Estimado Alejandro:
Debo confesar que lamento mucho que no hayas llegado a la segunda vuelta. Hasta inicios de marzo, tu primer lugar en las encuestas hacía prever que no tendrías problema para pasar a esta instancia de las elecciones.
Y lo digo porque, haciendo una comparación de los gobiernos de los últimos 30 años, el que realizaste fue, sino el mejor, el menos malo. Es cierto que hubo corrupción y algunos escándalos, pero menores comparados con los de Fujimori y los dos gobiernos de García. Es cierto que no se hizo mucho por superar la pobreza, pero recién salíamos de una recesión. La economía fue mejor llevada. Y de alguna forma, respetaste los marcos democráticos. En tu gobierno, se impulsó la institucionalidad del país, y se apoyó a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), como una forma de respeto a los derechos humanos.
Con respecto a los demás candidatos, tenías todo para llevarte la elección. Entre 28 y 30 por ciento del electorado te daba sus simpatías. Y comenzaste muy bien con este lema: Por cada insulto, una propuesta. Sin embargo, cometiste un gran error: la soberbia. Te dejaste llevar por eso, y empezaste a pelear con quien no debías. Siendo primero, te comenzaste a pelear con el quinto (PPK), quien aprovechó muy bien la situación para llevar agua para su molino. Y pisaste el palito con alguien insignificante como Luis Nava, a quien ni siquiera debiste darle bola.
Pero tu mayor error fue el de mostrar la prueba toxicológica. ¿A quién le importaba eso? A nadie. Todas esas acusaciones de borracho y coquero le llegaba a la gente. Tengo la impresión que eso hartó a todos, y tu baja en las encuestas no tuvo cómo parar.
Fue entonces cuando no dejaste de cometer errores. Ante las primeras posiciones de Ollanta Humala y Keiko Fujimori, debiste dejar que Ollanta se dispare, y presentarte como aquel que luchó contra la dictadura infame de Fujimori. Pero no; preferiste unirte al coro de la derecha de atacar al nacionalismo. Esa fue tu derrota definitiva. Tu campaña se manejó como tu gobierno, pues te disparaste a los pies mientras ibas arriba. Nadie te metió cabe.
En principio, todos esos errores me decepcionaron. A la vez, observaba las encuestas y me daba pena. Como periodista, en la semana previa a la elección, ya sabía que ibas cuarto. Pero aún así, decidí marcar la chakana.
¿Por qué lo hice? Porque decidí no llevarme por las encuestas. Porque observé que estás en el centro político, y aunque yo estoy más tirado a la izquierda (no marxista), me sentí más cercano a tu propuesta política de “redibujar el rostro social del Perú”.
Y otra razón es porque me sentía en deuda contigo.
En deuda porque, mientras muchos jóvenes de mi generación, muchos estudiantes universitarios, marchaban por las calles contra la dictadura corrupta de Fujimori y Montesinos, lucha que tú encabezaste, yo estaba en mi casa todo light mirando la tele. Pensaba que el Chino hacía un buen gobierno, llevado de las orejas y los ojos por los medios de comunicación que, como ahora, nos dicen que vamos muy bien.
Estaba completamente alienado y distraído, como estos “ppkausas” que, no es que no sean inteligentes ni otras cosas que por allí han dicho, sino que no están bien orientados, no conocen toda la realidad, y se les ha vendido una sola idea del mundo, de la política y la economía. Y que han corrido atrás de un señor (PPK) que no es nuevo, y que sus lealtades al Perú están en duda. No sé si ante una coyuntura como la de los 90, se hubieran puesto de pie.
Hasta que ví ese vídeo infame de Montesinos sobornando a Alberto Kouri, y mi visión de la realidad se cayó como un castillo de naipes. Entonces descubrí que la corrupción, el asesinato, el robo, la mentira, fueron el estilo de gobierno de Alberto Fujimori. Abrí los ojos.
Por eso decidí apoyarte con mi voto el domingo 10 de abril, como una forma de reivindicación. Pues ahora que veo en retrospectiva, te convertiste en gigante combatiendo en las calles a una dictadura realmente tirana.
Pero del pasado no se vive, Alejandro. Esas grandes victorias hay que renovarlas. Aunque no hayas ganado, y de hecho, has sido el gran derrotado de las elecciones del 2011, nadie podrá quitarte lo bailado. Y lo construido. Esperemos que no se destruya. Por lo pronto, ya eres consecuente en no apoyar a la hija del dictador. En vano hubiera sido la lucha en las calles de inicios de siglo. Por eso te agradecemos.
Un cordial saludo.
Debo confesar que lamento mucho que no hayas llegado a la segunda vuelta. Hasta inicios de marzo, tu primer lugar en las encuestas hacía prever que no tendrías problema para pasar a esta instancia de las elecciones.
Y lo digo porque, haciendo una comparación de los gobiernos de los últimos 30 años, el que realizaste fue, sino el mejor, el menos malo. Es cierto que hubo corrupción y algunos escándalos, pero menores comparados con los de Fujimori y los dos gobiernos de García. Es cierto que no se hizo mucho por superar la pobreza, pero recién salíamos de una recesión. La economía fue mejor llevada. Y de alguna forma, respetaste los marcos democráticos. En tu gobierno, se impulsó la institucionalidad del país, y se apoyó a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), como una forma de respeto a los derechos humanos.
Con respecto a los demás candidatos, tenías todo para llevarte la elección. Entre 28 y 30 por ciento del electorado te daba sus simpatías. Y comenzaste muy bien con este lema: Por cada insulto, una propuesta. Sin embargo, cometiste un gran error: la soberbia. Te dejaste llevar por eso, y empezaste a pelear con quien no debías. Siendo primero, te comenzaste a pelear con el quinto (PPK), quien aprovechó muy bien la situación para llevar agua para su molino. Y pisaste el palito con alguien insignificante como Luis Nava, a quien ni siquiera debiste darle bola.
Pero tu mayor error fue el de mostrar la prueba toxicológica. ¿A quién le importaba eso? A nadie. Todas esas acusaciones de borracho y coquero le llegaba a la gente. Tengo la impresión que eso hartó a todos, y tu baja en las encuestas no tuvo cómo parar.
Fue entonces cuando no dejaste de cometer errores. Ante las primeras posiciones de Ollanta Humala y Keiko Fujimori, debiste dejar que Ollanta se dispare, y presentarte como aquel que luchó contra la dictadura infame de Fujimori. Pero no; preferiste unirte al coro de la derecha de atacar al nacionalismo. Esa fue tu derrota definitiva. Tu campaña se manejó como tu gobierno, pues te disparaste a los pies mientras ibas arriba. Nadie te metió cabe.
En principio, todos esos errores me decepcionaron. A la vez, observaba las encuestas y me daba pena. Como periodista, en la semana previa a la elección, ya sabía que ibas cuarto. Pero aún así, decidí marcar la chakana.
¿Por qué lo hice? Porque decidí no llevarme por las encuestas. Porque observé que estás en el centro político, y aunque yo estoy más tirado a la izquierda (no marxista), me sentí más cercano a tu propuesta política de “redibujar el rostro social del Perú”.
Y otra razón es porque me sentía en deuda contigo.
En deuda porque, mientras muchos jóvenes de mi generación, muchos estudiantes universitarios, marchaban por las calles contra la dictadura corrupta de Fujimori y Montesinos, lucha que tú encabezaste, yo estaba en mi casa todo light mirando la tele. Pensaba que el Chino hacía un buen gobierno, llevado de las orejas y los ojos por los medios de comunicación que, como ahora, nos dicen que vamos muy bien.
Estaba completamente alienado y distraído, como estos “ppkausas” que, no es que no sean inteligentes ni otras cosas que por allí han dicho, sino que no están bien orientados, no conocen toda la realidad, y se les ha vendido una sola idea del mundo, de la política y la economía. Y que han corrido atrás de un señor (PPK) que no es nuevo, y que sus lealtades al Perú están en duda. No sé si ante una coyuntura como la de los 90, se hubieran puesto de pie.
Hasta que ví ese vídeo infame de Montesinos sobornando a Alberto Kouri, y mi visión de la realidad se cayó como un castillo de naipes. Entonces descubrí que la corrupción, el asesinato, el robo, la mentira, fueron el estilo de gobierno de Alberto Fujimori. Abrí los ojos.
Por eso decidí apoyarte con mi voto el domingo 10 de abril, como una forma de reivindicación. Pues ahora que veo en retrospectiva, te convertiste en gigante combatiendo en las calles a una dictadura realmente tirana.
Pero del pasado no se vive, Alejandro. Esas grandes victorias hay que renovarlas. Aunque no hayas ganado, y de hecho, has sido el gran derrotado de las elecciones del 2011, nadie podrá quitarte lo bailado. Y lo construido. Esperemos que no se destruya. Por lo pronto, ya eres consecuente en no apoyar a la hija del dictador. En vano hubiera sido la lucha en las calles de inicios de siglo. Por eso te agradecemos.
Un cordial saludo.
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