miércoles, 11 de agosto de 2010

De tal Chino, tal Keiko


No debe extrañar la propuesta lanzada por la congresista Keiko Sofía Fujimori, sobre la (re)implantación de la pena de muerte. Por demagógica y populista en primer lugar. Y también porque, al final de cuentas, sigue con la línea que su padre trazara, junto a Montesinos, durante la década de los '90.

Por estos días todos nos sentimos consternados por la ola de crímenes que han ocurrido. Un dueño de una discoteca, asesinado. Una niña de tres años, cuadrapléjica; no podrá caminar de por vida. Y así otros tantos casos. Ante eso, es imposible no conmoverse y reclamar justicia. Y si se mezcla con las emociones al tope, muchos quisieran que se aplique la pena capital a estos criminales.

De esa sensibilidad de la gente es que se aprovecha Keiko Fujimori para lanzar propuestas como esta. Así como hiciera su padre durante diez años. La única forma de vencer al terrorismo fue la estrategia de muerte que empleó. La verdad es que todo esto fue un cuento chino como el mismo Alberto Fujimori (aunque es japonés).

Sendero Luminoso ya estaba derrotado. Su líder, Abimael Guzmán, completamente fuera de la realidad. Un excelente trabajo del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) permitió su captura y el posterior desbaratamiento de la organización subversiva. De esto dan cuenta los juicios posteriores, e incluso una novela-reportaje de Santiago Roncagliolo, La Cuarta Espada. Mientras eso ocurría, Fujimori pescaba en la selva y en paralelo prefería respaldar al Grupo Colina.

El terrorismo fue derrotado con Inteligencia, en alta la primera letra por razón semántica y ortográfica. No era necesario masacrar presos en Castro Castro, meterle bala a los asistentes a una pollada en Barrios Altos, o torturar a sospechosos en La Cantuta. Se hizo un seguimiento que demoró, pero que dio sus frutos. De la misma forma se puede derrotar a esa delincuencia avezada que vivimos en nuestros días. Y lo ideal sería que las penas sean más severas, con cadena perpetua incluida. Eso se puede hacer en democracia.

Pero para Keiko Sofía eso no importa. Es mejor matar diez inocentes si se acaba con un delincuente. La misma lógica de Colina. El mismo desprecio por la justicia, los derechos humanos, y la democracia. La misma demagogia populista y el mismo pragmatismo sin respeto por la vida que mostró su padre en la década de los '90.

Esa es la Keiko Fujimori real. Si quieren al fujimorismo de vuelta al poder, allí lo tienen. Ojalá que los que deseen eso no sean la mayoría. Y que no sean los suficientes como para que tengan una bancada mucho más grande que la que han tenido en el último período.

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