lunes, 13 de junio de 2011

La derecha rabiosa y la respuesta de Humala

Apenas se conocieron tanto los resultados a boca de urna como los primeros oficiales de la ONPE, que daban como ganador a Ollanta Humala, los representantes de nuestra derecha comenzaron a patalear.

Primero aparecieron en televisión Pedro Pablo Kuczynski, candidato perdedor; y Mercedes Aráoz, cuya candidatura nunca despegó y más bien fue una especie de aborto político. Ambos, con los rostros desencajados, recomendaron algunas cosas al virtual presidente electo, como si el ganador tuviera que hacer lo que le dicen los derrotados. Y que estos personajes aparezcan en TV siendo fracasados políticamente dice mucho del peso que tienen en los espacios de poder económico.

El lunes, cuando se confirmaba el triunfo de Humala según las cifras de la ONPE, la derecha volvió a patalear. Esta vez ya no por medio de sus voceros, sino de sus ejecutores en la Bolsa de Valores de Lima, la cual bajó 12 puntos en el Índice General, acaso el más alto descenso de la historia. Después de esta jugada, otra vez aparecieron otros voceros a exigirle a Humala que nombre a su Jefe de Gabinete y al que será ministro de Economía. Claro, a ellos sólo les importa quien le cuide su bendito modelo económico, pero no se escuchó ninguna voz que pidiera a los ministros de Educación y Salud, como mencionara en su columna hace unos días el analista político Santiago Pedraglio.

¿Y cuál fue la respuesta de Humala? Primero, se encerró en su búnker en el Hotel Los Delfines (el mismo de los ascensores, ¿no Lúcar?) y no le dio bola a los escandaletes derechosos. Eso sí, su primera vicepresidenta, Marisol Espinoza, anunció a los integrantes de la Comisión de Transferencia. Aún así algunos medios, por medio de sus columnistas seguían exigiendo, pero no fueron escuchados. Olvidan que tanto Alejandro Toledo y Alan García nombraron su gabinete días antes de asumir el mando.

Humala después de todo sacó la vuelta, y se fue de gira latinoamericana. Primero viajó a Brasil a encontrarse con la presidenta Dilma Rouseff, y el exmandatario Lula Da Silva. Señal de cuál será su ruta en materia de relaciones exteriores. Luego realizó visitas a los presidentes Fernando Lugo, de Paraguay, y José Mujica, de Uruguay. Al momento de escribir esta columna, Humala está viajando a la Argentina para reunirse con Cristina Fernández; y luego acudirá a Chile para tener un cónclave con Sebastián Piñera.

Esta gira dice mucho de cuál será su orientación tanto en el barrio latinoamericano como en política: una izquierda moderada acompañada de buenas migas (en lo posible) con Chile. Acercamiento al Mercosur, básicamente. Esperemos que siga por ese camino. Lo cual no quiere decir que vea a Venezuela, Cuba o Bolivia como el demonio. Hay que tener buenas relaciones con todo el continente.

No obstante, otros analistas creen que Humala ha sido arrinconado (César Hildebrandt dixit). Pero a mi parecer, Humala ha preferido escapar del mundanal ruido político en nuestro país, sin hacer caso a la voces que quiere asustar. Parece que ha hecho bien. La gran pregunta, eso sí, es si seguirá por el camino de las buenas decisiones. El Perú aguarda.

Foto:  Revista Generacción.

miércoles, 8 de junio de 2011

Ollanta llegó

Tras largos cinco meses, la intensa campaña electoral que hemos vivido ha terminado. Y quizás como no poca gente se lo imaginaba, pues a inicios de enero, gran parte de la opinión pública no daba posibilidades de victoria a Ollanta Humala, que en ese momento figuraba cuarto en las encuestas con entre 10 y 12 por ciento. El establishment parecía tranquilo, y la fiesta andaba en paz.

Sin embargo, desde ese caluroso mes de enero a este gris y otoñal mes de junio, muchas cosas cambiaron. Ollanta Humala ha ganado en una campaña electoral intensa y polarizada. Los wikileaks marcaron su primer repunte en febrero, y en marzo comenzó a ganar adhesiones, hasta lograr el primer lugar. En la segunda vuelta, sufrió el cargamontón de los medios; pero su perfil moderado, los errores garrafales de los asesores de su contendora, y la marcha anti-fujimorista del 26 de mayo, le dieron la victoria. Su gran mérito ha estado en mantener la calma y haber aprendido de los errores, tanto de estrategia como de visión política, que cometió en la elección de hace cinco años.

Seguramente Humala es consciente de que su victoria ha sido harto difícil de obtener. La campaña de demolición que enfrentó es una prueba de ello. Pero lo que viene es mucho más difícil.

Primero, porque ahora que será Presidente de la República, Humala estará en los ojos de todo el mundo. La misma prensa que se ha encargado de tirarle basura en estos meses no lo dejará tranquilo, pues es sabido que defienden grandes intereses que están detrás. Intereses que pueden venirse abajo si Humala emprende reformas redistributivas que a éstos no les conviene. En ese sentido, el nuevo Jefe de Estado deberá tener “muñeca” y paciencia para manejarse. Allí tendrá que pedir algunos consejos a Alejandro Toledo, quien luego de acceder al poder tumbándose a la mafia fuji-montesinista, sufrió un cargamontón que no le hicieron a Alan García.

Segundo, tendrá que hacer alianzas en el Congreso. Perú Posible podría ser una posibilidad que no sólo sostendría la gobernabilidad, sino que garantizaría que puedan emprender algunas reformas comunes que tanto Gana Perú como el partido de la chakana plantearon en la campaña. La alianza con la agrupación de Toledo, que está más al centro, sería algo así como la Concertación en Chile, y pondría un buen dique a las pretensiones de la derecha compuesta por el fujimorismo, el APRA y algunos integrantes del PPC y Solidaridad.

Tercero, Es la oportunidad de buscar respaldos internacionales. La alianza con Brasil y Argentina, además de buscar más a Unasur, le dará un buen soporte ante los intentos de cierta derecha cavernaria por sacarlo del poder. Porque eso van a buscar. Así se pudo frenar, por ejemplo, la intentona golpista en Ecuador. Y alejarse un poco del bloque más cercano a los Estados Unidos. Claro está, marcando su propio perfil como presidente de una nación soberana.

Cuarto, impulsar las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, tanto en la reparación a las víctimas como en la búsqueda de justicia.

Quinto, no debe temblarle la mano en la lucha contra la corrupción. La de hace veinte años, la de ayer, la de hoy y la de mañana. Debe facilitar todas las herramientas al Poder Judicial, y no entorpecer su trabajo como lo ha hecho el régimen de Alan García.

Sexto, una lucha frontal contra la pobreza. Dar impulso a los programas sociales y generación de empleo digno. Hacer justicia social con los trabajadores, los campesinos, los jubilados; y resolver los conflictos sociales que deja García.

Quizá haya llegado el momento de lograr ese gran cambio social que anheló mucha gente para el Perú, como Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. Para eso estaremos atentos y vigilantes. Eso sí, no es un cheque en blanco.

Foto: Diario El País de España.