viernes, 21 de setiembre de 2007

Fujimori cayó… y ahora, ¿qué sigue?

Luego de casi dos años de larga espera, la Corte Suprema de Justicia de Chile decidió, en última instancia, extraditar al ex presidente Alberto Fujimori a nuestro país, a fin de que responda por acusaciones de corrupción y delitos contra los derechos humanos ocurridos durante su gobierno (1990-2000).

Pese a que no fueron considerados cinco de los doce cuadernillos en la extradición, lo fundamental está en que, dentro de los siete expedientes por los que deberá responder ante la justicia peruana, están los casos de crímenes de lesa humanidad, como las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos. Son hechos que son ineludibles, debido a que no son prescriptibles.

La pregunta ahora es: ¿qué vendrá después? No se trata aquí de la absurda discusión sobre en qué penal debe ser recluido Fujimori, en su calidad de detenido. Eso lo deben resolver las autoridades competentes.

El asunto principal radica en las movidas políticas que se podrían realizar en este tiempo: este es un punto de quiebre en este momento político. Porque es sabido que, pese a tener muchos detractores, Fujimori también tiene seguidores, nos guste o no. Y no es cualquier detenido como tantos generales o ministros que fueron adeptos a su régimen. Es el pez gordo. De hecho, va generar controversia y polémica.

Aquí se comprobará realmente si el gobierno aprista tiene ese famoso “pacto bajo la mesa” con el fuimorismo, o si estos solo se colgaban del régimen de García Pérez para “ganarse alguito”, aprovechando además la cercanía a la derecha que ha demostrado el APRA en estos 14 meses de gestión. Es la oportunidad del partido de gobierno de sacarse ese peso de encima, además de dar un giro en las banderas que ha asumido: las de la derecha. Ventaja tiene: está en el poder y no necesita el apoyo incondicional de una bancada para lograr sus objetivos en el Parlamento, pues logra el apoyo del fujimorismo y Unidad Nacional cuando le conviene, e igual con los otros sectores políticos (léase UPP).

También se verá la capacidad de la oposición para reconstruirse a partir del rechazo de una buena parte de la población hacia Fujimori. Pese a su fuerza dentro del Congreso (más por el número de congresistas que por peso político), no son fuerzas que hayan podido lograr una ubicación expectante dentro de la opinión pública, como lo hiciera el APRA durante el gobierno de Alejandro Toledo. Sus denominados “líderes” no han aparecido: ni Ollanta Humala ni Lourdes Flores son siquiera la sombra de lo que llegaron a ser en las elecciones presidenciales del año pasado. Los otros sectores políticos también tienen una oportunidad para rehacerse (Acción Popular, Somos Perú, etc.)

Por último, lo más peligroso quizá, es la utilización de Fujimori, ya en suelo peruano (pese a estar en la cárcel), de la coyuntura, que podría favorecerlo en caso sepa presentarse con la imagen de un perseguido político. Pese al tiempo que ha pasado alejado del escenario nacional (aunque se ha mantenido en boca de todos), no ha perdido cintura política. Dependerá de él, así como de aquellos enemigos políticos que ganó después de 1992, su destino en la política nacional.

El tema del juicio pasa a segundo plano. Porque es un hecho que el tema se va politizar.

jueves, 13 de setiembre de 2007

Doctora Hildebrandt, ¡basta ya!


CARTA ABIERTA A LA DOCTORA MARTHA HILDEBRANDT PEREZ-TREVIÑO

Dra.
Martha Hildebrandt
Congresista de la Republica del Perú
Presente.-

Quisiera expresar mi preocupación y rechazo, ante las actitudes que usted ha tenido en el ultimo año y medio hacia dos de sus colegas, como son María Sumire e Hilaria Supa, quienes, gracias a Dios y al pueblo peruano, ahora representan en el Congreso, de manera legitima, justa y necesaria, a una comunidad tan aislada, menospreciada y olvidada, como la andina, a la cual le debemos gran parte de nuestro legado y tradición.

Cuando Sumire y Supa juramentaron, en julio del año pasado, en quechua, (idioma del cual deberíamos sentirnos orgullosos los peruanos de que aún exista), usted no les aceptó su juramento, sino que les quiso hacer hablar en español. Ahora ultimo, rechazó un proyecto de Ley que presentaron ambas en defensa de las lenguas nativas, refiriéndose a este con expresiones como esta: “no va servir para nada”, y con desprecio hacia sus colegas parlamentarias como “niñas quechuahablantes”.

Usted representa a esa clase que aun cree en aquella vieja frase del gran poeta iqueño Abraham Valdelomar, quien ironizaba a la sociedad limeña de esta forma: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert, y el Palais Concert soy yo”. Es decir, de aquellos que creen que el Perú de hoy es el mismo de comienzos del siglo XIX, donde los andinos y amazónicos no existían, y solo eran vistos como ciudadanos los limeños descendientes de la colonia.

Esa misma clase que, al ver vista “su” Lima invadida por los habitantes de la sierra y la selva (obligados a hacer esto en vista del criminal centralismo y olvido de las provincias), primero huyeron del centro de la capital hacia otros lugares, tratando de crearse nuevos “ghettos”, como Miraflores o San Isidro, por miedo a que los invada “la choledad”. Pero igual, la expansión de lo andino era tanta, que ahora se fueron algunos kilómetros al sur, a ese lugar llamado Asia, al cual denominaron “exclusivo”, y donde muchos que tengan la piel oscura o cobriza no pueden entrar ni siquiera a sus playas. Lo mismo pasa con las discotecas y otros lugares de recreación. ¡En pleno Siglo XXI!

Usted pertenece a esa clase, doctora Hildebrandt. Esa clase que solo cree que lo occidental debe prevalecer sobre lo autóctono. Son pocos, pero, ¡qué poder manejan!

Llama la atención más, que usted, siendo una conocedora de la lingüística, y por ende de los peruanismos, muchos provenientes del quechua y el aymará, tenga una actitud de desprecio hacia sus habitantes, y a sus tradiciones culturales.

Esas épocas del “Palais Concert” y todo ello se acabaron, doctora Hildebrandt. Acepte que el Perú ya cambió, que las provincias ahora reclaman abiertamente, y sin miedos, sus derechos a expresarse de acuerdo a su cultura y su lengua. Acepte que el Perú no sólo es de los limeños de pura cepa, hijos de europeos: El Perú es también mestizo. Y también indio, negro y oriental, sea japonés o chino.

Y por favor, lo mejor que puede hacer usted es permanecer dormida en las sesiones del Pleno del Congreso, como es que lo suele hacer. Ya no intervenga mejor. Cada vez que lo hace, le aflora el desprecio y la altivez que la caracteriza. Gracias por sus aportes culturales a la nación, con sus libros y trabajos sobre lingüística y todo ello. Pero hasta allí nomás.
Basta ya, doctora Hildebrandt.

Atentamente,

Víctor Liza Jaramillo
Ciudadano peruano

jueves, 6 de setiembre de 2007

Se fue el tenor del pueblo

Luciano Pavarotti ha muerto. Fue a las 5 de la mañana (hora italiana) de hoy, víctima del cáncer al páncreas, mal que lo afectó en los últimos años. Su partida ha dejado vacío un espacio muy grande, no solo en el mundo de la lírica, sino en el arte y la cultura en general.

Su voz impresionante y extraordinaria está considerada como una de las mejores del bel canto, de los últimos 50 años. Pero no sólo destacó, entre sus colegas tenores y sopranos, por esa calidad que poseía, sino por otras virtudes que iban más allá de la música.

Es bien conocido que la ópera, tradicionalmente, ha estado vinculada a las clases altas de las diferentes sociedades del mundo. Siempre se cantó en los teatros de lujo, ante las damas y caballeros más acomodados económicamente. No se admitía a otras gentes, que se vinculaban más a lo popular.

Sin embargo, Pavarotti cambió ese concepto. Pese a que la mayoría de tenores cantaba en teatros, y él mismo lo hacía, la diferencia fue que Pavarotti se trasladó a escenarios poco comunes para un tenor, como por ejemplo los estadios de fútbol o al aire libre. Como lo hacen los cantantes de música pop.

Y no sólo difundió su música a públicos poco comunes para la ópera, sino que se juntó con artistas como Sting, o el mismo Bono, líder de la banda irlandesa U2, para interpretar juntos. Trató de llevar la ópera a otrose sectores, tanto en lo social como en lo generacional. El ejemplo es que muchos jóvenes lo admiran.

Esa fue una de las principales características del gran tenor italiano, además de su extraordinaria voz, tan natural que incluso en las notas más altas no se notaba que hiciera esfuerzo en su rostro.

Pavarotti tuvo vínculos con el Perú. Visitó nuestro país en 1995, y fue reconocido por su carisma y don de gentes. Hace un par de años, declaró como su sucesor nada menos que a un peruano: Juan Diego Flórez, quien recibió este halago de su maestro con mucha humildad. Que también fue característica de Pavarotti.

Toda Italia ahora está de luto. El mundo también.