Coincido perfectamente con Martín Tanaka. El analista político, en su columna de hoy del diario “Perú 21”, dice no creer que quienes han denunciado la corrupción (primero con la difusión de “petroaudios” y luego de “petromails”) tengan una verdadera intención de moralizar, sino que existen intereses de por medio.
También concuerdo con Tanaka en que se debe investigar la corrupción que ha quedado al descubierto. Estos hechos deben quedar bien esclarecidos, y sancionar a los que se encuentre responsables, con todo el peso de la ley.
Sin embargo, detrás de todo este escándalo político (que sigue trayendo cola), hay ocultas otras cosas que deben ser descubiertas. Hay algo que está más allá de lo evidente.
En primer lugar, es cierto que había un interés de por medio de Petrotech, que quería ganarle por puesta de mano a Discover Petroleum, la empresa noruega que se benefició gracias a los negociados descubiertos entre los corruptos Rómulo León y Alberto Quimper. La hipótesis es válida: como perdió la oportunidad de hacer un “faenón”, ya estaba siguiendo a los mencionados personajes, hasta encontrarlos “in fraganti”. Luego de tener segura la información, envió los audios a Canal 4, y luego a Perú 21, para que los vayan sacando “por paquetes”.
También es probable que la vinculación de Rosa María Palacios a ambos medios de información, y el hecho de ser esposa de Alberto Varillas, que a su vez trabaja para Petrotech, sea una evidencia de esto. Sin embargo, eso es sólo un indicio, y puede que Petrotech haya sembrado estas pruebas sin conocimiento de la citada conductora de TV y columnista en Perú 21 (donde también escribe Tanaka, por cierto).
Y aquí viene lo segundo. El difusor del primer audio fue Fernando Rospigliosi, ex ministro del Interior del régimen toledista, censurado por la bancada aprista en 2004, y antiguo militante de Izquierda Unida (por si no lo sabían). ¿Cómo obtuvo los audios?
Es evidente que la censura de hace cuatro años le quedó como una espina dolorosa a Rospigliosi, más aún por haber sido promovido por sus archienemigos los compañeros. Por eso, aprovechó esta oportunidad, como una forma de venganza del ex ministro, de tal forma que hizo que Jorge del Castillo, quien fuera uno de los impulsores de su censura, tuviera que dimitir al premierato, junto con varios de los integrantes de su gabinete.
Además, hay una vieja enemistad entre el APRA y un sector de la Izquierda, a la que llamaremos “ex - izquierdistas” (para no llamarles caviares, como acostumbra la derecha). Esta enemistad se ha convertido en competencia entre dos grupos de poder: una, la de los “ex - izquierdistas” que odia al APRA, que busca influir ya no por la vía de un partido, sino por medio de algunas ONG con ciertos intereses (no todas, ojo); y la otra, la cúpula aprista liderada por Alan García, que sólo busca el poder por el poder. Por eso ya había pactado con la derecha cavernaria (CONFIEP, Opus Dei, “ala dura” de las FF. AA.) desde un principio, tanto por odio a sus rivales como por el placer de estar cerca del mando.
Entonces, son sólo intereses políticos y económicos los móviles que promovieron este escándalo. No hay ningún interés por promover una lucha anticorrupción. Y me refiero a ambos grupos de poder, sin excepción.
La pregunta es: si Petrotech hubiera ganado la licitación, ¿se hubiera conocido toda esta corrupción?
También concuerdo con Tanaka en que se debe investigar la corrupción que ha quedado al descubierto. Estos hechos deben quedar bien esclarecidos, y sancionar a los que se encuentre responsables, con todo el peso de la ley.
Sin embargo, detrás de todo este escándalo político (que sigue trayendo cola), hay ocultas otras cosas que deben ser descubiertas. Hay algo que está más allá de lo evidente.
En primer lugar, es cierto que había un interés de por medio de Petrotech, que quería ganarle por puesta de mano a Discover Petroleum, la empresa noruega que se benefició gracias a los negociados descubiertos entre los corruptos Rómulo León y Alberto Quimper. La hipótesis es válida: como perdió la oportunidad de hacer un “faenón”, ya estaba siguiendo a los mencionados personajes, hasta encontrarlos “in fraganti”. Luego de tener segura la información, envió los audios a Canal 4, y luego a Perú 21, para que los vayan sacando “por paquetes”.
También es probable que la vinculación de Rosa María Palacios a ambos medios de información, y el hecho de ser esposa de Alberto Varillas, que a su vez trabaja para Petrotech, sea una evidencia de esto. Sin embargo, eso es sólo un indicio, y puede que Petrotech haya sembrado estas pruebas sin conocimiento de la citada conductora de TV y columnista en Perú 21 (donde también escribe Tanaka, por cierto).
Y aquí viene lo segundo. El difusor del primer audio fue Fernando Rospigliosi, ex ministro del Interior del régimen toledista, censurado por la bancada aprista en 2004, y antiguo militante de Izquierda Unida (por si no lo sabían). ¿Cómo obtuvo los audios?
Es evidente que la censura de hace cuatro años le quedó como una espina dolorosa a Rospigliosi, más aún por haber sido promovido por sus archienemigos los compañeros. Por eso, aprovechó esta oportunidad, como una forma de venganza del ex ministro, de tal forma que hizo que Jorge del Castillo, quien fuera uno de los impulsores de su censura, tuviera que dimitir al premierato, junto con varios de los integrantes de su gabinete.
Además, hay una vieja enemistad entre el APRA y un sector de la Izquierda, a la que llamaremos “ex - izquierdistas” (para no llamarles caviares, como acostumbra la derecha). Esta enemistad se ha convertido en competencia entre dos grupos de poder: una, la de los “ex - izquierdistas” que odia al APRA, que busca influir ya no por la vía de un partido, sino por medio de algunas ONG con ciertos intereses (no todas, ojo); y la otra, la cúpula aprista liderada por Alan García, que sólo busca el poder por el poder. Por eso ya había pactado con la derecha cavernaria (CONFIEP, Opus Dei, “ala dura” de las FF. AA.) desde un principio, tanto por odio a sus rivales como por el placer de estar cerca del mando.
Entonces, son sólo intereses políticos y económicos los móviles que promovieron este escándalo. No hay ningún interés por promover una lucha anticorrupción. Y me refiero a ambos grupos de poder, sin excepción.
La pregunta es: si Petrotech hubiera ganado la licitación, ¿se hubiera conocido toda esta corrupción?
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