José Luis Rodríguez Zapatero ha recibido nuevamente el respaldo de España. Con el 43,7 por ciento de los votos, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) continuará cuatro años más en el poder con la idea de profundizar la tendencia a la defensa de los derechos sociales de los menos favorecidos, a la vez que mantiene la opción por el diálogo y la moderación, antes que por la confrontación.
Uno de los grandes derrotados es, pese a su aumento de curules en el Congreso de Diputados, el Partido Popular (PP). Durante los cuatro años en que le ha tocado ser oposición, sus propuestas fueron de aplastamiento a la ETA, así como de algunos recortes en los derechos civiles y restricciones para los inmigrantes, provenientes de África y América Latina. También mostraron su oposición a normas como el matrimonio de los homosexuales y lesbianas.
Otra perla más en contra del PP es que algunos medios de comunicación, por medio de sus analistas políticos, responsabilizaban a esta agrupación política y a su líder, Mariano Rajoy, de vulnerar las instituciones.
Entre otros perdedores figuran los partidos como Izquierda Unida (IU), que solo obtuvo 3 de las 350 bancas del Congreso. Asimismo, los movimientos regionalistas también han visto muy disminuidas sus opciones. En el norte del país, donde existe predominancia vasca, el PSOE fue claro ganador.
Pese al atentado de ETA en el que murió un concejal perteneciente al PSOE, la población española acudió masivamente a las urnas, registrándose un 75 por ciento de asistencia, uno de los más altos de la historia electoral española post-franquismo.
Zapatero y su gobierno apostaron en estos cuatro años por la moderación en el lenguaje. Pese a los pedidos de poner la fuerza sobre ETA, prefirió dialogar con esta hasta el final, evitando caer en excesos que pudieran haber ocasionado violaciones a los derechos humanos. Sacó a su país del diabólico eje de George Bush, retirando las tropas españolas de Irak, las cuales fueron enviadas por su antecesor, José María Aznar, del PP. Incluso se tomó la molestia de defender a este, siendo su rival político en la interna hispana, ante los calificativos que le profiriera el mandatario venezolano Hugo Chávez en la Cumbre de las Américas, a fines del año pasado en Santiago de Chile, donde se hiciera famosa la frase “¿por qué no te callas?” del monarca español Juan Carlos.
Además, Rodríguez Zapatero promovió la igualdad de derechos para las minorías, tanto para los inmigrantes de América Latina y el África, maltratados por grupos fascistas y racistas de la Madre Patria; así como para los homosexuales, hecho al que se oponía el Opus Dei y sectores conservadores de la sociedad española.
Lo de América Latina es lo más relevante, pues la presencia del gobierno socialista garantiza que exista un mejor trato hacia los latinoamericanos residentes en este país; así como el aumento del intercambio comercial y cultural con nuestro continente.
Esta fue la apuesta de Rodríguez Zapatero y su gobierno. Y España le ha dado el visto bueno. Es que España ya no es la de la Santa Inquisición ni la del Medioevo; es una España que se ha colocado muy bien en el concierto europeo, acabando con esa idea de que “Europa termina en los Pirineos”. Lo ha demostrado al darle un nuevo espaldarazo a un PSOE renovado, antes que a las propuestas del pasado y al separatismo violentista.
Uno de los grandes derrotados es, pese a su aumento de curules en el Congreso de Diputados, el Partido Popular (PP). Durante los cuatro años en que le ha tocado ser oposición, sus propuestas fueron de aplastamiento a la ETA, así como de algunos recortes en los derechos civiles y restricciones para los inmigrantes, provenientes de África y América Latina. También mostraron su oposición a normas como el matrimonio de los homosexuales y lesbianas.
Otra perla más en contra del PP es que algunos medios de comunicación, por medio de sus analistas políticos, responsabilizaban a esta agrupación política y a su líder, Mariano Rajoy, de vulnerar las instituciones.
Entre otros perdedores figuran los partidos como Izquierda Unida (IU), que solo obtuvo 3 de las 350 bancas del Congreso. Asimismo, los movimientos regionalistas también han visto muy disminuidas sus opciones. En el norte del país, donde existe predominancia vasca, el PSOE fue claro ganador.
Pese al atentado de ETA en el que murió un concejal perteneciente al PSOE, la población española acudió masivamente a las urnas, registrándose un 75 por ciento de asistencia, uno de los más altos de la historia electoral española post-franquismo.
Zapatero y su gobierno apostaron en estos cuatro años por la moderación en el lenguaje. Pese a los pedidos de poner la fuerza sobre ETA, prefirió dialogar con esta hasta el final, evitando caer en excesos que pudieran haber ocasionado violaciones a los derechos humanos. Sacó a su país del diabólico eje de George Bush, retirando las tropas españolas de Irak, las cuales fueron enviadas por su antecesor, José María Aznar, del PP. Incluso se tomó la molestia de defender a este, siendo su rival político en la interna hispana, ante los calificativos que le profiriera el mandatario venezolano Hugo Chávez en la Cumbre de las Américas, a fines del año pasado en Santiago de Chile, donde se hiciera famosa la frase “¿por qué no te callas?” del monarca español Juan Carlos.
Además, Rodríguez Zapatero promovió la igualdad de derechos para las minorías, tanto para los inmigrantes de América Latina y el África, maltratados por grupos fascistas y racistas de la Madre Patria; así como para los homosexuales, hecho al que se oponía el Opus Dei y sectores conservadores de la sociedad española.
Lo de América Latina es lo más relevante, pues la presencia del gobierno socialista garantiza que exista un mejor trato hacia los latinoamericanos residentes en este país; así como el aumento del intercambio comercial y cultural con nuestro continente.
Esta fue la apuesta de Rodríguez Zapatero y su gobierno. Y España le ha dado el visto bueno. Es que España ya no es la de la Santa Inquisición ni la del Medioevo; es una España que se ha colocado muy bien en el concierto europeo, acabando con esa idea de que “Europa termina en los Pirineos”. Lo ha demostrado al darle un nuevo espaldarazo a un PSOE renovado, antes que a las propuestas del pasado y al separatismo violentista.
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