viernes, 20 de febrero de 2009

Meche convertida en “Thatcher”

La designación de Mercedes Cabanillas como ministra del Interior ha sido una verdadera sorpresa en el ambiente político. Si bien es cierto ya caía de madura la salida de Remigio Hernani de esta cartera, nadie esperaba que una de las líderes más importantes del APRA fuera designada en este difícil, pero importante cargo en el gabinete.

Esto sorprende porque entre los nombres que tenía el Ejecutivo para este portafolio, no figuraba la que fuera ministra de Educación durante el primer régimen aprista. Pese a su influencia dentro de su movimiento político e incluso dentro del mismo Congreso, que presidió entre 2006 y 2007, no se esperaba tal designación.

Sin embargo, recordemos que el presidente Alan García tiene olfato político. El hecho de colocar en Interior a una mujer de carácter como la popular “Meche”, a quien ya algunos la han denominado como “la Thatcher peruana”, le da dos contrapesos: será la “premier bajo la sombra” del gabinete de Yehude Simon; y la vez la imagen dura de la también congresista, transmite una idea de cambio en la población con respecto a lo que se puede hacer en temas de seguridad ciudadana.

No obstante, pese a que García diga que Cabanillas ha adquirido conocimiento sobre temas de seguridad, por haber sido presidenta de la Comisión de Defensa del Congreso, no es algo que asegure una buena gestión de “Meche”. Por eso, es una verdadera incógnita lo que ocurrirá.

En la columna anterior planteábamos la necesidad de una reforma dentro del Ministerio del Interior, en la que se privilegie la especialización dentro de la Policía. Ahora, vamos a observar qué es lo que realizará Cabanillas al frente del Ministerio.

De arranque, Cabanillas ya se comprometió a reorganizar la Policía Nacional y a coordinar la seguridad ciudadana con la Defensoría del Pueblo. Habrá que estar atentos a las medidas que tome.

Conocida como una mujer con mucha influencia y liderazgo dentro de su Partido, y de una larga trayectoria política, Cabanillas asume el reto más difícil de su carrera. De tener éxito, podrá dar el salto hacia una posible candidatura presidencial. Pero de continuar los erráticos pasos de sus antecesores, lo más probable es que quede chamuscada definitivamente, y quede en un segundo orden dentro del APRA.

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