Nuestros políticos han puesto el grito en el cielo a causa de unas fotos en las que una guapa y exuberante bailarina de un conocido grupo de cumbia, digna representante de nuestra belleza nacional, aparece completamente desnuda, montada en un caballo cubierto por la bandera peruana. Algunos congresistas han mencionado que se ha mancillado el símbolo nacional; la cereza de la torta la puso el ministro de Defensa, Ántero Flores – Aráoz, al decir que le pondrá una denuncia penal por esta razón.
Esta actitud de nuestros políticos esta relacionada con esa moralina hipócrita que siempre han mostrado, al igual que un sector de nuestra sociedad peruana que se muestra muy recatado, pero que hace sus cositas a escondidas. Ya lo acaba de decir el ex congresista Javier Diez Canseco, uno de los pocos que puede jactarse de haber pasado por la política con pulcritud, al respecto: “Apostaría que alguno de los ministros que ahora parecen indignados debe tener en alguno de los cajones de su escritorio varias de esas fotos porque conozco perfectamente el carácter de algunos de ellos”.
Y es hipócrita porque hay cosas que los políticos han hecho, sobretodo en las últimas dos décadas, que realmente han ofendido el honor de la Patria. Empezando con el Congreso, donde han habido parlamentarios tránsfugas, que se pasaban de una tienda política a otra a cambio de gollerías (y hasta dinero); otros que han utilizado sus influencias para colocar familiares en puestos del Estado (y a las mismas “amantes”); y hasta violadores de menores de edad hemos tenido.
Otro ejemplo es el último audio descubierto donde se muestra un diálogo entre dos congresistas, en el que uno le señala al otro que lo más importante no es el interés del país, sino el personal. Y se lo dice de la manera más descarada. Esto es sólo la muestra de un botón de toda la putrefacción que los envuelve.
No obstante, peor que esto es la soberbia y el olvido del pasado, traducida en el ocultar de la responsabilidad del Estado en la época de la violencia política, vivida en las décadas de 1980 y 1990. Recordemos que hace poco más de un mes, fueron halladas varias fosas en la localidad de Putis, en Ayacucho, donde yacían cientos de restos de campesinos del lugar. Incluso se halló cuerpos de madres sosteniendo a sus hijos, que quizás no pasaban los dos años de edad.
Todo esto bajo responsabilidad comprobada del Ejército peruano, que asesinó injustificadamente a estos inocentes, en el marco de la mal llamada “lucha contra la subversión”, que al final devino en un genocidio, tanto de parte del Estado como de Sendero Luminoso.
Flores - Aráoz ha decidido demandar a la bailarina, pero también ha resuelto no entregar documentos sobre los sucesos de Putis, acaecidos hace 24 años. Esto sí mancha al Estado de sangre. Esto sí ofende la memoria y la razón de millones de peruanos marcados por un conflicto armado que hasta el día de hoy, ha dejado muchas secuelas y heridas. Los ciudadanos pagamos nuestros impuestos al Estado, para que éste gobierne con justicia y rectitud, para que reconcilie a sus ciudadanos; y no para que aproveche sucesos como los de una bailarina que oculta su desnudez en una bandera peruana, y fabrique “cortinas de humo”.
Lo otro, no merece ninguna sanción más que la moral. Esto, claro está, para quienes lo consideren así. De mi parte, que quede allí.
PD: A todos los peruanos, felices fiestas patrias. Feliz 28.
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