miércoles, 28 de febrero de 2007

Benedicto era la voz


El presidente Alan García acaba de cometer el peor error en lo que va de su segunda gestión al frente del país. Nombró como ministro del Interior nada más y nada menos que a Luis Alva Castro, uno de los más reconocidos dirigentes apristas y que durante los últimos 17 años guardó perfil bajo, pese a seguir participando activamente de la política nacional.

No es por desmerecer los méritos de don Lucho, pero su especialidad son los temas de economía (aunque tiene un mal recuerdo por ese lado). Recordemos que fue Primer Ministro y titular de Economía en los dos primeros años de la primera gestión de García, y luego renunció por estar en desacuerdo con la estatización de la banca y con los arrebatos del mandatario.

Acto seguido, se postuló a la presidencia de la Cámara de Diputados en 1988, en contra del favorito de Alan, el doctor Carlos Roca, y logró el objetivo. Además, alcanzó la secretaría general del APRA, amargando nuevamente la vida a García. Entonces, cuando postuló a la presidencia en 1990 por la estrella, el presidente prefirió apoyar a Fujimori como venganza. Desde allí fueron archienemigos hasta el retorno de Alan de su exilio bogotano-parisino en 2001.

Volviendo al tema, García aprovechó la caída de Pilar Mazetti, luego de los escándalos en la compra de unidades móviles para la policía, ocurrido semanas atrás, para reforzar la presencia aprista en gabinete. Y no se le ocurrió mejor idea que colocar a Lucho Alva en Interior. Por cuestión política, puede ser bueno para reafirmar el peso del partido en el gobierno, pero a la larga, lo perjudicará. Porque Lucho Alva no tiene experiencia en el manejo del sector interior, ni conoce la problemática de la Policía Nacional. Entonces, es un desacierto tremendo haberlo nombrado.

Hay muchos que hablan que el APRA no tiene cuadros. Puede que en varios sectores no los tenga (¡y es cierto!), pero hace tiempo que hay dos especialistas en la materia que se dejan notar, y son apristas: Luis Gonzales Posada. Por más que sea aprista, el popular “cabezón” maneja temas referidos a la seguridad, así como la problemática de la Policía Nacional, así como de las Fuerzas Armadas.

Pero si hay alguien más capacitado en este tema, es nada más y nada menos que el coronel en retiro Benedicto Jiménez. El hecho de haber sido policía, y haber formado parte del escuadrón que capturó a Abimael Guzmán, y conocer la realidad y la interna de la Policía, le dan el peso suficiente para haberse ceñido el fajín ministerial. Era fácil para Alan García haberlo sacado del INPE para ponerlo en Interior. Pero no lo hizo. Es un error que, pronosticamos, le va costar caro.

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