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miércoles, 8 de junio de 2011

Ollanta llegó

Tras largos cinco meses, la intensa campaña electoral que hemos vivido ha terminado. Y quizás como no poca gente se lo imaginaba, pues a inicios de enero, gran parte de la opinión pública no daba posibilidades de victoria a Ollanta Humala, que en ese momento figuraba cuarto en las encuestas con entre 10 y 12 por ciento. El establishment parecía tranquilo, y la fiesta andaba en paz.

Sin embargo, desde ese caluroso mes de enero a este gris y otoñal mes de junio, muchas cosas cambiaron. Ollanta Humala ha ganado en una campaña electoral intensa y polarizada. Los wikileaks marcaron su primer repunte en febrero, y en marzo comenzó a ganar adhesiones, hasta lograr el primer lugar. En la segunda vuelta, sufrió el cargamontón de los medios; pero su perfil moderado, los errores garrafales de los asesores de su contendora, y la marcha anti-fujimorista del 26 de mayo, le dieron la victoria. Su gran mérito ha estado en mantener la calma y haber aprendido de los errores, tanto de estrategia como de visión política, que cometió en la elección de hace cinco años.

Seguramente Humala es consciente de que su victoria ha sido harto difícil de obtener. La campaña de demolición que enfrentó es una prueba de ello. Pero lo que viene es mucho más difícil.

Primero, porque ahora que será Presidente de la República, Humala estará en los ojos de todo el mundo. La misma prensa que se ha encargado de tirarle basura en estos meses no lo dejará tranquilo, pues es sabido que defienden grandes intereses que están detrás. Intereses que pueden venirse abajo si Humala emprende reformas redistributivas que a éstos no les conviene. En ese sentido, el nuevo Jefe de Estado deberá tener “muñeca” y paciencia para manejarse. Allí tendrá que pedir algunos consejos a Alejandro Toledo, quien luego de acceder al poder tumbándose a la mafia fuji-montesinista, sufrió un cargamontón que no le hicieron a Alan García.

Segundo, tendrá que hacer alianzas en el Congreso. Perú Posible podría ser una posibilidad que no sólo sostendría la gobernabilidad, sino que garantizaría que puedan emprender algunas reformas comunes que tanto Gana Perú como el partido de la chakana plantearon en la campaña. La alianza con la agrupación de Toledo, que está más al centro, sería algo así como la Concertación en Chile, y pondría un buen dique a las pretensiones de la derecha compuesta por el fujimorismo, el APRA y algunos integrantes del PPC y Solidaridad.

Tercero, Es la oportunidad de buscar respaldos internacionales. La alianza con Brasil y Argentina, además de buscar más a Unasur, le dará un buen soporte ante los intentos de cierta derecha cavernaria por sacarlo del poder. Porque eso van a buscar. Así se pudo frenar, por ejemplo, la intentona golpista en Ecuador. Y alejarse un poco del bloque más cercano a los Estados Unidos. Claro está, marcando su propio perfil como presidente de una nación soberana.

Cuarto, impulsar las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, tanto en la reparación a las víctimas como en la búsqueda de justicia.

Quinto, no debe temblarle la mano en la lucha contra la corrupción. La de hace veinte años, la de ayer, la de hoy y la de mañana. Debe facilitar todas las herramientas al Poder Judicial, y no entorpecer su trabajo como lo ha hecho el régimen de Alan García.

Sexto, una lucha frontal contra la pobreza. Dar impulso a los programas sociales y generación de empleo digno. Hacer justicia social con los trabajadores, los campesinos, los jubilados; y resolver los conflictos sociales que deja García.

Quizá haya llegado el momento de lograr ese gran cambio social que anheló mucha gente para el Perú, como Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. Para eso estaremos atentos y vigilantes. Eso sí, no es un cheque en blanco.

Foto: Diario El País de España.

martes, 30 de diciembre de 2008

Un país de farándula

Magaly Medina acaba de ser nombrada “personaje del año” según los resultados de una encuesta desarrollada por el Instituto de Opinión de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha superado al mismísimo presidente Alan García, quien pese a subirse al carro de la farándula hace unos días, no ha podido recuperar réditos en ese sentido.

El que la polémica ex conductora de TV haya recibido esta distinción, es un reflejo de en dónde tiene la cabeza nuestra sociedad peruana. A esto hay que agregar que en tercer lugar quedó nada menos que el ex ministro aprista Rómulo León Alegría, tristemente célebre por el “faenón” que quedó al descubierto en sus conversaciones con otros personajes, para hacer negocios turbios en el ámbito petrolero. Pero este es otro indicador que analizaremos en otra ocasión. Por ahora nos detendremos en lo de Magaly.

La idea de elegir al “personaje del año” está basada, generalmente, en encontrar a alguien que haya tenido algún mérito, o logrado algo importante para el país. Parece que la gente olvidó que Lucho Horna ganó el Roland Garrós (en dobles, pero ganó), o que Gastón Acurio ya es reconocido en otros países por su trabajo de difusión de la cocina peruana.

Estas cuestiones no son tomadas en cuenta, sino que más importante es conocer quién le sacó la vuelta a quién, qué futbolista se amaneció y se emborrachó, qué vedettes se jalaron de las mechas en público, etc., etc., etc. Pan y circo para el pueblo. Temas que distraen de la realidad, que obnubilan y embrutecen, y que alejan de temas más importantes, como lo que ocurre en la actualidad: la crisis económica y financiera internacional, que de hecho nos va afectar; o la corrupción que se sigue poniendo al descubierto en las instituciones del Estado.

Es que ahora somos un país de farándula. Y por eso es que tenemos los congresistas que tenemos, así como los presidentes regionales, alcaldes, y hasta al presidente que tenemos. Los políticos que nos gobiernan son un reflejo de nuestra sociedad.

La descomposición moral de nuestro país viene desde la época de Fujimori, cuando adormeció a todos con la idea de que la democracia no servía y que era mejor que un japonés de mano dura dirigiera el país a su antojo. Por eso había que dejarlo hacer todo lo que quiera sin chistar. Para ello, junto a su cómplice Montesinos, controló los poderes del Estado. Y no se escapó el cuarto poder: los medios de comunicación, los cuales se convirtieron en caja de resonancia de la exaltación de la imagen del Ingeniero.

Y para agregarle más cerezas a la torta, los medios controlados por el régimen que nos gobernó los ’90 promovieron personajes como Laura Bozzo y la mismísima Magaly. Los noticieros se convirtieron prácticamente en partes policiales televisados, mostrando sangre y sensación de desgobierno. Y aparecieron los periódicos “chicha”, que colocaban en sus portadas una mezcla de sangre y sexo al por mayor.

Claro que hubo pocas excepciones que resistieron al poder. Pero todo ese gran bombardeo mediático de los ’90 ha generado la sociedad que tenemos ahora.

Fujimori no es el único responsable. Sus sucesores también tienen su cuota en este asunto. Recordemos que Toledo le puso piloto automático a todo, de tal forma que las cosas siguieron como estaban. No contamos a Paniagua porque su gobierno era de transición.

Y ahora tenemos a Alan García, que prefiere ponerse a bailar para llamar la atención, y dársela de muy preocupado por los temas sociales con la organización de su “Teletón”, en una verdadera muestra de hipocresía. Un presidente que gusta del figurettismo antes que tomar decisiones concretas para mejorar la educación en el país, o de impulsar una verdadera justicia social.

Precisamente por tener una sociedad sin educación, sin justicia social y sin valores, es que somos decadentes. El resultado es que la señora Magaly Medina, una señora que ha manchado honras y destruido matrimonios, que ha servido de psicosocial distractor a los gobiernos de los últimos diez años, y que actualmente purga prisión por difamación, ha sido elegida personaje del año. Esos son méritos para mucha gente en nuestro país.

viernes, 12 de diciembre de 2008

No se meta, doctor García

Magaly Medina acaba de ganar, inesperadamente, un defensor de peso, en el marco de su condena a prisión por el delito de difamación contra el futbolista Paolo Guerrero. Y no me refiero a la gran cintura que éste posee, ni a algún grandazo millonario que está interesado en su libertad.

Se trata nada más ni nada menos que el mismísimo Presidente de la República, don Alan García Pérez. El Primer Mandatario ha señalado que la prisión a la que ha sido condenada la ex – conductora de televisión (porque por el momento, ha dejado de serlo) “ha sido suficiente”, y adelantó que estudiaría su caso para que quedara libre.

Estas declaraciones de García representan otra intromisión más en un tema que es de competencia del Poder Judicial. Recordemos las iniciativas de amnistía a favor de los militares y policías que enfrentan juicios por temas de derechos humanos; entre éstas la del congresista Edgar Núñez.

Además de esto, el presidente sigue sumergiéndose en mares completamente faranduleros, los cuales no corresponden a la figura de un Jefe de Estado, la cual debe mantenerse en terrenos de la política y la seriedad, alejado completamente de lo “chicha”.

Lo más grave es que García es abogado de profesión. Y siendo un conocedor de la ley, él sabe que lo mejor es que el caso se resuelva en el Poder Judicial. Que la justicia determine si Magaly Medina sebe ser perdonada o no. Sin embargo, muy a pesar de la Medina (y a los intereses políticos y económicos que están detrás) las pruebas legales ameritan que debe cumplir su condena. Y de esto Alan conoce y entiende.

Pero García parece tener un interés político en esto. Él sabe que hay mucha gente en nuestro país que ha perdido el sentido de la realidad. Y que considera que el tema de Magaly es de interés nacional, y por ello demandan “justicia y libertad” para la conductora. Sostienen que esto es “una injusticia”.

Esta ceguera mental es aprovechada por el presidente, quien para congraciarse con quienes la sufren, hace este tipo de anuncios. Es evidente que con esto busca subir algunos puntos en el “rating” de su alicaída aprobación.

Si no fuera así, entonces, ¿por qué no emitió opinión sobre la extradición de Alberto Fujimori, cuando éste se encontraba en Chile? ¿Por qué no se pronuncia sobre su culpabilidad o inocencia, mientas es procesado? ¿Allí no tiene opinión el Presidente?

He allí varios ejemplos de los intereses de Alan García, en su segunda versión.

Lo mejor es que no se metiera en el asunto. Que los abogados de Magaly sean los que la defiendan, y que García se dedique a gobernar, que para eso fue elegido.

domingo, 24 de agosto de 2008

El Congreso se puso los pantalones

La derogación de los decretos legislativos 1015 y 1073 constituye un verdadero triunfo de la democracia en nuestro país. Se ha impuesto la voluntad general de los pueblos (tal como lo dijera San Martín al proclamar nuestra independencia de España), por encima de la voluntad de las minorías que siempre han gobernado el país. Se ha impuesto el interés general sobre el particular.

Estos decretos, que comprendían lo que fue denominada como "La Ley de la Selva", buscaban promover la inversión privada en el territorio amazónico, una de las acciones contempladas en el famoso artículo del presidente Alan García, titulado "El Perro del Hortelano". Con esto, supuestamente se integraría a las comunidades de la selva (y de la sierra), al crecimiento económico que experimenta el país por estos años, y les permitiría su avance y desarrollo.

Sin embargo, con la promulgación de esta norma las comunidades prácticamente perdían la propiedad de sus tierras, en beneficio de los grandes empresarios (la gran mayoría extranjeros, chilenos y norteamericanos). La norma fue promovida por el Poder Ejecutivo de manera unilateral, casi autoritaria y dictatorial, sin haber conversado previamente con las comunidades acerca de un acuerdo conjunto, para elaborar una norma que realmente promueva el desarrollo de estos pueblos.

Obviamente, esto generó la reacción airada de los pueblos amazónicos, que en su totalidad tomaron puentes y carreteras, como su única (y legítima) forma de hacer sentir su reclamo. El gobierno se vio desbordado (otra vez) por un nuevo conflicto social, esta vez no en el sur del país, zona a la que se tilda injustamente de revoltosa, sino en el oriente.

Esta vez, el Congreso no se hizo de la vista gorda ante el problema, como en anteriores ocasiones. La Comisión de Pueblos Andinos y Amazónicos, dictaminó la derogación de estos decretos. Finalmente, el Pleno, en sesión realizada el pasado viernes, se puso los pantalones y confirmó esta anulación. Sólo la bancada aprista, atada de pies y manos a las decisiones del obeso mandatario, su cúpula partidaria y la derecha cavernaria, votó en contra de la derogación. En cambio, las otras bancadas (incluida la fujimorista, supuesta aliada del alanismo), manifestaron su decisión de dejar sin efecto la "Ley de la Selva".

Con esto, el Congreso se ha reivindicado ante la población. Ha dejado de lado su papel pasivo y casi pintoresco para ser un agente activo de la gobernabilidad. Logró frenar el desequilibrio (aunque aún existe) entre Estado y Sociedad Civil. Ante el grave conflicto social en la selva, intervino de inmediato para que este cese, y se apueste por una negociación. La derogación de estos decretos trajo como consecuencia la paralización de las protestas, y la vuelta a la calma social (por ahora) en el país.

Por eso, esta actitud del Congreso es un triunfo de la democracia, porque por fin el “primer poder del Estado”, en el que están representados los ciudadanos de este país, ha preferido representar los intereses de las mayorías, antes que ceder a los intereses de unos pocos. Quizás hayan habido presiones de sectores como las ONG's u otras asociaciones, pero en esta ocasión han servido para los intereses legítimos de poblaciones que, encima de ser olvidadas por el Estado, ahora estaban siendo atropelladas por éste mismo.

Ojalá que este sea un punto de inflexión en el cual el Congreso, ahora sí, asuma su papel como actor dentro del Estado. Y a la vez que el Ejecutivo gire 180 grados su estilo de gobernar. Que se torne más dialogante y promueva la participación de los diferentes sectores del país en la búsqueda de su desarrollo, y no mantenerlos al margen de sus decisiones, en las que buscan el beneficio de unos pocos, como es notorio que está sucediendo.

Si todo esto ocurre, por fin se gestará la existencia de una verdadera democracia funcional en el país.

domingo, 20 de julio de 2008

Alan García y el fantasma de la inflación

Está demás decir que cuando los peruanos escuchamos la palabra “inflación”, inmediatamente lo relacionamos al presidente Alan García. Y es que en su primera gestión gubernamental fue lo que más se notó, debido a un manejo desequilibrado de la economía nacional (no necesariamente por lo estatista), tanto que llegó a ser una verdadera “hiper-inflación”. Todo esto gracias a la utilización excesiva de la “maquinita” para fabricar un dinero que era una ilusión en las manos de los trabajadores y de las amas de casa.

Esto lo ha entendido muy bien el presidente. Por ello, desde el comienzo de su segundo régimen comenzó a tomar precauciones al respecto. Desde el vamos, evitó repetir la fórmula de su primer gobierno, con lo cual la inflación mantuvo los mismos estándares de esta década: menos de uno o uno por ciento anual. Sin embargo, al final de 2007, la inflación pasó al 4 % anual, lo cual, pese a no acercarse para nada a aquellos 3 o 4 dígitos del 85 al 90, causó alarma entre un buen sector de la población, el cual sin ser entendido en la materia culparon a García, más por sus antecedentes que por sus yerros actuales.

Aquí hay que ser justos: en primer lugar, el aumento de la inflación que tenemos en el Perú, también se está dando en Argentina y Ecuador, países que están aplicando un modelo económico muy distinto al nuestro. También se da en España, que está bajo las reglas del mercado (aunque claramente más desarrollado que el Perú). Entonces, la inflación es un fenómeno internacional, tal como lo dice García.

Pero lo mismo ocurría en la década de 1980, pues casi todos los países de América Latina sufrían de inflaciones altísimas; está claro que Perú tuvo la más alta.. La diferencia está en que esa época, América Latina tenía problemas de escasez, y corría poco dinero. Fue allí donde varios estados comenzaron a privatizar sus servicios. Perú siguió fiel a una heterodoxia económica izquierdista, que lo llevó al colapso económico.

Ahora, la razón es más globalizada: La presencia (abusiva) de las tropas norteamericanas en Irak ha causado el aumento desmedido del precio del petróleo, lo cual genera el incremento de precios de los productos de primera necesidad. Además de esto, la administración Bush ha invertido buena cantidad del presupuesto de los Estados Unidos, motivo por el que se encuentra en crisis económica. Y es obvio que la economía del país del Norte influye en economías como las nuestras, que por años han sido dependientes de que lo que haga la nación de bandera con estrellitas y rayitas.

Si bien es cierto las cifras no son enormes como en los ’80 (ni llegarán a ser como antaño, según especialistas), lo cierto es que la inflación golpea siempre a los más pobres, a los de escasos recursos. Ahora tienen que ajustarse más que antes. Y sin aumento de sueldos, la cosa va para peor.

Esta vez, la responsabilidad de Alan García radica en que sencillamente, no está haciendo nada. Esto se demuestra cuando el presidente recomienda a las amas de casa que no consuman el producto X porque está subiendo, mejor consuman el producto Y porque no sube. Eso se llama inacción. Además, está respondiendo a la lógica cruel del mercado: que el Estado no haga nada, porque el mercado lo resolverá. Más bien el Estado es el que tiene que intervenir, doctor García; pero sin fórmulas que, usted sabe, nos llevaron al fracaso.

jueves, 17 de julio de 2008

El maracanazo y los días post-paro

Los traumas son esos demonios que uno tiene en su interior, ante los cuales es muy difícil luchar, a menos que uno ponga un gran esfuerzo de su parte. Muchas veces, nos impiden avanzar hacia cosas que nos hemos propuesto hacer. Simplemente, nos inmovilizan. Otro mecanismo de defensa es no volver a usar la misma estrategia, o pasar por el mismo camino, para evitar que vuelva a ocurrir.

Sin duda alguna, un trauma para todo brasilero aficionado al fútbol es cuando su selección se enfrenta a la de Uruguay. Ver esa camiseta celeste frente a su “verde-amarelha” a veces da espanto. Pero otras veces es signo de respeto.
Este trauma se originó el 16 de julio de 1950, hace 58 años y un día, cuando la celeste se impuso a Brasil por dos a uno, como visitante en el Maracaná, y ganó una Copa del Mundo que el gigante sudamericano ya creía suya. Con goleada incluida sobre la celeste.

A Brasil sólo le bastaba empatar para ganar la Copa. Goleadas aplastantes ante Suecia (7-1) y España (6-1), le daban ventaja sobre Uruguay, que apenas empató con los hispánicos (2-2) y sufrió para derrotar a los escandinavos (3-2). Sin embargo, en la cultura futbolística brasilera, está bien presente que al rival no hay que derrotarlo simplemente, sino que hay que GOLEARLO.

Por ello, los “canarinhos” salieron al campo del Maracaná con todo, previa fiesta anticipada, con fuegos artificiales y todo ello. Pero Uruguay ya conocía a su rival, y simplemente aguantó el cero todo el primer tiempo, para que, después de encajar el primer gol, hacerles dos a los brasileros, y llevarse un título que locales no esperaban les fuera arrebatado en su propia cancha.

Desde allí, los partidos que Brasil disputaba ante Uruguay no serían iguales. Incluso, se vengaría en México 1970, cuando esa orquesta comandada por Pelé le volteó el partido a los “charrúas” por tres a uno. Pero, cada vez que se miden, siempre hay un temor y respeto de los brasileros a esa camiseta celeste, ahora alicaída, pero siempre gloriosa.
Quizás sea brusco el cambio de tema, pero algo parecido le sucede a nuestro presidente, el doctor Alan García. Es obvio que se quedó traumado con los resultados de su primera gestión, en la que implementó medidas estatistas. Ahora está haciendo todo al revés: incluso quiere privatizar la selva. Tiene miedo a que se venga otro desastre económico como en su gobierno de 1985 a 1990.
Pero con el crecimiento económico actual, es imprescindible que el Estado se haga más presente. No necesariamente estatizando, pero sí interviniendo ante los claros abusos del capital privado hacia el pueblo. Es por eso que, pese a que no fue una mayoría, mucha gente paró el pasado 9 de julio, para hacerle sentir al gobierno que el camino económico que está siguiendo está generando más exclusión y pobreza entre los peruanos. Si bien es cierto no fue apoyado masivamente, el paro ha generado un apoyo en sectores importantes de la población.
Por eso, es necesario un giro en esta materia. Pero Alan no se atreve, traumado porque es más fuerte su miedo a que la derecha se le venga encima, o que se venga otra crisis económica; que la necesidad de cambio que pide el país.

miércoles, 2 de abril de 2008

Ni pan, ni libertad

El presidente Alan García ha afirmado que el extinto fundador y líder aprista Haya de la Torre haría en la actualidad lo que viene haciendo este gobierno. Este comentario, en lo personal, ha causado sorpresa. Y seguramente que muchos de quienes conocen los principios ideológicos del APRA (sean militantes, simpatizantes y hasta detractores) también han tenido esta misma sensación.

En primer lugar, el primer principio del APRA (en siglas Alianza Popular Revolucionaria Americana) es la Acción contra el Imperialismo. En la época del Haya de la Torre, fundador del aprismo, estos imperialismos eran los Estados Unidos y la Unión Soviética. Luego de la caída del bloque soviético, quedó solo el país del norte de América (aunque debilitado ahora), y ahora tenemos una Unión Europea sólida (aunque poco imperialista), y la China como potencia emergente. Ante estas potencias, García solo ha demostrado sumisión y resignación. Ha callado en todos los idiomas ante los abusos de Bush en Irak, e incluso ha justificado la agresión de China ante los tibetanos. No se le pide que se enfrente de manera abierta a lo Chávez, pero sí que presente una posición firme ante este tipo de abusos de los actuales “imperialismos”.

Luego, está el de la Unidad Política de América Latina. Haya sostenía que para resistir los embates de los imperialismos, era imprescindible la unión entre los 20 países latinoamericanos, para negociar de igual a igual. Paradójicamente, García solo mantiene como aliado del Perú a Colombia, y un poco con Ecuador gracias a la empatía (mas no sintonía) con su presidente Correa. Del resto del continente, nada que ver. Encima, lanza puyazos tras bambalinas a Venezuela y Bolivia, y cuando fue a España, pidió a la Unión Europea concretar el TLC solo con Perú, dejando de lado a los hermanos de la región Andina.

Por la nacionalización de la tierra e industrias, es el tercer punto de las ideas del aprismo. Nadie pide ahora que García ahora estatice y nacionalice todo. Son otras épocas. Pero tampoco que privatice todo lo posible (y todo lo que queda), como pretende hacerlo con la famosa “Ley de la Selva”. Tampoco se nota que el actual gobierno esté impulsando la industria nacional, por el contrario, la debilita, al concentrarse solo en la llegada del capital extranjero.

Cuarto punto: La internacionalización del canal de Panamá. Es un tema ya superado: el canal ya es panameño desde 2000. Fue una bandera que Haya enarboló hasta su muerte en 1979. Pero García podría preocuparse porque no hayan bases militares norteamericanas en Paraguay, por ejemplo. No dice ni jota sobre el asunto.

Por último, está la solidaridad con las pueblos y clases oprimidas del mundo. ¿Se puede decir que García tiene solidaridad con un pueblo como el Tibet, que recibe una represión de parte de la abusiva China en pleno siglo XXI, en la que hay varios detenidos e incluso muertos? Mas bien ha justificado el abuso, porque ha manifestado que “quieren boicotear los Juegos Olímpicos”. Por cierto, el presidente del Brasil, Lula Da Silva, ya anunció que no irá a Beijing cuando se inauguren los Juegos. ¿Acaso Alan ha manifestado su solidaridad con Irak?

Resumiendo, el famoso lema del APRA, “Pan con Libertad”, ya pasó de moda. Haya decía que un pan no se podía comer sin libertad; y a la vez que de nada valía la libertad, si no había pan. Ni la justicia social, representada por el pan, ni la democracia, que equivale a la libertad, están siendo promovidas por el gobierno de García, a casi dos años de su gestión. Mas bien promueve la idea de que el mercado resuelve todo, sin que el Estado casi intervenga (y si interviene solo es para ideas populistas); y tampoco el sistema democrático, pues se ha aliado con la derecha, con la cual viene gobernando, y con la promueve persecución contra todo el que se oponga (ONG’s de derechos humanos o pro-chavistas), sea por la legal, o por sus famosos artículos de los Perros del Hortelano.

Es cierto que los tiempos cambian. Pero los principios quedan, y son adaptables al curso de las épocas. Por ello, García no puede decir que todo lo que él esta haciendo (y no el APRA) lo hubiera hecho Haya. Una cosa es adaptar los tiempos, y otra cosa es hipotecar las ideas, a cambio de voltearse a la derecha de la manera más descarada.

sábado, 2 de febrero de 2008

Marito y Alan: Enemigos íntimos

Hace solo cinco años, era impensable que los archirrivales políticos Alan García Pérez y Mario Vargas Llosa se encuentren para conversar. Ni siquiera era imaginable que coincidan en alguna ceremonia. La enemistad política entre ambos era una razón de peso, definitivamente.

Esta situación viene de larga data, algo más de dos décadas. Todo comienza cuando el impetuoso García, en su primer gobierno, anuncia en 1987 la estatización y nacionalización de la banca. Ante esto, surge por primera vez una oposición de peso al régimen aprista, encabezada por Vargas Llosa, junto con gente de la derecha liberal, agrupada en el Instituto Libertad y Democracia, de Hernando de Soto.

El 21 de agosto de 1987, el ya famoso escritor encabezó un multitudinario mitin en la Plaza San Martín, en el que rechazaba el intento de García de estatizar la banca privada. Con este hecho, que recibió respaldo popular, Vargas Llosa crea el Movimiento Libertad, en un principio para frenar la acción estatista, pero que al final deviene en una organización política, que en 1988 se une con Acción Popular y el Partido Popular Cristiano, y forman el recordado Frente Democrático (Fredemo), una coalición de derechas con miras a las elecciones de 1990.

Así, mientras el régimen de García se desgastaba, Vargas Llosa iba ganando popularidad, gracias a sus constantes críticas al manejo económico del gobierno aprista. Llegado 1990, todo parecía indicar que el escritor se convertiría en el próximo presidente. Sin embargo, su archienemigo García, utilizando la maquinaria del APRA (y con el apoyo nada desapercibido de la Izquierda, pese a que comenzaba su fragmentación), prefirió apoyar al desconocido Alberto Fujimori, en perjuicio de su otro archirrival (dentro del APRA), Luis Alva Castro. Y Fujimori logró la victoria, consumándose la venganza de García contra Vargas Llosa. Lo demás es historia conocida.

Pasados los años, pese a estar en el mismo viejo continente, ni Vargas Llosa ni García buscaron coincidir. El escritor estuvo en España, quizá resentido con el Perú, e incluso adquirió la nacionalidad ibérica. Por su lado, el líder aprista estaba en su exilio francés, perseguido por quien apoyó en 1990, y se dedicaba a la docencia, entre otras cosas. En lo único que ambos coincidían eran sus nada suaves críticas al régimen fujimorista. Pero Vargas Llosa seguía siendo de derecha, mientras que García ahora pasaba a ser parte de la socialdemocracia.

García retorna en 2001, tras haber quedado libre de sus procesos judiciales, y postula nuevamente a la presidencia. Si bien es cierto no recibió el guantazo directamente, su archirrival Vargas Llosa apoya a Alejandro Toledo, quien finalmente logra la victoria electoral, derrotando en segunda al entonces ex mandatario, quien, pese a la derrota en segunda vuelta, fue prácticamente perdonado por el pueblo peruano.

Cinco años después, el “gran” Alan (por su tamañazo) vuelve a lanzar su candidatura. Otra vez, y fiel a su estilo, Vargas Llosa apoya a la que fuera denominada por García “la candidata de los ricos y la derecha”: Lourdes Flores Nano. Sin embargo, Alan la deja otra vez fuera de la segunda vuelta, enfrentando a Ollanta Humala.

Aquí se produce el punto de quiebre. Vargas Llosa declara que ante estas dos opciones, prefiere votar por García, porque “representa el mal menor” y realizará su gobierno en democracia. García, sin rechazar el apoyo sorpresivo del escritor, advierte que él no ha pedido ese respaldo. Finalmente, el líder aprista vuelve a la presidencia con más del 52 % de los votos válidos.

Ahora, Vargas Llosa y García se saludan en Palacio de Gobierno. El primero fue a visitar al segundo, en agradecimiento por la preocupación de este último por su estado de salud. El escritor dice que el Presidente está manejando bien la economía, dentro de las reglas del juego democrático y del libre mercado. García señala que “fue un honor” conversar con el escritor e incluso manifestó su deseo de que gane el Premio Nobel de Literatura. ¡Cómo cambian los tiempos, Venancio! ¿Qué te parece?

Es cierto que García cambió. Pero Vargas Llosa también. Sino, recordemos que el laureado escritor peruano era un defensor a muerte de la revolución cubana y de Fidel Castro, en la década de 1960. Ahora es su más acérrimo crítico.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Alan García, el aprista caviar

Santiago Roncagliolo, aquel joven escritor peruano ganador del Premio Alfaguara 2006, dice lo siguiente sobre nuestro actual presidente, Alan García, en su reciente libro “La cuarta espada”: “(Alan) García era admirado desde todas las tribunas internacionales de la izquierda. Brillaba en la asamblea de países no alineados. Le dedicaban murales revolucionarios en México. Era considerado el nuevo Allende”.

Ese era Alan García en los años ’80. Ese diputado fogoso, opositor a las medidas económicas liberales del segundo gobierno de Belaúnde, que se convertiría luego en un presidente enemistado con la derecha y el empresariado, entre 1985 y 1990. Era el abanderado del ala más radical del APRA, que incluso lindaba con la misma izquierda socialista, en vez de mantener la postura de izquierda democrática que enarbolara Haya de la Torre.

Durante el régimen de Belaúnde, fue el más crítico al modelo económico del extinto fundador de Acción Popular. Cuestionaba el manejo del tema del terrorismo “sin respetar los derechos humanos”. En su primer gobierno, sus decisiones fueron las de un izquierdista apegado a la letra, según Roncagliolo: “... el gobierno del APRA tomó medidas radicales: nacionalizó la banca, controló los precios y el cambio de dólares, protegió la industria y prohibió las importaciones”. Un García completamente estatista y populista.

Incluso, hasta hace poco, unos tres años atrás, participó junto al APRA en la famosa marcha de la CGTP (sindicato representante de la vieja izquierda), aquella de la tristemente célebre “patadita” contra un pobre hombre enfermo de la mente, en la que protestara contra las medidas económicas del gobierno de Alejandro Toledo.

Pero el año pasado, Alan García Pérez volvió a la presidencia. Pese a plantear un programa socialdemócrata como alternativa al extremismo radical de Humala y al continuismo neoliberal de Lourdes Flores, en el que prometía parar los abusos de las services y regular las tarifas injustas, entre varias promesas, ha terminado aplicando el programa de esta última, a la que acusara en la campaña electoral de ser “la candidata de los ricos” y “representante de la derecha”.

Y por si fuera poco, no sólo ha querido demostrar su conversión en los hechos, sino en las palabras, como para que quede registrado. Su dos artículos, “El síndrome del perro del hortelano” y “Recetas para acabar con el perro del hortelano”, aparecidos en el diario El Comercio (antiguo perseguidor y enemigo acérrimo del APRA), lo ratifican.

En estos artículos destacan tres ideas: todo aquel que se opone a la inversión, es un comunista disfrazado de medioambientalista, que no come ni deja comer: el perro del hortelano. Este debe ser combatido, es una idea que está metida en todos nosotros, porque no permite el desarrollo. Hay que utilizar todas las zonas sin explotar, y si es posible, que estén en poder de la inversión extranjera, porque el Estado no puede administrarlo.

Sin duda alguna, García olvida su pasado. Él se oponía a la inversión privada en su primer régimen. Era un perro del hortelano. Ha pasado de ser un “presidente de la concertación”, lema de su campaña del 2001, a ser un descalificador de aquel que piense distinto. Y olvida que la historia de las privatizaciones e inversiones extranjeras en el Perú han significado sólo abusos contra la población; esto pese a que las inversiones son necesarias en este contexto de libre mercado, donde ninguna economía puede estar aislada. Y precisamente su gobierno tendría que hacer que la inversión extranjera respete las leyes de nuestro país y a los ciudadanos peruanos.

Lo peor es que explotando todo lo que el país tiene, el Perú seguirá siendo solo un exportador de materia prima, que sube y baja su precio de acuerdo a las coyunturas internacionales, en vez de ser un país que se convierta en industrializado, exportador de tecnología, lo cual garantiza una estabilidad y tranquilidad económica para todos, en vez de una venta sobrevalorada de materias primas que solo beneficia a unos cuantos.

Tanto que se critica a los “caviares” en estos tiempos, pues habría que señalar que García también forma parte del club. Para definir el término, “caviares” son todos aquellos que en una época enarbolaron las banderas de la izquierda, pero que ahora se han reciclado, negando su pasado izquierdista, y volviéndose incluso del otro bando (llámese la derecha).

Eso es lo que ha pasado con García, pues ni siquiera está haciendo un gobierno socialdemócrata como se esperaba, al estilo de Rodríguez Zapatero en España, Lula en Brasil o Néstor Kirchner en Argentina, (¡y como lo plantea el mismo APRA en su ideario!) sino que está alineado con la derecha, dando preferencia al empresariado, sin darle importancia a los derechos humanos y sin promover la participación ciudadana. Por ello, Alan García sería un verdadero “aprista caviar”.

sábado, 17 de noviembre de 2007

"¿Por qué no te callas?" (III)

Desde que asumió la responsabilidad de conducir el Fondo de Reconstrucción del Sur (Forsur), el empresario Julio Favre no ha hecho más que quejarse de todo. Se esperaba que su labor diera frutos. Sin embargo, pasados tres meses del devastador terremoto que ha dejado en escombros a Pisco y otras ciudades aledañas, no se ve ningún avance.

Como decía, este señor, en vez de dedicarse a trabajar, ir viendo contactos con empresas constructoras (pues los debe tener producto de su “roce” empresarial”, solo ha dado a conocer su única acción: el lamento fácil y barato.

Favre ha demostrado incapacidad para ejercer este tipo de trabajo, que se suponía le caía de perillas por no ser “político”, como él siempre lo ha manifestado. En vez de estar cerca del lugar de los hechos, coordinando acciones con las autoridades locales, despacha desde una oficina en San Isidro, completamente distante. Además, su equipo de trabajo está desarmado, pues personajes que lo integraban como los ex ministros José Chlimper y Pedro Pablo Kuczynski renunciaron, tras denunciar que Favre era intolerante y no tenía capacidad para dialogar.

Este es un grave error del gobierno. Primero, porque nombró a una persona que, al frente de un ente burocrático, no ha logrado que este produzca los resultados esperados. Segundo, porque debió formar una comisión integrada por los ministros del Interior, Economía, Vivienda y de la Mujer y Desarrollo Social, para que se encargue directamente del tema, en vez de crear otro organismo más, que entorpece más los avances en este asunto. No era necesario crear un organismo como Forsur.

Miren cómo han actuado en Chile, luego del terremoto del miércoles 14: la presidenta Bachelet ha enviado una comitiva de 4 ministros al lugar de los hechos, para que trabajen y ayuden a salir adelante a la ciudad de Tocopilla. Y no solo en el tema de la acción rápida. Los resultados sólo han producido dos fallecidas y 140 heridos, frente a los centenares que dejó el de Pisco.

Volviendo al tema de Favre, es conocido que ha sido ratificado por el gobierno. Si es que desea seguir en el cargo, que se dedique a trabajar en silencio. Que piense en ideas y planes, que se rodee de asesores en el tema. El Rey de España le debe volver a hacer la misma pregunta que le hizo a Chávez: “¿Por qué no te callas (y trabajas)?”

viernes, 16 de noviembre de 2007

"¿Por qué no te callas?" (II)

La famosa pregunta que le hiciera el Rey español Juan Carlos de Borbón al “lengua larga” mandatario venezolano Hugo Chávez, cabe ahora para la reelecta presidenta del Partido Popular Cristiano (PPC), Lourdes Flores, quien ahora cada vez que emite alguna opinión, es para hundirse más dentro de las consideraciones de sus supuestas capacidades de estadista, y hacerlo con su misma agrupación política, la cual parece estar sola dentro de aquella alianza llamada Unidad Nacional (UN).

Flores ha manifestado que no es posible que el Perú permita la llegada de inversiones provenientes de Venezuela, debido a que considera que no deben haber vínculos con Chávez. Esto en respuesta a las declaraciones recientes de Alan García, quien reveló que invitó al presidente venezolano a que invierta en el país, por medio de su empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Esta respuesta de Flores Nano se contradice con el discurso de su agrupación política, la cual considera que la llegada de la inversión privada del extranjero debe ser bienvenida al país, pues solo así el país generará más recursos para poder crear nuevos puestos de trabajo que tanto necesitan los peruanos.

En este punto, UN jamás aclaró ni puso reparos acerca de los países de donde debe venir la inversión, y a quienes están prohibidos. Si son pro-inversión, ¿por qué oponerse a que un país como Venezuela, a pesar de las excentricidades de su presidente, pueda invertir en el país? Allí existe una grave incongruencia con el principio de economía de mercado que predican, y predicaron en toda la campaña (razón por la cual al parecer perdieron).

Si bien es cierto el Perú debe tener cuidado con los intentos cuasi-imperialistas de Chávez, no hay que negarle el paso a la llegada del capital venezolano. Ni al norteamericano, ni al europeo, ni al chino. La idea es que el capital no abuse, y cumpla con sus responsabilidades dentro del país. Eso hay que recordarle a presidente García.

Y a Lourdes Flores habría que recomendarle que se abstenga de opinar por el momento. Que viaje, investigue, se actualice un poco sobre el acontecer del mundo y la política. Eso le ayudará a tener un panorama más claro al momento de intervenir, y no tener que pedirle lo que el Rey de España a Chávez.

viernes, 19 de octubre de 2007

El censo nacional y la pregunta sobre la confesión religiosa

El domingo 21 de octubre se realizará un nuevo censo a nivel nacional. Esta consulta a la ciudadanía tiene la particularidad de hacerse apenas dos años después del último, efectuado el 2005, criticado por algunas omisiones y estrategias cuestionadas, como el haber basado sus estadísticas solo en muestreos. Esto se conoció debido a la queja de muchos ciudadanos en el sentido de que los empadronadores jamás pasaron por su casa a empadronarlos.

Esta queja fue asumida por el entonces líder y candidato presidencial aprista Alan García, que en su momento ninguneó el censo de 2005. Apenas asumió la presidencia en Julio de 2006, una de sus medidas fue programar un nuevo censo para este año, criticado también por la forma y la rigurosidad (no está permitido salir de casa todo el domingo, por ejemplo), pero son temas que no trataremos aquí.

Uno de los temas que está en juego es el de la cuestión religiosa, en el cual hay puestos muchos intereses, por el de la Iglesia Católica, que al parecer tiene algún temor en ver que su porcentaje de adeptos haya disminuido; y también algunos evangélicos, cuya idea es que “el Perú sea para Cristo” al mejor estilo de Constantino, quieren comprobar que siguen creciendo.

La reacción de la Iglesia Católica se explica al expresar su sorpresa por la pregunta referida a la confesión religiosa. La Conferencia Episcopal Peruana (CEP) considera que se ha errado al colocar, entre las opciones, “Católico” y “Cristiano/ Evangélico”, y han expresado que esto puede dar lugar a confusiones, pues sostienen que los católicos también son cristianos, lo cual es cierto en el sentido de que la Iglesia Católica, al igual que el mundo protestante y la misma Iglesia Ortodoxa, son parte del universo cristiano.

Sin embargo, la madre del cordero es el temor de la Iglesia Católica a ver reducida su cantidad de fieles en el escenario nacional, por ello ha recomendado a sus adeptos a marcar “católico”, como si se tratase de una votación presidencial o algo parecido.

Lo otro es el tema de “Cristiano/ Evangélico”. ¿Por qué no se puso simplemente “Evangélico”, como en otras ocasiones? Aquí existe una clara influencia del sector neo-pentecostal o carismático (sin ánimo de ofender), cercano y acomodado al régimen de García (léase Lay, Barriger, Bardales, etc.). Entre quienes pertenecen a estas iglesias, está el concepto de que son “cristianos” a secas, y jamás se confiesan evangélicos.

Esa es la única explicación a esa ¿redundancia?, pues la idea es que están dentro del mundo protestante. Primero, que este sector ha influido para que la opción referida a los evangélicos vaya de esta forma, cosa que también así “aumentamos los votos” y podremos decir que “estamos creciendo” y que pronto “tomaremos el poder en el país para transformarlo”. Segundo, que si se hubiera puesto “protestante”, hubiera sido peor, pues como casi está en desuso el término, aquí se habría prestado a la confusión y muchos, incluso, marcarían los rubros restantes de “Otra” o “Ninguna”.

Se comprueba también la gran habilidad política de García en este tema (y en muchos otros también, hay que reconocerlo). El presidente ha manifestado que quien desee, puede abstenerse de contestar esa pregunta, porque "todos tenemos el derecho de guardar en privado nuestras convicciones". Y agrega: "Soy respetuoso de la libertad de conciencia, todos tenemos derecho de guardar las convicciones religiosas. Las convicciones religiosas no se preguntan y nadie está obligado a responder". García no quiere pelearse con ninguna Iglesia. Y juega con las dos. Carga el anda del Señor de los Milagros, acude a un “Te Deum Evangélico”. Y ahora evita tocar el tema en el que tanto católicos como evangélicos han puesto su huella.

Lo más paradójico es que, vaya sorpresa, legalmente tiene razón. La Constitución Política del Perú señala claramente que nadie está obligado a confesar su opción religiosa, en su artículo 2º, inciso 18: “Toda persona tiene derecho a mantener reserva sobre sus convicciones políticas, filosóficas, religiosas o de cualquiera otra índole, así como a guardar el secreto profesional”. Esto también fue puesto en el tapete hace algunos días por organismos de derechos humanos, que cuestionaron que se haya colocado la pregunta en opción, al argumentar que cada cual tiene el derecho de mantener en reserva sus posiciones religiosas o de otra índole, según la Constitución.

Por último, observo en esta pregunta una gran discriminación religiosa. ¿Acaso en el Perú no existen judíos, musulmanes, miembros de la comunidad Baha’i, e incluso de las mal llamadas sectas y otras religiones? ¿Por qué incluirlos en “Otros”? Conclusión: Mejor es no poner esta pregunta en el censo. Porque promueve la discriminación y las pasiones por demostrar que “somos más”; y es probable que sea inconstitucional.

viernes, 21 de setiembre de 2007

Fujimori cayó… y ahora, ¿qué sigue?

Luego de casi dos años de larga espera, la Corte Suprema de Justicia de Chile decidió, en última instancia, extraditar al ex presidente Alberto Fujimori a nuestro país, a fin de que responda por acusaciones de corrupción y delitos contra los derechos humanos ocurridos durante su gobierno (1990-2000).

Pese a que no fueron considerados cinco de los doce cuadernillos en la extradición, lo fundamental está en que, dentro de los siete expedientes por los que deberá responder ante la justicia peruana, están los casos de crímenes de lesa humanidad, como las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos. Son hechos que son ineludibles, debido a que no son prescriptibles.

La pregunta ahora es: ¿qué vendrá después? No se trata aquí de la absurda discusión sobre en qué penal debe ser recluido Fujimori, en su calidad de detenido. Eso lo deben resolver las autoridades competentes.

El asunto principal radica en las movidas políticas que se podrían realizar en este tiempo: este es un punto de quiebre en este momento político. Porque es sabido que, pese a tener muchos detractores, Fujimori también tiene seguidores, nos guste o no. Y no es cualquier detenido como tantos generales o ministros que fueron adeptos a su régimen. Es el pez gordo. De hecho, va generar controversia y polémica.

Aquí se comprobará realmente si el gobierno aprista tiene ese famoso “pacto bajo la mesa” con el fuimorismo, o si estos solo se colgaban del régimen de García Pérez para “ganarse alguito”, aprovechando además la cercanía a la derecha que ha demostrado el APRA en estos 14 meses de gestión. Es la oportunidad del partido de gobierno de sacarse ese peso de encima, además de dar un giro en las banderas que ha asumido: las de la derecha. Ventaja tiene: está en el poder y no necesita el apoyo incondicional de una bancada para lograr sus objetivos en el Parlamento, pues logra el apoyo del fujimorismo y Unidad Nacional cuando le conviene, e igual con los otros sectores políticos (léase UPP).

También se verá la capacidad de la oposición para reconstruirse a partir del rechazo de una buena parte de la población hacia Fujimori. Pese a su fuerza dentro del Congreso (más por el número de congresistas que por peso político), no son fuerzas que hayan podido lograr una ubicación expectante dentro de la opinión pública, como lo hiciera el APRA durante el gobierno de Alejandro Toledo. Sus denominados “líderes” no han aparecido: ni Ollanta Humala ni Lourdes Flores son siquiera la sombra de lo que llegaron a ser en las elecciones presidenciales del año pasado. Los otros sectores políticos también tienen una oportunidad para rehacerse (Acción Popular, Somos Perú, etc.)

Por último, lo más peligroso quizá, es la utilización de Fujimori, ya en suelo peruano (pese a estar en la cárcel), de la coyuntura, que podría favorecerlo en caso sepa presentarse con la imagen de un perseguido político. Pese al tiempo que ha pasado alejado del escenario nacional (aunque se ha mantenido en boca de todos), no ha perdido cintura política. Dependerá de él, así como de aquellos enemigos políticos que ganó después de 1992, su destino en la política nacional.

El tema del juicio pasa a segundo plano. Porque es un hecho que el tema se va politizar.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Después del terremoto... algunas conclusiones

Han pasado dos semanas del inesperado terremoto del 15 de agosto. Las aguas se han calmado un poco. Lentamente, la normalidad y la cabeza fría comienzan a dominar otra vez en nuestras mentes. Con calma, podemos sacar algunas conclusiones:

Uno. No estamos preparados para una eventualidad de esta naturaleza. Desde el Estado hasta la Sociedad Civil, nadie tuvo un plan de contingencia para este desastre. Que no estaba definido cuándo se produciría, es cierto. Pero que iba a ocurrir, eso sí. Está demostrada esta premisa, en la desorganización para repartir las donaciones a los damnificados. Del Estado. Del Gobierno central. De los gobiernos locales. Del INDECI. Y de las instituciones no gubernamentales que se peleaban entre ellas para este fin.

Dos. Los desatinos del presidente García. Primero, en su mensaje a la nación después del terremoto, se apresuró a decir que no había sido “una gran catástrofe” y que no se produjo mucha mortandad. Desgraciadamente, el tiempo no le dio la razón; aunque tiene el beneficio de la duda, teniendo en cuenta que pudo haber recibido información equivocada, al mejor estilo de “Vitocho” García Belaúnde.

Otra fue su reprimenda a los rescatistas extranjeros. “Si alguien tiene miedo, que se vaya”, fue la respuesta del primer mandatario ante el pedido de estos para que redoble la seguridad, ante la inevitable presencia de delincuentes que pretendían hacer de las suyas. Un Jefe de Estado no puede responder de esa manera; más bien debe ver cómo facilita el trabajo de quienes vienen a colaborar desde tan lejos.

Para cerrar con este punto, fue su intolerancia. A cada denuncia de falta de ayuda a los damnificados del terremoto, mostraba su enojo ante las cámaras fotográficas y de TV.

Tres. Y sin embargo, fue bueno que el presidente se haya movilizado hacia la zona del desastre. Era fundamental la presencia del Jefe de Estado en lugares como Pisco. Así como la de algunos de sus ministros. De manera desordenada, pero presencia al fin. No sabemos qué hubiera pasado si esto ocurría en la época de Toledo, quien prefería viajar a Punta Sal ante el menor descalabro.

Cuatro. La solidaridad de los peruanos. Cuando parecía que más estábamos divididos, muchos peruanos de distintos rincones se unieron para demostrar solidaridad con las víctimas del terremoto, sea de manera moral o material. Aunque esta última se produjo de manera mayoritaria, incluyendo a gente de escasos recursos, como la de Sarita Colonia, en el Callao, quienes donaron alimentos y víveres, de lo poco que tenían, a los damnificados.

Cinco. El aprovechamiento de algunos. El comportamiento de las empresas de transporte con rumbo a Ica, como Soyuz, que en vez de solidarizarse, subieron sus pasajes ante la demanda del público por trasladarse a este lugar. Aquellos malos funcionarios que se quisieron robar lo donado. Malos ejemplos que nunca deben volver a repetirse.

Estas son cuestiones que los peruanos debemos observar para el futuro (no muy lejano). Y no sólo para los desastres naturales.

viernes, 10 de agosto de 2007

¿Pacto Social o Impacto de Quincena?

El presidente Alan García ha anunciado la conformación de una plataforma denominada Pacto Social. Esta noticia la dio a conocer durante su último mensaje presidencial del 28 de Julio, cuando se ha cumplido un año de su segundo régimen. Según García, el PS busca que se logren acuerdos en materia del aumento del salario mínimo.

En este PS, se tendrán que sentar en una mesa a dialogar los representantes del gobierno central, del empresariado y de los sindicatos de trabajadores, para ponerse de acuerdo para aumentar el salario mínimo. Salvando las distancias, en el programa mínimo del APRA del año 1931, Haya de la Torre proponía un Congreso Económico Nacional, en el cual participen los mismos actores que en el PS versión 2007; pero para acordar las condiciones en que el capital debía desenvolverse en el país, más como socio que como patrón, en palabras del buen Evo Morales (quien se sacó cero en diplomacia, evidentemente). Como es lógico, esta propuesta iba mucho más allá de un simple aumento de sueldo.

Sin embargo, este PS parece repetir funciones de otro organismo como es el Acuerdo Nacional, en el que no solo están los participantes indicados, sino los representantes de los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil, los cuales vienen dialogando a fin de darle al país políticas de Estado permanentes, en los aspectos económico, social y político. Pese a que sólo es un espacio de diálogo, es un paso para tratar temas de fondo que logren resolver los grandes problemas del país.

Por ello, el PS es solamente una mera repetición. Porque ya existe el AN como plataforma democrática y de consenso en varios temas globales, que pueden aportar en solucionar demandas justas como el aumento del salario mínimo. Parece que el anuncio del presidente García es para calmar las aguas movidas en el mes de julio por las convulsiones sociales; las cuales se han producido en el país debido a las grandes injusticias y postergaciones que viven muchos pueblos del interior de nuestra sufrida patria. Es un verdadero escándalo que el sueldo mínimo sea sólo de 500 soles (casi 160 dólares) entre los más bajos de América Latina, cuando su crecimiento económico es uno de los mayores de la región. Y Alan lo ha hecho entender así.

Puede que García tenga buenas intenciones, es cierto. Pero parece que gusta mucho de hacer anuncios para la quincena, para que la gente se quede entusiasmada con ello, y no observe los problemas de fondo que vive el país. Como lo hizo con la pena de muerte. La gente ya se olvidó. ¿No lo recuerdan?

Aquí planteamos que es justo que se aumente el salario mínimo, hay las condiciones para hacerlo. El trabajador merece vivir en condiciones dignas y con tranquilidad económica. Y que no solo lo hagan los empresarios, quienes se llevan casi toda la tajada de la torta, y además de pagar sueldos de miseria, no les dan ningún beneficio social a sus trabajadores. El Estado también puede (y debe hacerlo) aumentando los salarios a los policías y maestros, maltratados sistemáticamente desde hace décadas.

lunes, 16 de julio de 2007

Parar los paros con diálogo, y no con mano dura

Este mes es el mes de los paros. Las “bombas de tiempo” que dejó el gobierno de Alejandro Toledo (hay que decirlo así, aunque a los neoliberales les amargue la vida) ya comenzaron a estallar. Pese al crecimiento económico que vive el país, también hay injusticia económica. Y esto es herencia del toledismo, que pese a mantener la democracia, continuó con las políticas neoliberales del dictador Alberto Fujimori.

Sin embargo, esto también es culpa del actual gobierno. Sí, el que encabeza Alan García. Él sabía al escenario al que se iba a enfrentar. Sin embargo, continuó con lo hecho por Toledo y Fujimori, y aún peor. La gente de a pie comprueba todos los días que el crecimiento no llega a sus bolsillos. Por eso han explosionado las bombas de las que hablaban los “defensistas” de Alan antes de asumir el poder. Por eso que el mismo gobierno

Hay paro de maestros, encabezado por el SUTEP. La huelga continuará, dice Luis Muñoz, su secretario general. Exigen una mesa de diálogo, por lo menos. Es cierto que el SUTEP tiene intereses mezquinos, pero en algunas cosas no les falta razón. También hay huelgas de campesinos y mineros, debido a la indiferencia de parte del Ministerio, luego de que asumiera Ismael Benavides como titular, en el primer caso; y por el maltrato de los empresarios de las empresas mineras, en el segundo, y con una contemplación increíble de parte del ministro del sector, Juan Valdivia.

En suma, todos estos reclamos son justos. Unos pocos se llevan grandes utilidades de nuestras riquezas, y las grandes mayoría no gozan de esos beneficios. Por eso se levantan.

Ante ello, el gobierno se ha comportado de la manera más intolerante. El presidente Alan García ha insultado a los manifestantes, y anunció “mano dura” contra estos. Incluso ha tomado mano de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, para que apliquen la ley ante cualquier revoltoso. Típica muestra de un gobernante que se torna autoritario, plenamente de derecha cavernaria. Lo más curioso es que su mentor, el gran Víctor Raúl Haya de la Torre, fundó un partido como el APRA, el cual defendía plenamente a los trabajadores y su derecho a la protesta; así como a los sectores oprimidos, en búsqueda de la justicia social y la democracia.

Esta situación se le ha escapado de las manos al gobierno. Por ello, no le quedan más que dos acciones. La primera, es que debe aceptar el diálogo con los sectores que reclaman, y llegar a acuerdos y soluciones. En esto consiste un gobierno socialdemócrata, sin caer en radicalismos tipo Chávez o Morales. García debe recordar que se catalogó como “socialista moderno”, cuando visitó a la mandataria chilena Michelle Bachelet en junio del año pasado. Lo segundo es un cambio urgente de gabinete, alejándose de los cuadros de la derecha, y tomando mano de elementos más vinculados a la centro-izquierda.

Si el régimen aprista, cada vez más inclinado a la derecha reaccionaria, no toma estas medidas, las bombas le estallarán en la cara a García y a su régimen, que ya no pasará a la historia como pregonaba en la campaña electoral, sino que además de mandar al Partido Aprista a la tumba, dejará al país en manos de los radicalismos como los de Hugo Chávez. Y se verá hipotecada una vez más la democracia, en beneficio de modelos autoritarios y populistas.

lunes, 2 de julio de 2007

A desactivar las bombas, doctor García

Luego del triunfo electoral aprista del 4 de Junio de 2006, los compañeros comenzaron a declarar que el saliente gobierno de Alejandro Toledo les dejaba “bombas de tiempo”. Así se le pasaron durante todo el casi mes y medio que esperaron la transferencia de mando. En ese momento, los dirigentes apristas y toledistas intercambiaron puyazos, como una forma de distraer a la atención pública y al periodismo. Luego de la asunción de mando de Alan García, ese tema pasó al olvido hasta ahora.

Aunque muchos quieran negarlo, y resistirse a aceptarlo, los compañeros tenían razón. La estabilidad macroeconómica que dejó el régimen de la chakana no sirvió de nada frente al gran bolsón de pobreza que existe en el país: la mitad del país en situación de pobreza, y casi una quinta parte en extrema pobreza. Además de dejar pendientes muchas cuestiones sobre demandas laborales, exoneraciones de impuestos, entre otros.

Todas estas bombas han comenzado a estallar por aquí y por allá. En Ucayali, en el centro, en Cajamarca, en la sierra limeña (Casapalca), etc. Gran cantidad de paros, huelgas y demás reclamos sociales se deben al maltrato de las empresas mineras a sus trabajadores. Mientras estas engordan cada vez más respecto a sus utilidades, maltratan a sus obreros, pagándoles sueldo de miseria y mantener a la mayoría fuera de las planillas. Además de aportar minucias al Estado, sin pagar impuestos como cualquier común lo hace.

Todo esto es herencia del toledismo, aplicado discípulo del fujimorismo en materia económica, el cual dio inicio a este invierno neoliberal que domina el Perú desde hace casi dos décadas. Esas son las bombas que denunciaban los seguidores de García, pero ahora en el gobierno, parecen poco o nada preocupados por desactivarlas.

Alan García enarbolaba las banderas de mejor trato a los trabajadores, de la eliminación de los services, entre otros beneficios laborales; pero no ha cumplido con ninguna de sus propuestas. Ahora se la pasa criticando a quienes inician paros y huelgas, a quienes reclaman justicia social, esa que el actual presidente predicaba en las últimas campañas electorales. Los acuerdos con la Telefónica y las empresas mineras han resultado mucho más beneficiosos para estas que para el Estado, para poner un ejemplo.

Lo mejor que puede hacer el gobierno, es ponerse los pantalones, y demostrar que el que manda en el país es el Estado, y no los grandes capitales de las transnacionales. Así podrá desactivar esas bombas que tanto criticó. Es hora de dejar de pensar que se sigue en la campaña electoral (que ya terminó hace más de un año), y ponerse a trabajar.

De lo contrario, las bombas no sólo estallarán, sino que se crearán otras más grandes de las cuales no podrá culpar al toledismo, y las heredará su sucesor, que puede resultar un Humala más radicalizado, y sigamos el camino de los extremos como Venezuela y Bolivia. Ojo que casi estuvimos a un paso.

lunes, 18 de junio de 2007

Deslinde de inmediato

Con el escándalo producido por la elección irregular de los miembros del Tribunal Constitucional, que ahora ha sido anulada por el Congreso para realizar un nuevo proceso, han pasado desapercibidas las polémicas declaraciones de los dos vicepresidentes de la República, el almirante (r) Luis Giampietri y la señora Lourdes Mendoza del Solar, ambos congresistas invitados por el APRA, en el sentido de que las culpas del extraditable Alberto Fujimori deberían probarse.

Esto ha pasado a un segundo plano, partiendo del supuesto de aquel vox pópuli que proclama que el APRA tiene una alianza tácita con la bancada fujimorista. Por ello, las declaraciones de Giampietri y Mendoza del Solar han sido tomadas como “normales”. Sin embargo, esto perjudica más a la bancada oficialista, puesto que refuerza la tesis de la “alianza aprofujimontesinista” y rompería con la tradición de una Célula Parlamentaria Aprista disciplinada y ordenada.

Ante esto ha habido reacciones. El secretario general del APRA y también congresista de la República, Mauricio Mulder, salió inmediatamente a rechazar dichas declaraciones, expresando que no es la posición del partido que fundara Haya de la Torre la de exculpar a Fujimori. En el mismo sentido se expresó el parlamentario andino y secretario de Organización del PAP, Wilbert Bendezú, quien no sólo discrepó de estas expresiones, sino que demandó al gobierno que haga un deslinde definitivo del fujimorismo.

Esto último es el meollo del asunto. Desde aquí creemos que no existe una alianza formal entre el aprismo y los fujimoristas: sucede que, como sostiene el analista político Martín Tanaka, el matrimonio del APRA (¿o de Alan García?) con la derecha política ha ocasionado que el fujimorismo, identificado con posiciones conservadoras, se adhiera a esta cuestión. También está el asunto de que los seguidores de Fujimori “sobonean” al gobierno, para que este sea blando con el tema de la extradición del ex mandatario desde Chile. Sin embargo, estas declaraciones infelices de Giampietri y Mendoza del Solar ya consolidan más la idea que está en el ambiente político, respecto del supuesto pacto.

Por ello, como lo ha demandado Bendezú, y también lo expresa la oposición, el gobierno aprista debe zanjar su posición sobre el caso Fujimori, sin dejar de mencionar que sea un tema judicial. Y también debe poner en su sitio a personajes como Giampietri y Mendoza del Solar (¿Por qué los invitaron?). Por último, ¿hasta cuándo va gobernar con la derecha, doctor Alan García? El país necesita un giro hacia el otro lado, expresando en la última elección su descontento con el estado de las cosas. Además de su rechazo al fujimorismo, que sólo tuvo 7 % del electorado.

lunes, 4 de junio de 2007

Alan electo presidente: un año después

En la cabeza de todo ciudadano peruano debe rondar hasta ahora la pregunta del por qué Alan García es nuevamente presidente del Perú. Esta idea era impensable en más de la mitad de la población, que rechazaba ampliamente el hecho de que el líder aprista volviera a gobernar, luego del mal recuerdo de su primera gestión. Hace sólo dos años, se trataba de un cuento chino o algo parecido.

Hoy se cumple un año de este “imposible”. La pregunta es, ¿por qué ganó, en un país harto de los políticos tradicionales, el político más antiguo del partido más antiguo? La circunstancia política lo permitió. Se juntaron muchos factores alrededor del triunfo electoral de Alan García.

Primero, el APRA sabía que entre su candidatura y la de Ollanta Humala, no se iban a ver polos tan extremos en la segunda vuelta, como si se hubiera producido en el caso de que el humalismo y Unidad Nacional (hoy venido a menos) pasaran a esta fase de la elección. Pese a que el APRA juega a colocarse a la izquierda o a la derecha, según lo ameriten las circunstancias, es visto como más de centro izquierda, entre quienes conocen las ideologías, o por lo menos ni tan radical ni tan conservador para buena parte de la población.

En los sondeos previos a las elecciones, García aparecía siempre tercero, detrás de Lourdes Flores y Humala. Parecía difícil que pudiera pasar a la segunda vuelta, y mucho menos como primero. Por ello, su estrategia fue golpear con todo a Lourdes. "La candidata de los ricos", "representante de la derecha", fueron etiquetas acuñadas por García a la lideresa de UN, estigmas de los que no se pudo esquivar. Lourdes no tuvo reflejos ni reacción, y se abandonó sola, pues prescindió de sus mejores cuadros o “defensistas”, como Rey (ahora con el gobierno), Barba y Barrón. Al final, se repitió el cuadro del 2001: García desplazaba a Flores otra vez del “ballotage”, y tenía en sus manos la victoria. Apoyado, claro está, por el bolsón de votos apristas.

Segundo, pudo más el miedo al radicalismo de buena parte de la población. La conclusión es que el Perú, pese a los cambios que reclama, es un país conservador. Luego de la experiencia vivida durante el gobierno de Alberto Fujimori, un desconocido en política para ese entonces, decidió por un “loco” conocido” que por un “loco” por conocer. En ese sentido, el país no quería el cambio. Sólo quería orden y seguridad. Si no, entonces debió apoyar el repetir escenarios como los de Bolivia y Venezuela, con modelos radicales. Humala debió haber ganado con más del 50 % en primera vuelta, si ese era realmente el escenario.

Muchos creen que el 47 % de Humala en la segunda vuelta era totalmente de él. Así como el 53 % con el que Alan obtuvo la victoria, no era completamente aprista, e incluso la mayoría de los votos provenían de gente no ligada al Partido de Alfonso Ugarte; de igual manera los votos del nacionalismo no respaldaban totalmente a Humala: era el sector anti-aprista más recalcitrante, que siempre representó a una buena parte del electorado

Humala no era bien visto por un gran sector de la opinión pública, debido a su prédica radical y autoritaria, además de los desórdenes que ya presentaba su agrupación política. Ante ello, García supo manejar el escenario político. Supo agrupar y convocar a las otras fuerzas políticas que se manifestaban como defensoras de la democracia, incluido el fujimorismo. Transmitió la idea de que se respetarían las libertades y los derechos fundamentales, algo que se pensaba Humala no realizaría si llegaba al poder. Al parecer, esto se comprueba, con su respaldo al cierre de RCTV realizado por mentor Hugo Chávez.

Por último, Alan apeló al sentimiento de orgullo nacional, cuando “le jaló la lengua” a Chávez, quien se mandó con todo contra este. El gran rechazo de la población a la forma de hacer política del gobernante venezolano, fue otro de los factores claves (y decisivos) de su victoria.

Casi un año después, pocos esperan algo de Alan. Ya lo conocemos. Pero con lo sucedido en Venezuela, ya sabemos qué hubiera pasado si el extremismo de Humala llegaba a la Casa de Pizarro.

jueves, 26 de abril de 2007

No se preocupe, señor Humala


El alicaído líder del alicaído Partido Nacionalista, Ollanta Humala, ha anunciado que parlamentarios de su bancada viajarán a los Estados Unidos, para “impedir” que se suscriba el Tratado de Libre Comercio con el país del norte, y solicitar que se prorrogue el ATPDEA. Esto luego del retorno del presidente Alan García del mismo lugar, para promover lo contrario: que se logre el TLC.

Alan García viajó a los Estados Unidos por cumplir, presionado por esa derecha (con la cual ha pactado claramente) para que haga lobby sobre este asunto, pues los intereses de la derecha son más económicos que políticos: tienen muchos vínculos con empresas norteamericanas que, naturalmente, se beneficiarán con el TLC. Ha ido de mala gana, pues más quiere hacer juego político que confirmar un importante acuerdo comercial, puesto que con esta actitud, le hace guiños a la derecha para tener un buen soporte gubernamentales en la interna nuestra.

Sin embargo, el periplo realizado por Alan en los “yunaites” no va servir de nada. Porque en este momento, los políticos norteamericanos (entre ellos varios parlamentarios) están preparándose con todo para la próxima campaña electoral del 2008, en la que se elegirá un nuevo presidente y nuevos integrantes de la Cámara de Representantes (algo parecido a los diputados). Ese es el tema fundamental para la política yanqui. El TLC con Perú quedará a un lado, por más lobby que realice el gobierno peruano.

Y de otro lado, las exigencias de los parlamentarios demócratas (hoy mayoría en el Capitolio, gran dolor de cabeza para el invasor Bush) de mejorar las condiciones laborales en la parte peruana, no se están tomando en cuenta aquí. Y no se tomarán: el gobierno no está asumiendo una defensa plena de los derechos de los trabajadores. En ese sentido, los demócratas no apoyarán la ratificación del TLC.

Por último, los demócratas le harán la vida imposible a Bush en su último año de gobierno. Y no sólo con el tema de Irak, en el cual exigen la retirada de las tropas yanquis del Medio Oriente. El TLC es todo un impulso de Bush para mantener el dominio (aunque sea económico) de América Latina. Y los demócratas no lo permitirán, no tanto porque nos quieran mucho, sino para que se diga que el proyecto de Bush fracasó.

Estas razones hacen suponer que no se firmará el TLC. El viaje de la bancada nacionalista es inútil. Además, si no pueden elaborar bien sus propuestas en el Congreso peruano, menos podrán convencer a sus colegas yanquis.

Por eso, no es necesario que viajen sus congresistas, señor Humala. El TLC no se firmará. Más bien, es mejor que se dedique a rearmar su partido, que parece desaparecido del mapa político.