domingo, 20 de julio de 2008

Alan García y el fantasma de la inflación

Está demás decir que cuando los peruanos escuchamos la palabra “inflación”, inmediatamente lo relacionamos al presidente Alan García. Y es que en su primera gestión gubernamental fue lo que más se notó, debido a un manejo desequilibrado de la economía nacional (no necesariamente por lo estatista), tanto que llegó a ser una verdadera “hiper-inflación”. Todo esto gracias a la utilización excesiva de la “maquinita” para fabricar un dinero que era una ilusión en las manos de los trabajadores y de las amas de casa.

Esto lo ha entendido muy bien el presidente. Por ello, desde el comienzo de su segundo régimen comenzó a tomar precauciones al respecto. Desde el vamos, evitó repetir la fórmula de su primer gobierno, con lo cual la inflación mantuvo los mismos estándares de esta década: menos de uno o uno por ciento anual. Sin embargo, al final de 2007, la inflación pasó al 4 % anual, lo cual, pese a no acercarse para nada a aquellos 3 o 4 dígitos del 85 al 90, causó alarma entre un buen sector de la población, el cual sin ser entendido en la materia culparon a García, más por sus antecedentes que por sus yerros actuales.

Aquí hay que ser justos: en primer lugar, el aumento de la inflación que tenemos en el Perú, también se está dando en Argentina y Ecuador, países que están aplicando un modelo económico muy distinto al nuestro. También se da en España, que está bajo las reglas del mercado (aunque claramente más desarrollado que el Perú). Entonces, la inflación es un fenómeno internacional, tal como lo dice García.

Pero lo mismo ocurría en la década de 1980, pues casi todos los países de América Latina sufrían de inflaciones altísimas; está claro que Perú tuvo la más alta.. La diferencia está en que esa época, América Latina tenía problemas de escasez, y corría poco dinero. Fue allí donde varios estados comenzaron a privatizar sus servicios. Perú siguió fiel a una heterodoxia económica izquierdista, que lo llevó al colapso económico.

Ahora, la razón es más globalizada: La presencia (abusiva) de las tropas norteamericanas en Irak ha causado el aumento desmedido del precio del petróleo, lo cual genera el incremento de precios de los productos de primera necesidad. Además de esto, la administración Bush ha invertido buena cantidad del presupuesto de los Estados Unidos, motivo por el que se encuentra en crisis económica. Y es obvio que la economía del país del Norte influye en economías como las nuestras, que por años han sido dependientes de que lo que haga la nación de bandera con estrellitas y rayitas.

Si bien es cierto las cifras no son enormes como en los ’80 (ni llegarán a ser como antaño, según especialistas), lo cierto es que la inflación golpea siempre a los más pobres, a los de escasos recursos. Ahora tienen que ajustarse más que antes. Y sin aumento de sueldos, la cosa va para peor.

Esta vez, la responsabilidad de Alan García radica en que sencillamente, no está haciendo nada. Esto se demuestra cuando el presidente recomienda a las amas de casa que no consuman el producto X porque está subiendo, mejor consuman el producto Y porque no sube. Eso se llama inacción. Además, está respondiendo a la lógica cruel del mercado: que el Estado no haga nada, porque el mercado lo resolverá. Más bien el Estado es el que tiene que intervenir, doctor García; pero sin fórmulas que, usted sabe, nos llevaron al fracaso.

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