No conozco al señor Phillip Butters, quien de ser un regular periodista deportivo, ha pasado a ser un payaso animador de los encuentros de voleibol en el canal de Baruch. Además de ser conductor de un programa radial, donde una guapa periodista llamada Claudia Cisneros a veces le pone freno.
La verdad que el tipo también a veces se hace antipático. Pero la otra verdad es que, en un último comentario que ha realizado, ha acertado.
Los presos no pueden salir de prisión por ningún motivo, ha dicho Butters. Si quieren realizar un espectáculo, lo pueden hacer dentro del penal. Esto en alusión a la presentación de unas presidiarias en el programa sabatino (y nocturno) de la señora Gisela Valcárcel.
Inmediatamente, la conductora junto a otros personajes de la farándula que han tenido el infortunio de pasar por la cárcel, como Magaly Medina y Malú Costa, han salido a responderle al robusto periodista. Le han dicho que no puede hablar de eso, porque él nunca estuvo tras los barrotes.
Entonces, con ese criterio, no hagamos ningún escándalo mediático cuando a Alberto Quimper, el del “faenón”, se le vea apostando sus caballos en Monterrico. Pero claro, él tiene derecho, también podrían decir estas personas. Que Rómulo salga a pasear por las calles de Lima. Lógico, el pobrecito se aburre en prisión. Que Abimael Guzmán se encuentre con su Elena Iparraguirre. Qué pena que no se puedan reencontrar, dirían las ahora eruditas en legislación. Y con ese mismo criterio, que Alberto Fujimori vaya a visitar a su hija Keiko, que acaba de tener una hija. Es inhumano que no pueda salir a ver a su primogénita.
Estas mujeres están equivocadas. Y esto es porque desconocen la ley. Toda persona que es condenada a prisión, pierde su derecho a la libertad. Y en ese sentido, no puede realizar sus actividades normales como cualquier persona libre, salvo que las haga dentro del centro penitenciario donde se encuentra.
La culpa la tiene la misma prensa chicha que tenemos, que alaba a todas esas figuras representativas de nuestra farándula mediocre, luego de haber salido en libertad de la prisión. Como si haber estado allí fuera un logro o una distinción.
No señores. Esta gente ha delinquido. Han sido un mal ejemplo para la sociedad. No se merecen ninguna condecoración.
Pero no debe quedar allí el asunto. El que a varias internas se les haya permitido salir de prisión para bailar en un programa de televisión, debe ser investigado. Porque ningún interno, ninguna interna, debe salir de prisión, salvo porque un juez determina su absolución o el final de su condena. Esto es un hecho extraño y contrario a la norma, en el que quizás haya algún hecho de corrupción. Por eso es que Phillip Butters tiene razón.
Nota: La foto fue tomada de "El Otorongo".
La verdad que el tipo también a veces se hace antipático. Pero la otra verdad es que, en un último comentario que ha realizado, ha acertado.
Los presos no pueden salir de prisión por ningún motivo, ha dicho Butters. Si quieren realizar un espectáculo, lo pueden hacer dentro del penal. Esto en alusión a la presentación de unas presidiarias en el programa sabatino (y nocturno) de la señora Gisela Valcárcel.
Inmediatamente, la conductora junto a otros personajes de la farándula que han tenido el infortunio de pasar por la cárcel, como Magaly Medina y Malú Costa, han salido a responderle al robusto periodista. Le han dicho que no puede hablar de eso, porque él nunca estuvo tras los barrotes.
Entonces, con ese criterio, no hagamos ningún escándalo mediático cuando a Alberto Quimper, el del “faenón”, se le vea apostando sus caballos en Monterrico. Pero claro, él tiene derecho, también podrían decir estas personas. Que Rómulo salga a pasear por las calles de Lima. Lógico, el pobrecito se aburre en prisión. Que Abimael Guzmán se encuentre con su Elena Iparraguirre. Qué pena que no se puedan reencontrar, dirían las ahora eruditas en legislación. Y con ese mismo criterio, que Alberto Fujimori vaya a visitar a su hija Keiko, que acaba de tener una hija. Es inhumano que no pueda salir a ver a su primogénita.
Estas mujeres están equivocadas. Y esto es porque desconocen la ley. Toda persona que es condenada a prisión, pierde su derecho a la libertad. Y en ese sentido, no puede realizar sus actividades normales como cualquier persona libre, salvo que las haga dentro del centro penitenciario donde se encuentra.
La culpa la tiene la misma prensa chicha que tenemos, que alaba a todas esas figuras representativas de nuestra farándula mediocre, luego de haber salido en libertad de la prisión. Como si haber estado allí fuera un logro o una distinción.
No señores. Esta gente ha delinquido. Han sido un mal ejemplo para la sociedad. No se merecen ninguna condecoración.
Pero no debe quedar allí el asunto. El que a varias internas se les haya permitido salir de prisión para bailar en un programa de televisión, debe ser investigado. Porque ningún interno, ninguna interna, debe salir de prisión, salvo porque un juez determina su absolución o el final de su condena. Esto es un hecho extraño y contrario a la norma, en el que quizás haya algún hecho de corrupción. Por eso es que Phillip Butters tiene razón.
Nota: La foto fue tomada de "El Otorongo".
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