El domingo 20 por la mañana, Alejandro Toledo debe haber despertado con poco humor. Seguramente vio el titular del diario El Comercio, en el que daba cuenta de una encuesta de Ipsos Apoyo, que si bien es cierto lo mantenía en el primer lugar de las preferencias electorales, había bajado tres puntos, y su ventaja no era tan amplia como lo ha sido durante casi toda la campaña. Y debe haberse dado más golpes en la pared cuando observó, al día siguiente, la otra encuesta de Datum, en la que se repite la misma situación.
Toledo ha liderado las preferencias electorales durante casi toda la campaña. Y es natural que haya un desgaste, y por ende un descenso en las encuestas. Pero a eso se agregan los errores que han cometido él y sus colaboradores, luego de haberse manejado perfectamente durante enero y febrero pasados.
Lo primero, darle bola a los informes del consumo de whisky. Eso se rebatía fácilmente con el tema de los vinos en Palacio de Gobierno. El posterior enfrentamiento con Luis Nava, un candidato a un organismo intrascendente como el Parlamento Andino. El mostrar la prueba toxicológica que nadie le pedía más que algunos de sus rivales, que ridículamente, mostraban sus resultados negativos como si fuera garantía para votar por ellos.
Pero lo más grave fue la disputa con Pedro Pablo Kuczynski. El tipo iba en quinto lugar con un exiguo cinco por ciento. En un principio PPK “lo picó”, y Toledo le respondió. Bastaba con eso; sin embargo, el Cholo tomó la iniciativa dándole puyazos, y lo único que logró fue levantarlo, a tal punto que si bien es cierto sigue en la misma posición, el líder de la Alianza por el Gran Cambio ha pasado a tener de entre 12 a 14 por ciento, y ahora pelea por entra en la segunda vuelta. ¿Cuándo se ha visto que el primero se ponga a pelear contra el quinto?
A pocas semanas de las elecciones, esto podría ser determinante. Mas nuestra política es impredecible. Por eso, Toledo tiene que tomar en cuenta algunos consejos si quiere recuperar algunos puntos para estar nuevamente seguro en el ballotage.
Primero, debe dejar de lado los ataques. No responderlos, y más bien centrarse en hacer propuestas. Segundo, presentarse como garantía de democracia, y recuperar su papel de opositor al gobierno. Investigar qué cosas se cocinan en el régimen aprista y pronunciarse firmemente. Y posicionarse al centro ideológico. Los extremos (Ollanta y PPK) están subiendo. Debe dejar en claro que es moderado, pues la gente en el Perú tiende a votar en esa zona política. Y evitar los triunfalismos: eso también lo ha perjudicado. También debe recordar que, junto a Alan García, es el único que tiene la facilidad de cambiar de discurso sin despeinarse.
En síntesis, volver a la estrategia que lo caracterizó en enero y febrero. Y recordar que es Alejandro Toledo. Ese mismo que puede entusiasmar a la gente, pero que, al final, a veces se convierte en enemigo de sí mismo.
Toledo ha liderado las preferencias electorales durante casi toda la campaña. Y es natural que haya un desgaste, y por ende un descenso en las encuestas. Pero a eso se agregan los errores que han cometido él y sus colaboradores, luego de haberse manejado perfectamente durante enero y febrero pasados.
Lo primero, darle bola a los informes del consumo de whisky. Eso se rebatía fácilmente con el tema de los vinos en Palacio de Gobierno. El posterior enfrentamiento con Luis Nava, un candidato a un organismo intrascendente como el Parlamento Andino. El mostrar la prueba toxicológica que nadie le pedía más que algunos de sus rivales, que ridículamente, mostraban sus resultados negativos como si fuera garantía para votar por ellos.
Pero lo más grave fue la disputa con Pedro Pablo Kuczynski. El tipo iba en quinto lugar con un exiguo cinco por ciento. En un principio PPK “lo picó”, y Toledo le respondió. Bastaba con eso; sin embargo, el Cholo tomó la iniciativa dándole puyazos, y lo único que logró fue levantarlo, a tal punto que si bien es cierto sigue en la misma posición, el líder de la Alianza por el Gran Cambio ha pasado a tener de entre 12 a 14 por ciento, y ahora pelea por entra en la segunda vuelta. ¿Cuándo se ha visto que el primero se ponga a pelear contra el quinto?
A pocas semanas de las elecciones, esto podría ser determinante. Mas nuestra política es impredecible. Por eso, Toledo tiene que tomar en cuenta algunos consejos si quiere recuperar algunos puntos para estar nuevamente seguro en el ballotage.
Primero, debe dejar de lado los ataques. No responderlos, y más bien centrarse en hacer propuestas. Segundo, presentarse como garantía de democracia, y recuperar su papel de opositor al gobierno. Investigar qué cosas se cocinan en el régimen aprista y pronunciarse firmemente. Y posicionarse al centro ideológico. Los extremos (Ollanta y PPK) están subiendo. Debe dejar en claro que es moderado, pues la gente en el Perú tiende a votar en esa zona política. Y evitar los triunfalismos: eso también lo ha perjudicado. También debe recordar que, junto a Alan García, es el único que tiene la facilidad de cambiar de discurso sin despeinarse.
En síntesis, volver a la estrategia que lo caracterizó en enero y febrero. Y recordar que es Alejandro Toledo. Ese mismo que puede entusiasmar a la gente, pero que, al final, a veces se convierte en enemigo de sí mismo.
2 comentarios:
ilustrativo!!!
ilustrativo
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