viernes, 12 de octubre de 2007

El genio olvidado del APRA

Un día como hoy, hace 107 años, nació Luis Alberto Sánchez, quizás el último intelectual y político de peso que haya tenido el Partido Aprista. Sin embargo, llama la atención que, nuevamente el APRA en el poder, los seguidores del movimiento que fundara Haya de la Torre no se hayan preocupado por homenajes en recuerdo de este brillante hijo que tuvo el país, por encima de toda diferencia política. LAS Ha pasado totalmente desapercibido, en medio de escándalos políticos en el gobierno.

Nacido en Lima el 12 de octubre de 1900, LAS destacó por sobresalir en diferentes facetas: intelectual, literato, autoridad universitaria, político. En cuanto a la literatura, más destacó por ser analista y crítico de la materia, pero lo más sobresaliente fue la precocidad que tuvo para publicar libros. Apenas a los 20 años dio a conocer, “Los Poetas de la Colonia y la Revolución”, y no pararía de escribir hasta su muerte, acaecida en 1994, más de un centenar de publicaciones, entre críticas literarias, y algunas novelas y cuentos poco conocidos.

También fue rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en tres oportunidades, teniendo el reconocimiento, a pesar de los años, de todo sanmarquino, debido a su labor y dedicación por esta histórica casa de estudios, de la que dijo en una oportunidad que quería a San Marcos “más que una querida”, como confesó en alguna ocasión.

Pero lo que queremos destacar es su faceta como político. Pese a pertenecer a una familia de clase media, decidió abrazar las banderas del APRA, aquel incipiente movimiento político que apostaba por un cambio en el país. LAS confesó el porqué decidió hacerse aprista: "Todo lo demás, nacionalistas, civilistas y sanchecerristas (Unión Revolucionaria) significaban volver a lo antiguo, lo que suele llamarse la `derecha ’. En este tiempo se presento la oportunidad de escoger entre el fascismo de Mussolini, el totalitarismo comunista de Stalin y la Democracia Socializante de España Republicana. Me tentaron insistentemente desde las plagas comunistas; ya había muerto Mariátegui y yo conocía demasiado a Ravines para escuchar aquellos cantos de sirena. Me decidí por el APRA, que era original, realista y en donde estaban mis amigos".

Lo que caracterizó a LAS en su dilatada trayectoria política fue que, pese a la pregonada disciplina aprista, siempre supo manifestar su opinión, aún cuando fuera en contra de lo dictaminado. Cuando el entonces presidente Alan García anunció que estatizaría la banca, todos aplaudieron a rabiar, excepto LAS, quien se quedó observando sentado en su curul. Incluso más antes, mostró su discrepancia por la forma como se llevaban las estrategias políticas del APRA, en épocas de los años ’60 y de la alianza con los odriístas. También se mostró más liberal en economía que muchos de sus compañeros, sin dejar de lado su visión social. Incluso, después de muerto, se publicó una obra suya de manera póstuma denominada Sobre la herencia de Haya de la Torre, en la que criticaba el naciente neoliberalismo y el primer gobierno de García, del cual dijo que “no guardó empatía alguna con los fundamentos del aprismo”.

Esa rebeldía respetuosa fue el punto distintivo de LAS, así como su espíritu libre y su brillante inteligencia, que mantuvo hasta el final de sus días. Algo que los apristas del Siglo XXI debería aprender y retomar, o por lo menos intentarlo, ya que no lo heredaron; aunque al parecer, no existe el mínimo interés en hacerlo, pues prefieren seguir sólo que lo dicte el secretario general del Partido y el coloso Presidente de la República.

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