El polifacético Juvenal Silva ha propuesto que la selección peruana de fútbol utilice la altura de Cuzco o Arequipa para el próximo partido ante Brasil. Digo polifacético, porque es presidente del Cienciano, titular de la Comisión Sudáfrica 2010 (es una redundancia esto de las comisiones mundialistas) y congresista de la República. Además, recientemente ha sido elegido parte del directorio de la Federación Peruana de Fútbol; aunque esto está en veremos en la Comisión de Constitución del Parlamento. Qué tal sed de poder tenías, Juvenal.
Volviendo a la propuesta de Juvenal, éste considera que la altura nos ayudará a vencer al poderoso Brasil, y que de esta manera podremos seguir con vida en la lucha por la clasificación al mundial.
Lo que no toma en cuenta es que, con el equipo que tenemos (por ahora), es muy difícil vencer a Brasil. A este Brasil, que además de ser consagrado campeón de América, tiene el plus de contar ahora con Ronaldinho Gaucho y Kaká, dos de los mejores futbolistas del planeta, que dejan como zapatillas a nuestros “europeos”.
Otro agregado es que con un equipo superior al peruano, Colombia no pudo doblegar a los brasileros en la altura. La altura es ventaja cuando se tiene un equipo bien armado en todas sus líneas, y con consistencia, como la Bolivia que clasificó a la Copa del Mundo en 1993 o el Cienciano campeón de la Copa Sudamericana 2003. La selección peruana no tiene ese armado.
Por último, el detalle más importante es el de las reglas. Originalmente, el partido con Brasil estaba programado para que se dispute en el Monumental de Lima. El reglamento establece que para cambiar el escenario, se debe notificar esta modificación con tres meses de anticipación। Para el cotejo con la “verde-amarelha”, queda menos de un mes.
¿Acaso esto no fue tomado en cuenta por el inefable Silva? Esto demuestra que este personaje metido en las antípodas del poder, solo piensa en lo inmediato, y de ninguna manera en propuestas de largo plazo. Es un dirigente que no tiene visión, y demuestra manejar sus asuntos con una gran improvisación.
Pero esto no debe sorprendernos. Juvenal Silva pertenece a la misma hornada de dirigentes que tenemos en el fútbol nacional (Burga, José Mallqui, los de los clubes que no pagan a sus futbolistas, etc.). Toda esta casta dirigencial que nunca piensa en el largo plazo, y que andan de tumbo en tumbo con sus decisiones disparatadas. Definitivamente, ni Juvenal ni sus colegas tienen altura.
No es que no se deba jugar en altura. Si se puede hacerlo, hay que tomarlo. Pero de esta manera no; de hecho, habría que adaptar a los jugadores a este clima. La realidad indica que la mayoría está en Europa, y los de aquí, pasan más tiempo en Lima que en sus equipos de los andes.
Además, en lo personal, la selección peruana siempre tuvo como fortín histórico el Estadio Nacional de Lima. Ese mismo coloso que los mismos dirigentes que ahora están en la FPF, han jodido con su absurda decisión de dejar que se le coloque pasto sintético, colocando a nuestro balompié como un conejillo de indias para experimentar por la FIFA. ¿O acaso el Camp Nou del Barcelona de España, o el Old Trafford del Manchester de Inglaterra tienen pasto sintético?
Volviendo a la propuesta de Juvenal, éste considera que la altura nos ayudará a vencer al poderoso Brasil, y que de esta manera podremos seguir con vida en la lucha por la clasificación al mundial.
Lo que no toma en cuenta es que, con el equipo que tenemos (por ahora), es muy difícil vencer a Brasil. A este Brasil, que además de ser consagrado campeón de América, tiene el plus de contar ahora con Ronaldinho Gaucho y Kaká, dos de los mejores futbolistas del planeta, que dejan como zapatillas a nuestros “europeos”.
Otro agregado es que con un equipo superior al peruano, Colombia no pudo doblegar a los brasileros en la altura. La altura es ventaja cuando se tiene un equipo bien armado en todas sus líneas, y con consistencia, como la Bolivia que clasificó a la Copa del Mundo en 1993 o el Cienciano campeón de la Copa Sudamericana 2003. La selección peruana no tiene ese armado.
Por último, el detalle más importante es el de las reglas. Originalmente, el partido con Brasil estaba programado para que se dispute en el Monumental de Lima. El reglamento establece que para cambiar el escenario, se debe notificar esta modificación con tres meses de anticipación। Para el cotejo con la “verde-amarelha”, queda menos de un mes.
¿Acaso esto no fue tomado en cuenta por el inefable Silva? Esto demuestra que este personaje metido en las antípodas del poder, solo piensa en lo inmediato, y de ninguna manera en propuestas de largo plazo. Es un dirigente que no tiene visión, y demuestra manejar sus asuntos con una gran improvisación.
Pero esto no debe sorprendernos. Juvenal Silva pertenece a la misma hornada de dirigentes que tenemos en el fútbol nacional (Burga, José Mallqui, los de los clubes que no pagan a sus futbolistas, etc.). Toda esta casta dirigencial que nunca piensa en el largo plazo, y que andan de tumbo en tumbo con sus decisiones disparatadas. Definitivamente, ni Juvenal ni sus colegas tienen altura.
No es que no se deba jugar en altura. Si se puede hacerlo, hay que tomarlo. Pero de esta manera no; de hecho, habría que adaptar a los jugadores a este clima. La realidad indica que la mayoría está en Europa, y los de aquí, pasan más tiempo en Lima que en sus equipos de los andes.
Además, en lo personal, la selección peruana siempre tuvo como fortín histórico el Estadio Nacional de Lima. Ese mismo coloso que los mismos dirigentes que ahora están en la FPF, han jodido con su absurda decisión de dejar que se le coloque pasto sintético, colocando a nuestro balompié como un conejillo de indias para experimentar por la FIFA. ¿O acaso el Camp Nou del Barcelona de España, o el Old Trafford del Manchester de Inglaterra tienen pasto sintético?
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