Quién puede dudar, en estos momentos, de la autoridad moral y política con la que cuenta Armando Villanueva del Campo. Pese a sus 93 años, el veterano líder aprista mantiene su lucidez y precisión para emitir comentarios como los de esta semana.
Villanueva fue auto-crítico con su propio partido, al señalar que el APRA “está un poco atrasado en su estructura orgánica y no está debidamente adecuado, como (el líder fundador Víctor Raúl) Haya de la Torre previó, para su posterior gran desarrollo nacional”.
Para superar este déficit, Villanueva planteó que se realice un Congreso Nacional, para revisar todos los aspectos políticos y programáticos, y de paso se renueve la dirigencia, haciendo eco al pedido de las bases, las cuales desde la gran derrota aprista en las elecciones regionales del 2006, piden la cabeza del actual secretario general, el congresista Mauricio Mulder.
Que lo diga una persona que pasó las nueve décadas, y no una persona joven, nos dice mucho acerca de cómo está la cuestión interna en el Partido Aprista. Y no porque se tenga en menos la vejez (que es la voz de la experiencia) sino porque estas voces generalmente provienen de ímpetus juveniles.
Eso quiere decir que don Armando mantiene un espíritu joven, en contacto con la realidad. Es un hombre que no se ha quedado en el tiempo, sino que está al tanto de la realidad política del país. Y además es hidalgo en señalar públicamente las deficiencias del APRA, del cual es militante por más de siete decenios.
Y está también la trayectoria política de don Armando: dirigente de la JAP (Juventud Aprista Peruana) en sus años mozos, vocero de la Célula Parlamentaria Aprista en la época de la dictadura de Velasco, deportado varias veces por sus ideales políticos (la última a los 60 años, en 1975), candidato presidencial (1980), primer ministro, etc. Y ahora que no tiene ningún puesto, sigue dando que hablar en la política nacional.
Estas virtudes no las posee ninguno de los que están en la dirigencia política del partido de la Avenida Alfonso Ugarte. Engolosinados y sensualizados por el poder, prefieren optar por el “pragmatismo derechista” del que habló Javier Valle Riestra. Empezando desde el mismo Mauricio Mulder, que parece no querer soltar prenda.
El APRA necesita reinventarse, ahora más que nunca. Precisa urgentemente la definición en muchos temas, como la política económica que practica el gobierno, que contradice los principios apristas, por ejemplo. La sugerencia sería que retome el camino socialdemócrata que tomó en 2001, con la vuelta de Alan García al país, en vez de proseguir con el “derechismo” que ha denunciado Valle Riestra.
Estas definiciones y cambios en el partido de gobierno deben influir en el gobierno de García, para que dé un golpe de timón al rumbo por el que viene conduciendo al país.
Villanueva fue auto-crítico con su propio partido, al señalar que el APRA “está un poco atrasado en su estructura orgánica y no está debidamente adecuado, como (el líder fundador Víctor Raúl) Haya de la Torre previó, para su posterior gran desarrollo nacional”.
Para superar este déficit, Villanueva planteó que se realice un Congreso Nacional, para revisar todos los aspectos políticos y programáticos, y de paso se renueve la dirigencia, haciendo eco al pedido de las bases, las cuales desde la gran derrota aprista en las elecciones regionales del 2006, piden la cabeza del actual secretario general, el congresista Mauricio Mulder.
Que lo diga una persona que pasó las nueve décadas, y no una persona joven, nos dice mucho acerca de cómo está la cuestión interna en el Partido Aprista. Y no porque se tenga en menos la vejez (que es la voz de la experiencia) sino porque estas voces generalmente provienen de ímpetus juveniles.
Eso quiere decir que don Armando mantiene un espíritu joven, en contacto con la realidad. Es un hombre que no se ha quedado en el tiempo, sino que está al tanto de la realidad política del país. Y además es hidalgo en señalar públicamente las deficiencias del APRA, del cual es militante por más de siete decenios.
Y está también la trayectoria política de don Armando: dirigente de la JAP (Juventud Aprista Peruana) en sus años mozos, vocero de la Célula Parlamentaria Aprista en la época de la dictadura de Velasco, deportado varias veces por sus ideales políticos (la última a los 60 años, en 1975), candidato presidencial (1980), primer ministro, etc. Y ahora que no tiene ningún puesto, sigue dando que hablar en la política nacional.
Estas virtudes no las posee ninguno de los que están en la dirigencia política del partido de la Avenida Alfonso Ugarte. Engolosinados y sensualizados por el poder, prefieren optar por el “pragmatismo derechista” del que habló Javier Valle Riestra. Empezando desde el mismo Mauricio Mulder, que parece no querer soltar prenda.
El APRA necesita reinventarse, ahora más que nunca. Precisa urgentemente la definición en muchos temas, como la política económica que practica el gobierno, que contradice los principios apristas, por ejemplo. La sugerencia sería que retome el camino socialdemócrata que tomó en 2001, con la vuelta de Alan García al país, en vez de proseguir con el “derechismo” que ha denunciado Valle Riestra.
Estas definiciones y cambios en el partido de gobierno deben influir en el gobierno de García, para que dé un golpe de timón al rumbo por el que viene conduciendo al país.
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