Luego de más de tres semanas de una vergonzosa demora en el conteo de votos, acaso inédita en cualquier parte del mundo, Lourdes Flores aceptó su derrota en las elecciones municipales por la alcaldía de Lima. Plenamente consciente de que las tendencias no se revertirían en su favor, la candidata del PPC reconoció que la lideresa de Fuerza Social, Susana Villarán, era la primera burgomaestre mujer por elección popular.
Inmediatamente después del lanzamiento de toalla de Lourdes, la cual se debió dar hace muchas lunas, Susana y su equipo de campaña celebraron su victoria electoral. Tras recibir las muestras de cariño de los ciudadanos, Susana acudió al cementerio donde se encuentra enterrado el primer único alcalde de izquierda que tuvo Lima: Alfonso Barrantes Lingán, en manera de agradecimiento y reconocimiento a su maestro. Por la noche, aseguró que "se sacará la mugre" por la capital.
Susana ha hecho bien en reconocer que la victoria ha sido ajustada. Es un buen primer paso. Pero hay varios desafíos que tanto ella, como la agrupación política que lidera, deben tener cuenta para capear los temporales que se le vienen, y no morir en el intento.
En primer lugar, el tema de la transferencia del poder. Los cachorros del ahora ex alcalde y proclamado candidato presidencial, Luis Castañeda Lossio, no harán fácil esta tarea. Es sabido que el otrora burgomaestre con sus declaraciones, así como sus trabajadores del municipio, apoyaron abiertamente a Flores Nano e incluso hicieron contracampaña en pleno proceso electoral. Al haber mostrado esa actitud, no debe extrañar que haya hostilidad al momento de hacer la transferencia; aunque también está claro que la idea es tapar los casos que complican al líder de Solidaridad Nacional, siendo el más sonado el caso Comunicore.
En segundo lugar, cuando el 1 de enero Susana asuma la alcaldía de Lima, tendrá un vecino incómodo por casi siete meses, llamado Alan García. Al igual que Castañeda, éste mostró su apoyo a Lourdes cuando su candidato Álex Kouri quedó tachado. Incluso se sospecha que habría interferido en el proceso, con un extraño cambio de reglas de juego para acaso favorecer a Lourdes. Al presidente no le cuaja el hecho de tener una vecina como Susana; hubiera preferido a Kouri, o por último a Lourdes. Y estamos seguros que no le facilitará las cosas. Ya lo ha demostrado.
Es sabido que Lima es la ciudad más importante del país, y que quien tiene la alcaldía de la ciudad capital tiene cierto poder. Por eso era importante que ganara Susana. Al no ser de la tendencia de García y de todos los grupos de poder que gobiernan (vale decir, la derecha), le hace un contrapeso importante. Y puede ser determinante para las elecciones generales del próximo año.
El otro desafío es una responsabilidad compartida con su agrupación política, Fuerza Social. De un momento a otro tiene la responsabilidad de gobernar la principal ciudad del Perú. Y de hacerlo bien. Fuerza Social es una opción de izquierda "responsable" parafraseando al veterano líder aprista Armando Villanueva, cuando fue aspirante presidencial en 1980. Y si hace un buen gobierno, puede ser la izquierda que el país necesita. Y hacer que las demás izquierdas se "aggiornen", como sucedió con los viejos del PSOE ante Felipe González en España, a mediados de la década de 1970. Si por el contrario, fracasa en la gestión municipal, puede ser otra oportunidad perdida para la izquierda democrática del país, como la del APRA entre 1985 y 1990.
Pese a su victoria, Susana cometió algunos errores en su campaña. Desde no declarar que era co-propietaria de catorce tiendas, pasando por su conducta de avestruz en el debate (¿por qué no dijiste la palabra "Cataño" aunque sea una vez, Susy?), hasta el irse de viaje en el momento que se estaba cocinando un presunto fraude, son contradicciones que demuestran algo de ingenuidad, la cual confundió con decencia y política sana.
La política es como el fútbol: hay que jugar bien, pero de vez en cuando hay que mostrar reflejos. Además de una buena gestión, Susana Villarán y Fuerza Social tienen una responsabilidad que no debe ser asumida como un cheque en blanco. Va ser fundamental para construir la izquierda democrática que necesita el Perú.
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