puesto hasta ahora nos preguntamos por qué no se han reconstruido muchas casas, y qué se hizo con la ayuda. Esto sin dejar exentos de responsabilidad al gobierno regional de Ica y la municipalidad provincial.
Lo de Cusco y Pisco demuestra no sólo la ineficiencia de los gobiernos tanto central y local, sino que el aparato estatal y descentralizado no funciona. Pese a los millonarios recursos destinados a las regiones para que ejecuten obras de infraestructura, los gobiernos regionales han podido utilizar poco de esto debido a que no tienen capacidad de gestión.
Esto no es sólo culpa de los gobiernos regionales, sino del mismo gobierno central, que, encabezado por Alan García, ha preferido lavarse las manos entregando dinero por montones y no se ha esmerado (al menos) en dar herramientas técnicas y legales a éstos para que hagan una buena utilización de los recursos. Populismo puro.
Porque lo de Cusco se pudo evitar. Se sabía que los ríos tendrían crecidas. También se conocía que es época de lluvias. Se pudo haber construido algo para frenar el avance del río. Pero no se hizo.
No está mal enviar ayuda humanitaria a Haití, una nación que parece no sólo ser castigada por las abusivas potencias y su paupérrima clase política, cuyo resultado es encontrarse como el país más pobre de América (este es un tema para otro artículo); sino por la misma naturaleza.
Lo grave es querer limpiar la casa del vecino y ser incapaces de limpiar la nuestra.
Y mucho más vergonzoso es que, dos años y medio después del terremoto en Pisco, la ciudad continúe casi igual. Esto demuestra la ineficiencia del gobierno, además de quedar en evidencia indicios de corrupción, puesto hasta ahora nos preguntamos por qué no se han reconstruido muchas casas, y qué se hizo con la ayuda. Esto sin dejar exentos de responsabilidad al gobierno regional de Ica y la municipalidad provincial.
Lo de Cusco y Pisco demuestra no sólo la ineficiencia de los gobiernos tanto central y local, sino que el aparato estatal y descentralizado no funciona. Pese a los millonarios recursos destinados a las regiones para que ejecuten obras de infraestructura, los gobiernos regionales han podido utilizar poco de esto debido a que no tienen capacidad de gestión.
Esto no es sólo culpa de los gobiernos regionales, sino del mismo gobierno central, que, encabezado por Alan García, ha preferido lavarse las manos entregando dinero por montones y no se ha esmerado (al menos) en dar herramientas técnicas y legales a éstos para que hagan una buena utilización de los recursos. Populismo puro.
Porque lo de Cusco se pudo evitar. Se sabía que los ríos tendrían crecidas. También se conocía que es época de lluvias. Se pudo haber construido algo para frenar el avance del río. Pero no se hizo.
No está mal enviar ayuda humanitaria a Haití, una nación que parece no sólo ser castigada por las abusivas potencias y su paupérrima clase política, cuyo resultado es encontrarse como el país más pobre de América (este es un tema para otro artículo); sino por la misma naturaleza.
Lo grave es querer limpiar la casa del vecino y ser incapaces de limpiar la nuestra.
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